Capítulo 2: ¿Te golpeaste la cabeza?

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Suena la alarma de mi despertador, y lentamente abro los ojos. ¡Tuve un sueño de lo más extraño! Soñé que estaba en un bar y que, de pronto, comenzaba a hablar con un hombre pero no podía verlo, y...

Me desperezo y al estirar mis brazos corro sin querer la almohada, tocando algo bajo ella. Me incorporo y veo dos hojas violáceas.

¡Un momento! ¡No fue un sueño!

─ William ─ suspiro al recordarlo.

─ ¿Señorita Donovan? ─ escucho al instante. Otra vez esa voz en mi cabeza. ¿Qué está ocurriendo conmigo?

─ Sí, soy yo ─ respondo resignada ─ ¡No puedo creer estar teniendo esta conversación de nuevo!

─ No he parado de pensar en usted desde nuestra charla del día de ayer, revisé cada rincón de la casa en vano y no pude localizarla.

─ Es que no estoy allí... estoy en Hagerstown, Maryland. Jamás en mi vida puse un pie en Inglaterra.

─ ¿Dónde? ─ inquiere confundido.

─ En Estados Unidos.

─ ¿América? ¿Cómo puede ser eso posible?

─ No tengo ni la más remota idea, pero así son las cosas... la verdad no sé por qué me empeño en continuar esta charla, es inútil. Debe ser todo producto de mi imaginación, no existe otra explicación.

─ Yo tampoco sé lo que ocurre, pero de lo que estoy seguro es que soy una persona real, de carne y hueso, nacida el diecinueve de julio de 1789.

─ ¿En serio? ─ una pequeña sonrisa escapa de mis labios ─ Yo nací el diecinueve de julio de 1995. ¡Todo esto es ridículo!

Un silencio sepulcral se instala en mi habitación. Me levanto dispuesta a olvidarlo todo e ir a darme una ducha cuando lo escucho una vez más.

─ No voy a negar que yo mismo estoy dudando de mi cordura... pero tenemos que descubrir qué es lo que está pasando. ¿No habrá forma de que investigue sobre mí? Si está en el futuro, como parece creer, a lo mejor puede hacer un viaje a Southampton y rastrear información mía. Mi familia es muy reconocida.

─ ¡No puedo ir a Inglaterra! ¡Sería una locura! ─ dejo escapar un grito de frustración ─ Aunque, tal vez...

─ ¿Tal vez qué?

─ Tal vez pueda encontrar algo en internet.

─ ¿En Internet? ¿Y eso dónde queda? ─ ¿Cómo contestar a esa pregunta? Lo más patético de mi situación es que hasta me resultaría graciosa si no me estuviera ocurriendo a mí. Parece un sketch cómico de televisión.

─ Es difícil de explicar, pero es una forma de buscar información sin moverme de mi casa. Si encuentro algo te lo haré saber.

Entro a ducharme y luego me preparo el desayuno. Todavía me queda algo de tiempo antes de ir a la peluquería así que prendo mi computadora y, mientras termino mi café, comienzo la búsqueda.

Ni bien pongo las palabras "William Darcy" en el buscador, obtengo la siguiente respuesta: "Se incluyen resultados de fitzwilliam darcy". ¡El estúpido Google piensa que quiero saber sobre mi personaje ficticio favorito! ¡Va a ser imposible encontrar algo que me sirva! ¿No podía tener otro nombre?

Intento de nuevo, poniendo "William Darcy Rosemund Southampton 1789", toda la información que tengo. Tras pantallas y pantallas de cosas sin sentido, justo cuando estoy a punto de apagar la computadora, encuentro un titular que me llama la atención. Accedo al link y, lo que leo a continuación, me deja completamente helada.

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