3-. Recuerdos y Llegadas.

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—¿diga?— dije. —ahora no, insecto...estoy conduciendo... No te incumbe...deja de usar el teléfono de Mamá...No me importa... Adiós.

Colgué, simplemente no me importaba que mi hermano menor, tratará de comprarme, para claramente, que mis padres le compren un nuevo teléfono.

No, señor.

Desde el encuentro con Gemma, omitiendo de que, casi, le causo un accidente.

Mi mañana, pasó "normal",

Y entonces allí estaba yo, con as indicaciones de una enfermera, dirigiendome al ultimo piso de aquel hospital.

Reí cuando pase por el pasillo que conducía a los baños.

Flashback

—¿estará bien?— dijo una Vanessa de 11 años.

—eso esperamos, solo se fracturó un brazo ¿no?— hablo Leah.

—tengo que ir al baño — dijo Liam.

Fruncí el ceño —¿ahora?— asintió. —ve.

—no quiero ir solo — dijo y rodé los ojos.

—¡oh vamos, hermano! — dijo Sebastian.

—¿me acompañan?— Ethan suspiró.

—Andando — Dijo.

Caminamos por los pasillos.

—¡Miren! ¡Una maquina expendedora!— dijo Theo ilusionado y corrió hacia ella.

—¡Theo!— dijo Christian.

—yo iré con ellos — dije —ustedes vallan al baño.

Ellos asintieron y se fueron.

—¡quiero esas!...¡no!...¡esas!— decía Theo —¡Mejor las picantes! ¡No!...¡Sí!...¡Galletas!

—Decidete Theo — dije y él bufo.

—no debimos cumplir su capricho —hablo Christian.

—si no lo haciamos, nos traería de todas formas — reí y Christian también.

—¡No! ¡Rayos!— grito Theo y pateo la máquina.

—¡Theodore!— lo regañe.

—¡Tonta maquina! ¡no me devuelve el billete! ¡y ni siquiera sale mis galletas!.

Entonces, empezó a meter su Mano, por donde salia las golosinas. —no deberías hacer eso — dije.

—si te callas, te daré dos de mis galletas.

Este niño, tiene futuro de Mafioso, sabe como negociar.

—Theo, si sales herido, no me haré cargo y cuando estés en un cajón, pondré la macarena en tu funeral — dijo Christian.

¿Once años? ¿no?.

—Shhhh — dijo —oh oh.

—oh mierda — dije y Christian me fulmino con la mirada.— lo siento.

—mi mano — dijo Theo.

—¿por que...? ¿¡Que han echo!?— gritó Leah, Vanessa estaba a su lado.

Estamos en problemas.

—¡Theo!— grito Vanessa —¿como? ¡¿como?!

—mis galletas no salían y decidí sacarlas por mi cuenta.

—rayos — Leah golpeó su frente con la palma de su mano.

—¿como lo sacamos?— dijo Vanessa.

—piensen ustedes, mujeres — dije y recibí un zape de parte de Leah —¡Auch!

—Callate, mejor — dijo.

(...)

¡oh vamos! — chilló Camila.

—a pasado 15 minutos y aún no lo sacamos, y nadie quiere ayudarnos.

—¿y los padres de Pamela?

—están en el consultorio...— Gemma hablo y alguien la cortó.

—¡Mantequilla!— grito Sebastian.

—eso podría funcionar — Dijo Abbi.

—¿te estas escuchando, Abbi?— dijo Vanessa.—pero...no es mala idea.

—quien podría conseguir un poco de mantequilla de la cocina del hospital...— empezó Sebastian.

—debe ser alguien que sepa escabullirse y mentir bien...— continúe

Y de pronto todos miramos a Leah, incluido Theo.

—¿que?— dijo y guardó su teléfono.

—Vamos, Leah, tu eres perfecta...— Liam empezó y Leah lo cortó.

—bien — dijo y sonreímos.—pero, quiero que alguien me acompañe.

—¡Liam cabeza hueca!— gritó Vanessa.

—diga usted...espera, ¿que?.

—vallan.

A los pocos minutos, ellos regresaron con algo entre sus manos.

—ugh, recuerdenme nunca, nunca, ir a la cocina de un hospital. — dijo Leah. —tomen.

—Solo pongamos un poco, alrededor de su brazo, tal vez salga —dijo Abbi.

—auch — dijo Theo —despacio, Gemma.

No salio con la mantequilla pero teníamos a un Theo con la mano llena de mantequilla.

—gracias por las tontas ideas, Sebastian — dijo Gemma sarcásticamente.

—hum, hay que seguir intentado—dijo Liam y halo del brazo de Theo.

—¿necesitan ayuda, pequeños? —dijo una enfermera.

—pequeños tu...— susurró Ethan y golpeé su cabeza.

—oh — dijo, al ver a Theo — esto será fácil, no te nuevas, Cariño.

Unos segundos después la mano de Theo había sido liberada.

Y las galletas también.

Pero, estas habían saludo disparadas a la cara de la enfermera y esta termino con un ojo morado.

—mocosos — dijo enojada y se fue.

Todos comenzamos a reír.

—¿vieron su cara?— dijo Ethan y limpió una lágrima de su rostro.

Fin del FlashBack.

Un día gris, puede tener color, ¿no?.

Me senté en una silla que estaba en la sala frente al cuarto donde estaba, Camila.

El sonido claro de unos tacones me saco de mis pensamientos..

—¡Aaron!— me llamaron.

Reencuentro ZodiacalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora