Todavía estaba en estado de shock.Varios policías nos escoltaban hacia el despacho del inspector. Detrás de mí iban dos colegas envueltos en mantas para ocultar su desnudez.
Nos hicieron pasar a un despacho frío con una mesa grande de melamina semejante a madera de roble, con tres silloncitos de estilo indeterminado. Un retrato desmesuradamente grande del rey lo presidía todo.
El inspector se dirigió a mí, supongo porque era el único que iba vestido y porque los rasgos de cordura todavía aparecían por mi rostro. Efectivamente, a mi derecha se encontraba un hombre con el cabello y la barba, extremadamente larga y sucia...la mirada ausente como si alguna desgracia le impidiera reconocerse a sí mismo. Al otro lado, una mujer, también tratando de ocultar sus vergüenzas con otra manta, mostraba una cara ensombrecida por el pánico.
-Tranquilo...calma...cuénteme...lo que realmente sucedió...-me dijo mirándome con unos ojos grises y acuosos que dejaban entrever lo mucho que habían visto.
Mi relato, entrecortado por los miedos y las pausas que me producía el recuerdo, fue más o menos el siguiente
-Me gusta el coleccionismo y particularmente los relojes de todo tipo. Como casi cada sábado me dirigí a los mercaderes de los Encantes que comerciaban con este tipo de piezas.
Me paré delante de un escaparate de relojes de todas clases...de bolsillo, de pulsera, de péndulo, de salón...cuando vi a un individuo más bien alto, de pelo entrecano, delgado y con la espalda algo encorvada. Se apoyaba en un bastón bastante grueso para compensar su cojera. El hombre ya le había echado el ojo a un reloj de péndulo bastante liso y de estilo Art Decó, la caja de madera oscura de palisandro y la esfera blanca del reloj, resaltando con las aguas oscuras del palisandro. También compró dos relojes de bolsillo de marca reconocida....me pareció que uno era un Longines...Sea como fuere, creí que era un ser afín a mí y con obsesión por los relojes antiguos, así que inicié una conversación con él.
-Le he de decir que comparto su gusto en las tres piezas que ha elegido.
El hombre me miró de arriba abajo y me contestó:
-Deduzco por sus palabras que es usted un entendido en relojes. ¿Me equivoco?
-No se equivoca, si bien mi colección de relojes está muy limitada por mi disposición financiera... no puedo adquirir casi nada de lo que gusta.
-En cambio a mi me sucede todo lo contrario. He de admitir que mi colección resulta espectacular para cualquier conocedor de la materia. De lo único que adolece mi colección es de gente que la admire.
En sus palabras vi una oportunidad para contemplar aquella colección del individuo que me parecería fabulosa. Así que me solté y le dije:
-Sería para mí un gran honor si algún día me invitara a ver sus relojes.
El coleccionista me volvió a mirar de arriba abajo y con una sonrisa de satisfacción me dijo:
-Cuando quiera...ahora mismo si tiene tiempo. Tengo mi coche muy cerca de aquí y naturalmente, luego le devolvería a donde me indicara.
Rápidamente me vi subido en su coche y tras un breve trayecto nos trasladamos a su casa en las afueras. Una vez allí, entramos y contemplé una colección de relojes que ni en mis mejores sueños había creído que existiese. Las paredes estaban cubiertas de expositores y vitrinas que alojaban relojes de bolsillo de siglos atrás y de todas las marcas...esferas de colores, tapas de cerámica y de acero con infinidad de motivos, cadenas de cuarzo y de oro...en fin, un deleite continuo para cualquier coleccionista de estas piezas.
El hombre agradeció mi entusiasmo y mi silencio admirativo por todo lo que veía. Sonrió cuando mi vista exclamó de júbilo a ver en otra pared una colección preciosa de relojes de péndulo y en especial un rococó de pared...
Fue entonces cuando me dijo:
-Siempre he sido un entusiasta de los relojes y en especial del tiempo en abstracto
-¿Del tiempo?
-Me refiero que en el fondo, los relojes son máquinas de medir el tiempo, pero sin alma. El tiempo no es nada si no se manifiesta subjetivamente, luego, los relojes nos dan una pauta artificial del tiempo, pero no lo pueden sentir. No saben que si nos aburrimos el tiempo pasa muy despacio y si nos divertimos al contrario. Cuando más lento pasa el tiempo es cuando una persona con la que hemos quedado se retrasa...eso no lo saben los relojes. El tiempo comenzó cuando se creó el mundo, el pasado, presente y futuro empezaron cuando la gran explosión, cuando la materia comenzó su expansión...pero el tiempo sin un alma humana que lo contemple, no es nada. Lo que quiero decir es que mi colección de relojes es fría sin un alma humana que las acompañe, por eso he empezado una colección que complemente a la anterior.
-¿Una nueva colección?
-Si me acompaña, me gustaría enseñársela.
Seguí con admiración la oscilante cojera del coleccionista apuntalado por su fuerte bastón. Llegamos al sótano y tras una regía puerta de pino cerrada por dos fuertes cerraduras, abrió una precaria bombilla de luz y contemplé el terror de ver a dos siluetas desnudas inmovilizadas en la pared por una gruesa cadena a modo de grilletes. Después de esta súbita visión, me desplomé al suelo, fruto de un certero garrotazo (creo que de su bastón). Cuando me desperté ya me encontraba ligado con cadenas en la misma pared. Al recobrar la conciencia, tenía delante de mí al coleccionista que quiso seguir hablando
-El sentido del tiempo en el humano es extraño....estas dos figuras desnudas que contemplas, suplican por recuperar un libertad y un tiempo perdidos, si bien reconozcamos que si ellos si tuvieran ese tiempo, no sabrían qué hacer con él...las personas se aburren y "matan el tiempo" con juegos y distracciones para no sentir el peso del tiempo que realmente sería lo interesante. Nos angustiamos con este paso del tiempo sin tregua y que lleva a un desenlace fatal. Se procura no ver al tiempo como lo que realmente es...despiadado y cruel...Si tuvieran libertad, no sabrían qué hacer con ella...
Me interesa cómo valoran el tiempo los diferentes espíritus humanos, como lo sienten y por eso los tengo en observación...La gente se pasa la vida haciendo planes y dando un sentido a su tiempo, pero cuando llega el momento de usar su libertad, les invade el tedio.
Entonces supe, que aunque encadenado, todavía tenía todas mis fuerzas íntegras y pensé que si el tiempo, en forma de fortaleza, me daba alguna oportunidad, sería ahora o nunca. Me fijé en que el hombre llevaba amarradas al cinto un juego de llaves de la puerta y los grilletes.
Con cara de súplica pedí algo de agua. El coleccionista del tiempo, me la acercó y con un rápido gesto de las cadenas que amarraban, conseguí pasárselas por detrás de su cuello, cortarle la respiración y hacerle perder la consciencia.
Después ya sabe lo ocurrido, conseguí llamar a su comisaría y que un nuevo tiempo, con un futuro desconocido empezará para nosotros.
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Gracias por leer, espero recibir buena onda en sus comentarios (:

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En la oscuridad
Mystère / ThrillerUn grito agudo y desconsolado desgarra el silencio de la noche. Temblorosa, con la mirada perdida y empañada de lágrimas, la pequeña aparece inmóvil al pie de su cama, paralizada como una estatua mientras balbucea de manera ininteligible y señala co...