Kiyomi siguió observando el techo de su habitación con una expresión en blanco, aún cuando la alarma de su celular estaba sonando, indicando que era hora de levantarse. La verdad era, que Kiyomi abrió los ojos hace una hora antes y no pudo volver a pegarlos por más señales que le dió a su cerebro de descansar. La ansiedad y los nervios la estaban comiendo viva.
— Cariño, Kiyomi... —su madre, entrando a su habitación con un delantal de cocina arriba de su uniforme de oficina, hablaba suavemente— ¿Podrías apagar la alarma? Y levántate, por favor.
Kiyomi asintió con el ceño fruncido. La amabilidad de su madre era un tanto sospechosa. En otras ocasiones, sólo se sacaba sus zapatillas de levantarse y se las lanzaba en la cara, mientras tomaba su celular y le gritaba "¡Odio esa canción, ya cámbiala!".
— Bien, ya bajo. —murmuró, haciendo a un lado las sábanas color lila.
El espejo encima de su escritorio le demostró su desastroso aspecto. Su cabello celeste estaba disparado hacia arriba y unas ojeras se ubicaban bajo sus ojos, mostrando una mala noche.
— Necesito una buena inyección de cloro para relajarme, yup. —asintió para sí misma.
(...)
Ya bañada y arreglada, con los pelos peinados rigurosamente, se quedó pensando si debía meter o no sus implementos de natación a la mochila. Una parte de su mente le decía "No, por favor, no seas la loca del cloro en tu primer día de clases" y la otra parte, la que la estaba convenciendo, le decía "¡Sí! Arriba al cloro, no escuches al otro cabrón, es un idiota". Decidió no escuchar al otro cabrón y guardar sus lentes, gorra y traje baño y su mochila. Corrió al baño para sacar una toalla y sus sandalias haciendo resonar la madera segundo piso con sus fuertes pisadas.
— ¡Kiyomi, no sé que diablos estás haciendo allá arriba pero todavía tienes que tomar metro y vas tarde!
Y toda la amabilidad se había esfumado tan rápido como apareció.
Puso su mochila en sus hombros y corrió escaleras abajo para hacerse unas tostadas rápidas con queso crema y mermelada, una mezcla que adoraba su paladar. Narumi, su madre, le dejo el almuerzo delicadamente en un paño a rayas de color rojo. Le sonrió, otra vez desconcertándola. Su bipolaridad asustaba.
— Pudiste haber elegido otro instituto más cerca de casa. Con tus notas te abrirían las puertas en todos lados. —le habló— ¿Por qué Iwatobi entonces?
— Me han dicho que es tranquilo. —se encogió de hombros— Si bien mis compañeros chinos de natación eran tan disciplinados que se transformaban en aburridos, mis compañeros de escuela eran increíblemente irritables. Para mi último año, pienso que un ambiente así sería algo agradable.
— ¿Estás segura de eso? —arqueó una ceja e insistió— Por casualidad, ¿no has visto sus tiempos en el club de natación que es lo que te convenció?
— Mamá. —le sonrió casi con un gesto malévolo— Soy tu hija, heredé lo mafiosa tuyo. Es casi una ofensa que me hayas dicho eso.
Narumi soltó una risita.
— Lo siento Kiyo, tienes razón.
— Siempre la tengo.
— En eso sí, no tienes razón. —se divirtió. De forma distraída, observó su reloj en su muñeca, y exclamó una maldición ahogada— Tienes que irte ahora, ten. —le entregó una lista de supermercado— Las cosas durarían más si no fueras una troglodita, pero son cosas que pasan.
De un tirón, le quitó el papel de las manos.
— Bien. —murmuró, dándole una mirada severa— ¿Dónde está papá?
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look at me ✦ nanase haruka
Fanfic✦ ;┋私を見て . « Haru, ¿podrías mirarme? » © LOS PERSONAJES NO ME PERTENECEN, EXCEPTUANDO A MIS OC's. NO ACEPTO COPIAS, NI ADAPTACIONES.