Las noches eran de lo más dulce que existía. Juntos, abrazados, hablando de todo y de nada; haciendo que horas parecieran segundos. Caricias, besos, susurros, escuchar nuestras canciones mientras fuera llovía...; era lo más dulce que había vivido nunca. Cuando estabamos juntos, todo era bonito, nadie nos ganaba a dulzura.