"Por favor"

224 21 6
                                    

-Contestame, por favor.

Las palabras no me alcanzaban para poder describir mis sentimientos, el estómago me dolía y no podía mirarlo a los ojos, ¿cómo había sucedido aquello? ¿Cómo había podido vivir mintiendo todo el tiempo?

-Paris -dudoso levantó la mano para ponerla en mi hombro.

No había hablado con él luego de la llamada a Riley, no había podido verlo a la cara y ahora gracias a Prince estaba en la misma habitación intentando dar crédito a sus disculpas, a sus confecciones.

-Quiero verla -me limpié las lágrimas buscando un consuelo lejos de él.

No sabía que pensar, no tenía idea de cómo reaccionar, necesitaba salir de ahí porque me estaba asfixiando.

-Paris, no es posible.

-Has ido a su casa al menos tres veces desde que llegamos, yo quiero verla, necesito verla.

- ¿Por qué?

-Porque necesito su consuelo -lo miré directo a los ojos, parecía estar sufriendo tanto como yo, pero no deseaba estar cerca de él, la quería a ella, la necesitaba a ella.

-Por favor.

-Lo necesito, por favor.

Las lágrimas comenzaron a brotar de nuevo, mis ojos apenas soportaban el toque de mis dedos, no deseaba tenerlos aún más irritados, sin embargo la desesperación no me permitió limpiar las gotas saladas sin causarme algún tipo de dolor. Me atrapó entre sus brazos acunando mi cabeza en su pecho, como cuando tenía pesadillas por la madrugada o cuando no lograba entrar al equipo de gimnasia, ahora me había roto el corazón, lo había tomado entre sus manos estrujando con fuerza hasta verlo volverse polvo. El sonido de sus latidos se acopló a mi respiración, estaba muy delgado, una fina capa de piel cubría sus huesos y músculos, me dolía haber sido engañada por él, y aún así lograba relajarme, esa era la magia de mi padre.

-Si quieres verla, entonces es necesario que la veas -me beso el cabello.

Le agradecí por unos momentos sin pronunciar palabra alguna, relaje los músculos de mi cuello restregando una de las manos contra mi desordenado cabello, después de tanto tiempo esperaba poder lograr acercarme a ella, no sabía cómo reaccionaria al verme allí, invadiendo su casa, quitándole su hogar, robando su tranquilidad para reconstruir la mía, después de todo era lo suficientemente egoísta para aroparme entre sus brazos olvidando a su familia.

Pase un puñado de minutos intentando arreglar mi ropa a la par con mis ideas, terminé golpeando mi cabeza contra la almohada deseando no haber llegado hasta ese punto. Probablemente sin mí irrumpiendo a mitad de su olvido Lisa habría logrado quedarse en Londres no removiendo todo el dolor y los recuerdos de su vida cerca del hombre a quien más había amado hasta ese momento. Me sentí culpable de su dolor, no obstante al dejar pasar esta oportunidad terminaría por no volver a verla nunca.

- ¿Paris?

La mirada la mirada inocente de sus ojitos castaños reflejaron el gran desastre en mi persona.

- ¿Sí? -respondí con temor.

Tomó uno de mis peines con una delicadeza adorable, apunto mi cabello trepando rápidamente en el colchón.

-Me gusta mucho tu cabello, es muy largo y muy bonito -paso el peine por lo largo tomando un descanso por cada nudo.

-A mi me gusta mucho el tuyo -le susurré.

-Pero el tuyo es más largo -rió.

No pronuncié palabra alguna y por el contrario lo deje continuar con su labor en absoluto silencio. Sin duda alguna mi hermano menor era el niño más adorable en todo el mundo, su voz tan melosa junto con esos ojos grandes y las facciones de mi padre lo convertían en un niño absolutamente tierno, adorable, simplemente él, una manta de amor.

De una manera sorprendente logró quitar cada nudo y devolver la suavidad a mi cabello.

-Gracias -le dije cuando se dejó caer frente a mí en la cama.

-Te quiero mucho, hermana -me abrazó.

-Te quiero mucho, hermano.

Me dió un beso en la mejilla.

-Paris, es hora de irnos -la voz de mi padre penetró entre las paredes.

Le acaricié la mejilla a Blanket antes de levantarme de la cama, papá se acercó a él para decirle un par de cosas y le dió un beso en la frente. Nunca antes me había percatado de todo el amor emanado de sus poros, era un hombre con una sonrisa encantadora porque él era un icono de amor.

- ¿Lista? -se dió la vuelta mientras el pequeño ya dormitaba.

-Sí -apenas logré susurrar.

Bajé las escaleras con la paciencia suficiente para no caer. Subí al auto con todas mis ilusiones bajo los brazos aferrada a la idea de poder verla, estar reflejada en su verdosa mirada me traería paz, una perfecta paz, llegamos a su casa y no era como la había imaginado en un principio, el césped estaba seco y el gran árbol cerca de la entrada comenzaba a morir, mientras el auto descendía la velocidad mis piernas se negaban a sostenerme, la puerta abierta del auto no me dejó reaccionar hasta tener ese pedazo de madera frente a mí, estaba dispuesta a tocar, a llamarle a gritos si era posible... pero estaba petrificada.

La sonrisa en su rostro se borró en cuanto pude visualizarlo, su cabellera rubia cambio de posición en cuanto una de sus manos paso por ahí.

-No deberías estar aquí -el desdén impregnado en su voz me causo cierto temor-. Cuando hablé de que era tu turno de venir a Londres era sarcasmo, ¡No te quiero cerca de ella!

Di un par de pasos en retroceso, vi a mi padre saliendo del auto y justo cuando creí verlo golpear la cara del esposo de Lisa ella apareció detrás de él.

- ¿Qué haces? -le puso una mano en el hombro, me miro y luego se quedó estática por unos segundos-. Vete.

Los ojos se me llenaron de lágrimas, una sonrisa fanfarrona se plantó en el rostro de él, arqueo una ceja en señal de triunfo. Bajé la mirada y me sentí desfallecer, había llegado hasta Londres para poder escuchar su negativa. Di media vuelta deseando nunca haber llegado pero ella me tomo la mano.

-No me refería a ti -me atrajó hasta su pecho, el calor de sus brazos me devolvió el alma al cuerpo.

Lloré de manera incontrolable, no supe cómo terminé en su habitación pero cuando volví a verme en sus ojos verdes, ya no me sentí rota.

-Por favor, no me dejes de nuevo, no te vayas.

-Paris.

-Lo digo en serio, ¿cómo puedo convencerte?

-Paris...

-Yo no puedo vivir sin ti, te necesito tanto como Harper y Finley.

Me acarició el cabello con cuidado.

-Por favor, vuelve.

VuelveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora