Tres días, tres días en Estados Unidos escuchando excusas que yo ya conocía, escuchando su voz sin desear hacerlo de vez en cuando, concentrada en las mentiras que una vez me dijo y sin remedio odiando ser yo al creerlas.
–Buenos días –me dió un beso en el cabello y apenas logré levantar la cara para mirarlo, me sorprendía verlo de tan buen humor cuando tenía un ojo morado y el labio partido.
–Buenos días –logre susurrar.
– ¿Lo conocías?
El día anterior Paris se había presentado en mi casa, me llevé una gran sorpresa, pero nada me pareció más extraño que ver el disfraz de Michael restregando su puño contra el rostro de L.
–Tal vez era su guardaespaldas.
–Era un hombre un tanto mayor.
–Pues su puño parecía un poco joven.
–Me extraña como puedes recibir a esos niños –se sirvió una taza de café–. Te pasaste casi cada día en Los Ángeles llorando.
–No fue culpa suya.
–Ellos trajeron esos recuerdos de vuelta.
–No quieras culparlos cuando son inocentes.
–Es únicamente mi opinión –agrego para responderme.
No sabía cómo lograría hacerle entender mi siguiente movida, me pasé noches enteras meditando que tanto me afectaría poder pasar el tiempo con Michael y me di cuenta de que en realidad era mucho, él siempre encontraría la manera de mover mi mundo, siempre estaría listo para hacerme caer entre sus brazos y quizá aquello era inevitable.
– ¿No dormiste? –cuestionó luego del primer trago.
–Sí, en el sofá.
Nos quedamos en silencio, yo intentaba buscar palabras y entender como después de tener esos espléndidos golpes en la cara podía estar sonriendo como si nada hubiese sucedido en el último año. Las niñas estaban creciendo a pasos agigantados y si no quería perderme de esos momentos por la depresión entonces debía ir a ese viaje, era necesario convencerme de extrañar a mi familia despedirme de él como no había logrado hacerlo antes.
–Michael –el humo carente de mi taza de café se comió mis susurros.
– ¿Sí?
Él se encontraba en una postura altanera, me parecía estar segura de cuanto odiaba esa actitud suya.
–Tengo que irme –esas últimas palabras no tomaron mucha relevancia para él al parecer, sus ojos estaban puestos en la leche y pasó por alto mi oración–. A Estados Unidos.
Está vez logré llamar su atención, respiró profundo antes intentar formular alguna respuesta.
– ¿De qué hablas?
–En los últimos días estar "deprimida" –hice énfasis en la palabra–, me ha costado mucho, las niñas me necesitan y yo no puedo dejar a mi tristeza manejar mi vida.
–Oh, vaya, yo no la había notado –su maldito sarcasmo me altero un poco.
–Necesito tiempo para olvidarme de este asunto.
–Necesitas a tu familia.
–No lo entiendes, olvidarme de él no es tan sencillo como parece.
–Y menos cuando no intentas olvidar.
–Él fue importan para mí, significó demasiado como para alejarlo de la noche a la mañana.
–Lisa, él fue quien te hizo tanto daño, él te mintió y ahora haces a nuestra familia perecer por tus desatinos al enamorarte de un raro como él.
No quería gritar, no deseaba ponerme a su nivel y no buscaba una discusión porque sería bastante estúpido de mi parte intentar hacerle entender el ardor de mi corazón cuando Michael se encontraba cerca, como sentía al corazón salirse de mi pecho cuando me tocaba o cómo me sentía en las estrellas a su lado.
–Voy a irme –le aclaré–. Será este fin de semana y voy a buscar la manera de poder olvidarme de todo, con o sin tu apoyo.
–Entonces ya no valoras mi opinión.
Me levanté del banco dando pasos seguros hasta su lugar, puse ambas manos en sus mejillas y le acaricié con cuidado el labio lastimado.
–No quieres una bofetada mía en este momento, no me obligues a dártela.
–Vas a dejarme solo con las niñas, tengo derecho a sentirme abandonado.
–Tranquilo, habrá alguien dispuesto a ayudar.
Le di la espalda, continúe mi camino hasta la puerta de la cocina y con la mirada fija en mi camino me detuve un poco.
–Quiero mejorar las cosas, esa es mi intención.
–Espero que tú fin de semana valga la pena como para olvidarte de nosotros.
–Pretendo olvidar.
Crucé la puerta con mis ganas de quedarme en casa, no sabía si realmente era una buena idea encontrarme con Michael, pero sería una forma de quitarme un peso de encima, decir la verdad luego de tanto tiempo iba a poder aliviar todo el pesar contenido.
– ¿Hola?
Había llamado porque necesitaba saber en dónde nos encontrábamos y porque deseaba sin duda alguna escuchar su voz.
–Necesito saber los detalles del encuentro.
–No sabes cuanto me alegra escuchar esas palabras.
–Ahora no tengo tiempo para eso.
–No puedo evitar ser un romántico.
–Eso lo sé, ¿Acaso olvidas que te conozco?
–No –pude escuchar una de sus risas al otro lado del teléfono–. Llegar será complicado, pero valdrá cada segundo.
Escuché los detalles, hizo un par de bromas y respondí animada, era extraño volver a tener esa clase de conversación con él, no recordaba estar tan animada desde hace años.
–Me agrada esto, me gustaría poder llamarte cada tarde y escuchar tu voz, tu risa.
–A veces se extraña lo que una vez se tuvo.
–Te amo, Lisa. Sin importar lo que suceda este fin de semana nunca lo olvides, te amo, te amaré el resto de mi vida sin importar nada.
Lo sabía, sin embargo no podía entenderlo, no lograba comprender su forma de amarme, de mantenerme cautiva y aprovecharse de esa debilidad mía por él.
–Lo sé.
– ¿Tú aún me amas?
Un fragmento del pasado vino a mi mente, esa misma pregunta, esa misma circunstancia, me quedé sin palabras, no pude argumentar mi sentir, estaba atrapada entre el dolor de mi pecho y el pasado.
–...Yo.
Me quedé petrificada.
–Lo sé. Debo irme. Estoy ansioso de verte, te amo.
Una sonrisa logró dibujarse entre mis labios, el silencio se aprisionó de nuestros oídos y entonces logré confirmarlo.
–Michael, te amo.
CONTINUARÁ...
![](https://img.wattpad.com/cover/23281228-288-k950625.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Vuelve
FanfictionVolví de una larga ausencia, me quedé mirando la nada por un par de minutos, no quería estar en la oscuridad para siempre, no quería estar ahí sin ellos, deseaba volver como un ave fénix, era la hora de buscar el inicio en un tierra verdaderamente l...