En apuros.

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Narra Sherlock:

A esa hora las calles estaban desoladas, corría viento y no se podía apreciar ninguna estrella o astro del espacio. A esa hora probablemente todos debían estar en sus casas.
A esa hora era cuando yo debía obtener los elementos para solucionar el caso de la psicóloga, o mejor dicho, "La mujer".

¿Que no tuve consideración por el cumpleaños de mi nueva esposa? Hay oportunidades que simplemente no puedes dejar pasar, porque no se dan dos veces.

Me paré afueras del lugar, me subí el cuello del abrigo, respiré profundamente y abrí la puerta que me condujo a un pasillo, luego a unas escaleras y finalmente a otro pasillo, pero, de menor tamaño.
Al fondo quedaba la consulta donde debía ir. La luz estaba encendida, la puerta cerrada y giré el pomo de esta última.

Narra John:

Me quedé mirando la espalda de Sherlock hasta que ya no se podía divisar. En ese momento recién me di la vuelta para mirar como todos se regocijaban de felicidad bailando y riendo, como Mary y Frankie.

Frankie, que mi amigo el demente dejó sóla en SU cumpleaños.

Me apoyé en la pared contigua a la puerta, tomé el celular de mi mejor amigo y me puse a investigar.
Lo primero que hice fue ver las llamadas, para saber con quien había hablado por última vez y que lo hizo desaparecer de allí.
Decía "La mujer". Hice memoria y recordé cuando Mycroft nos dijo que a Irene Adler la llamaban "La mujer". Nunca creí que tuviese algo de psicóloga, pues sólo atendía a Sherlock. Esto iba raro.

Después me dirigí a los mensajes y tenía demasiados de la misma mujer diciendo "Vamos a cenar", "Amo tu divertido sombrero", etc.

Averigué si es que había alguna llamada de voz y efectivamente la había. La oí, y decía así:

"Te dejo este mensaje de voz por si no me contestas el teléfono, guapo. Lo que pasa es que los resultados de lo que te pasaba ya están listos. Te espero donde siempre."

Donde siempre... Donde siempre... ¡La consulta! Me preguntaba por qué Sherlock no me lo había dicho. Me esperaba lo peor.

Me guardé el teléfono cuando apareció Mycroft a mi lado.

-Me parece que has visto un fantasma jaja. -rió.

-¿Ah? ¿Yo? No... -susurré.

-Tienes el teléfono de Sherlock.

-Sí. -dudé- Lo mandaste a una misión secreta, ¿Verdad?

-Hey, no es una misión...

-Lo hiciste. -blanqueé los ojos- ¿Tenía que ser hoy, justo en el cumpleaños de Frankie?

-Él decidió ir por su cuenta. -se encogió de hombros Mycroft.

-Si llega a haber problemas va a ser tu culpa. -le dije apuntandolo con el dedo.

Entramos a la fiesta por separado y cuando me encontré con la mirada de Mary, ella supo que algo me pasaba. Dejó a Frankie bailando con Molly y Lestrade, para luego acercarse a mí.
Le conté todo lo que me había pasado hace un rato atrás y pensó que la mejor idea era que yo fuese a buscar a Sherlock. Así lo hice.

Narra Sherlock:

Entré a la habitación y no había nadie. Suspiré y me decidía a volver con mis amigos, cuando de pronto algo se me clavó en la pierna.

-¿Q-Qué? -fruncí el ceño.

Irene venía de afuera de la habitación y me miró con una urgida expresión.

Hearts Away. [Sherlock Holmes]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora