Día 6: Jazz con estrellas. Parte 1.

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''Hoy me he despertado muy temprano para preparar un delicioso desayuno a mis dos amores, ya se acaba mi semana, ya no falta nada para irme, me estoy sintiendo más débil, más cansado, el corazón se me agita de vez en cuando y me duele, pero debo ser fuerte, debo serlo porque si voy a morir, por lo menos quiero hacerlo sabiendo que he hecho feliz a mis dos grandes amores, porque de ellas depende mi felicidad ahora. 

-¿Qué huele tan bien? -Me preguntó Sara, cuando terminaba de poner los huevos fritos en un plato.

-Bueno, hoy quise tener un delicioso desayuno familiar, ¿hace cuanto no tenemos uno?.

-Desde que Milagros cumplió un año... -me dijo Sara, me sentí mal, ojala pudiera vivir más, les haría el desayuno todos los días.

-¿Sigue durmiendo?... -le pregunté a Sara.

-Si, ¿como vamos a decírselo? -me preguntó.

-Aún no lo sé, pero debemos hacerlo, ella es inteligente, muy inteligente, ella entenderá...

-Se le romperá el corazón...

-¡Ey!, no pensemos en eso ahora, disfrutemos que aún estoy aquí, ¿si?

-Si.

Resulta que mientras decíamos todo eso, Milagros nos estaba escuchando, se había despertado unos minutos después que Sara, lo cual era extraño porque ella compartía uno de mis malos hábitos, despertarse tarde. Por cierto, he notado que no les he contado mucho acerca de Milagros, bueno, lo haré ahora. Ella tiene seis años, se llama así porque realmente fue un milagro que naciera, no quiero recordar ese momento, pero lo fue, sé que es tonto que yo creyera en milagros en ese entonces, pero el nombre no se lo puse yo, se lo puso Sara y ahora agradezco que lo haya hecho, es una niña muy lista, muy hermosa, se parece a su madre, tiene sus mismos ojos café y siempre tiene una respuesta para todo. Eso fue lo que me enamoró de Sara, es muy inteligente y siempre sabe que decir, por algo es abogada. 

-¿Decirme que papis? -preguntó Milagros.

-Nada hija... -le respondí.

-Louis... -dijo Sara- ahora es el momento adecuado.

-Si...

Me acerque a Milagros, me arrodillé y la miré a los ojos, debía ser fuerte, no podía quebrarme en ese momento, porque si lo hacia ella lo haría y no podía permitirme verla hacer eso.

-Mi princesa, papi esta enfermo...

-¿Vas a morir? -me preguntó inocentemente.

-Bueno... -respiré profundo- si...

-Papi...

-Alto, antes de que digas algo, antes de que llores o algo por estilo, déjame explicarte algo, hay dos tipos de muerte, la primera es la más fea, es cuando el muerto, deja de existir por completo, ya no existe más...

-¿Y la segunda? -preguntó ella.

-Es la muerte que tendré, claro, eso dependerá de ti...

-¿De mí?...

-Sí, déjame explicarte, algunos muertos siguen vivos y eso es gracias a sus seres queridos, siempre me vas a tener, siempre estaré a tu lado, pero debes creer que así sera, debes pensarme todos los días, no me olvides mi princesa, si no me olvidas entonces nunca moriré, pero si lo haces...

-Sera como la primera muerte -me interrumpió, les dije que era lista.

-Así es mi amor... -no continué porque supe que no era necesario, lo supe porque me abrazo muy fuerte.

-Te quiero papi.

-Y yo a ti mi princesa.

Tuvimos un fabuloso desayuno, Sara y yo recordamos muchas cosas del pasado, reí mucho, Milagros me contó muchas cosas de su escuela, les hable sobre Pascal y las anécdotas que había tenido con él. 

-Papi, quiero un cachorro -dijo Milagros en un momento de la conversación.

-Por supuesto mi princesa -le respondí sin si quiera pensarlo. 

Creo que hacia falta uno en la casa, yo nunca tuve un cachorro, pero un vecino mío si lo tuvo, no recuerdo bien su nombre ya que era un amigo de la infancia, él no tenia papá, pero si no recuerdo mal, su perro murió, recuerdo que a él lo golpearon mucho, casi muere pero su perro lo defendió, si mal no recuerdo también, su perro murió tiempo después, pero se había vuelto agresivo, bueno, esa es otra historia, a lo que quiero llegar es que es bueno tener a un perro en casa.

En la tarde fuimos a una perrera municipal y adoptamos uno, yo quería comprarle un perro a Milagros, pero ella no quería eso, me dijo que adoptar es mejor que comprar, a veces me sorprende lo inteligente que es esa niña.

Cuando llegamos a casa, encendí la radio y escuché algo que ya había escuchado semanas atrás, pero claro en ese entonces no me interesaba, hoy se daría la noche estrellada, el cielo estaría lleno de estrellas, pero solo se podría ver desde lugares altos, entonces se lo comenté a Sara y me dijo que era buena idea ir a verlo esa noche, pensé primero en hacerlo desde mi edificio, pero luego pensé, en el cerro San Cristóbal, desde allí seguramente se vería mejor.

Antes de eso fuimos a ver una película, no recuerdo el nombre, pero me gusto mucho, porque en esa película hubo mucho jazz y el jazz me fascina, no solo a mí, a Sara también, recuerdo que nos enamoramos bailando una canción, esa canción se llama ''Besame mucho'', la canta Bobby Sanabria, aunque claro, hay muchas versiones, pero la de Bobby me fascina. 

Entonces, nos dirigimos al cerro, fuimos con la camioneta, estábamos por llegar, hasta que alguien encapuchado nos detuvo, debo admitir que me asusté mucho, creí que nos robaría. Me detuve y él se acerco a mi puerta, tocó la ventanilla con sus nudillos y la baje.

-Bonito coche, si quieres que siga siendo tuyo más te vale que lo dejes aquí -me dijo, llevaba gafas de sol.

-Ah, ¿sí?, ¿y acaso debo dejártelo a ti? -le pregunté seriamente, no confiaba para nada en él.

-Es lo que más te conviene amigo, yo lo vigilaré, allá arriba, tendrás que decirle adiós.

-Pues no confió en ti, no confió en ti para nada.

-Amigo, yo no soy ningún ladrón, ¿esta bien?, no fui criado así, ¡ey!, soy un maldito ángel guardián, créeme, es lo mejor.

Nuevamente escuchaba lo de ángel guardián, recordé a Pascal, luego al guardia del cementerio y aunque cuestionen lo que leerán, acepté darle la camioneta para que la cuidara.

-Esta bien, ¿cuanto dinero quieres? -pregunté.

-Veinte 'lucas', nada más -me dijo sacándose los lentes de sol y nuevamente estaba esa mirada, esa mirada que se me hacia tan conocida, la mirada de Pascal.

-Esta bien.

Subimos caminando, Sara no estaba de acuerdo con la decisión que había tomado, pero no me dijo nada, lo cual era raro de ella, pero supongo que no quería reprocharme nada, seguramente no quería desperdiciar el poco tiempo que tenia conmigo discutiendo. Cuando llegamos, vimos las estrellas, estaban hermosas, fue la mejor noche, luego de eso, regresamos a casa, a la camioneta no le paso nada, pero al tipo no lo vimos cuando llegamos, fuimos a casa, Milagros se durmió y baile un poco de jazz con mi amada, luego de eso, pues bueno, estoy aquí escribiendo.

Ya tengo sueño, estoy muy cansado, iré a dormir, tengo miedo, mañana sera mi último día, mañana dejaré de vivir.''

Una semana más de vida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora