Cave

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 Martes      26/10/2021    5:42  a.m

Las puertas mecánicas del ascensor se abrieron limpiamente y dejaron entrar el frío y húmedo aire que llenaba la Cueva. Todas las luces del interior se encendieron al mismo tiempo, dejando que Bruce admirara de nuevo las estratosféricas dimensiones de la cueva. Una vez alguien dijo que en la cueva podría vivir toda la población de Gotham...Al instante, Bruce quiso no haber recordado eso. Al mirar a su alrededor, vio la Cueva en un tiempo pasado y mejor. Un adolescente cargado con una pesada mochila en su espalda se acercó a el.
-¡Uau! ¡Esto es enorme! Apuesto a que construirlo te costó la mitad de tu fortuna.- Bruce se rió ante el comentario del joven Jason. -Buen carro, si señor.- dijo el muchacho señalando al Batmovil.
-Ven, te enseñaré la mejor parte.- señaló Bruce. Al pulsar un interruptor, las luces del suelo se encendieron y dejaron ver una interminable fila de vitrinas que contenían artilugios tecnológicos avanzados e increíbles trajes y armaduras especialmente equipadas para diferentes ocasiones.
-¡La leche!¿Y cual es la mía?- preguntó el niño. Bruce agarró suavemente la cabeza de Jason y la giró, mostrando frente a los ojos del sorprendido muchacho un traje verde, amarillo y rojo con una letra R negra en el pecho.
-Me cago en...-Bruce miró severamente a Jason. Este le devolvió una mirada graciosa. -Lo siento, papá...¡digo, señor Wayne!-
Una cálida sensación invadió el frío corazón de Bruce Wayne al escuchar aquella palabra.
De repente, al abrir los ojos de nuevo, salió del trance y sintió de nuevo sobre su piel el frío aire de la Cueva.
Momentáneamente, sintió sobre sus brazos el cuerpo inerte de Jason Todd, y de nuevo observó la sonriente faz del Payaso en su cabeza.
Una sombra se acercó por su espalda e, inmediatamente, Bruce se dió la vuelta y se puso en guardia, listo para hacer una letal llave de judo a cualquier adversario. Sin embargo, se encontró frente a él con el calmado rostro de Alfred Pennyworth.
-Señor Wayne, ¿se encuentra bien?-
-Eh... Si,claro. Gracias, Alfred. ¿Por qué estás despierto a estas horas?- preguntó el magnate, sorprendido.
-Tengo el sueño ligero, como ya sabe. ¿Seguro que está bien?-
-Te preocupas demasiado, Alfred, todo está bien, de veras. Vuelve a dormir, por favor.-
-Gracias señor Wayne. Y, si me permite un consejo, usted también debería descansar. Lleva meses así.-
-Supongo, solo es que... - de nuevo, Bruce observó nostalgicamente las polvorientas vitrinas.
- Los días del murciélago han acabado, señor Wayne. Usted lo dijo.- el viejo Pennyworth miró a Bruce a los ojos. Para él,  Wayne era como su hijo, y el inestable estado de sanidad física y mental que Batman le proporcionaba a Bruce le preocupaba. Alfred era la única persona que podía evitar que cometiera los mismos errores de nuevo, y, aunque sabía que tras la muerte del comisario Gordon Gotham necesitaba a Batman más que nunca, no podía arriesgar la vida de Bruce así. No otra vez.
- Bruce... Por favor... No lo hagas. Sabes que tengo razón.- la mirada melancólica del mayordomo pareció convencerle. -Ahora, vete a la cama. Lo necesitas. El murciélago ha muerto. Es tiempo de que vuelva Bruce Wayne.-

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