Capítulo 6

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–...En definitiva, Einstein nunca imaginó que la teoría de la relatividad sería el- un sonido sordo interrumpió la voz del narrador, Holly giró su cabeza y se encontró con el control remoto en el suelo.

–...No lo sé, es extraño, no quiero decir que lo odio... Pero tampoco lo niego...

–No puede ser verdad, mi televisor está reproduciendo semejante idiotez, lo que acaba de decir ni siquiera tiene sentido. –dijo con una cuchara en su mano desde la cocina– Entiendo que se cayera el control remoto, pero vamos, ¡no es excusa para poner esa basura comercial!

Holly estaba enojada y estresada, no tenía dinero, no tenía trabajo y pronto tampoco tendría un lugar donde vivir.

El señor David le había dicho que la clonación de contratos en el edificio no era algo nuevo, Holly habría recibido uno de los primeros contratos clonados, esa fue la razón por la que al llegar, hace un par de años, también había otra chica diciendo tener el contrato del departamento, Holly nunca había pensado en eso.

Así que todo este tiempo estuvo pagando una renta en la que no tenía depósito, que lindo ¿no?

–Maldita sea –gruñó y lanzó en control remoto al otro lado de la habitación, iba a seguir con su pasta pero un sonido seco la interrumpió.

Giró su cuerpo y miró el ventanal, era una noche agradable así que estaba abierto de par en par, y el control remoto no estaba, pero el ventanal estaba abierto.

Tuvo que repetirse esa frase un par de veces para entender qué había hecho.

 –¡Por Zeus! –gritó y corrió al ventanal, miró abajo y no vio mucho, puesto que estaba oscuro, la única luz que estaba encendida del edificio del frente era nada más y nada menos que...

–¡Oye! ¡Casi rompes un vidrio! –el chico rubio sostenía su control remoto en una mano y en la otra una cerveza.

–¡No es mi culpa! –había llegado a su límite, no tenía ánimos de discutir con nadie– Maldición –susurró.

–¡Escuché eso! –movió su mirada al rostro del rubio, y solo hasta ahora se fijó en que estaba sonriendo, el chico sonreía, no estaba enojado, aleluya.

–¡Lo lamento! ¿Podrías... lanzarlo de regreso, por favor?   

–¡Claro que no! ¡Temo que yo sí pueda romper un vidrio! –pareció pensar algo– ¡Te veo abajo! –dijo y entró al departamento.

¿Verlo abajo? ¿Qué creía que era esto? ¿Una película?

A Holly tales acciones románticas le producían escalofríos, incluso sabiendo que el rubio no lo dijo con el mínimo romanticismo, casi se retuerce por lo cursi que sonó aquello.   

Tomó una sudadera gris y su bufanda azul marino, sus llaves y salió.

El ascensor estaba en mantenimiento, así que tuvo que utilizar los escalones.

Mientras bajaba, recordó la primera vez que llegó al edificio, recordó como es que subió todas sus pertenencia ella sola al tercer piso por los escalones, porque siempre le ha tenido miedo a los ascensores. 

Sintió nostalgia, no quería irse, pero no es como si tuviera otra opción, tampoco tenía trabajo, se estaba volviendo loca ¿dónde viviría? su familia no vivía cerca, no tenía amigos, no conocía a nadie. Sus ojos juntaron un par de lágrimas, pero no se permitió derramarlas, no frente a un desconocido.

–Hola –le saludó el rubio mientras se acercaba a la puerta del edifico en donde Holly vivía.

–Hola... yo lo lamento, de verdad, espero no haber causado ningún daño –dijo con un hilo de voz, no se enteró pero sus ojos dejaron asomar un par de lágrimas, el chico se percató de esto.

–Tranquila, no es para tanto, no fue la gran cosa –la sonrisa que le brindó le confortó de una forma tan extraordinaria que sintió miedo, conocía esa sensación, esa que sientes cuando una persona te hace sentir cómodo, ella no quería sentir eso, ahora no.

Holly solo se limitó a asentir y le miró fijamente a los ojos por un buen par de segundos.

–Yo creo... que esto te pertenece. –le entregó el control remoto y metió sus manos en los bolsillos de su chaqueta– Espero no ser entrometido, pero me causa mucha curiosidad el conocer la razón por la cual lanzaste el control remoto por la ventana.

–No era mi intención... solo quería lanzarlo al otro lado de la habitación, no a tu balcón –el chico sonrió ante la respuesta de Holly.          

–No creo que haya hecho algo tan malo como para ser maltratado de esa forma.

–No lo habría hecho si no hubiera comenzado a reproducir una mala película comercial –dijo por lo bajo, el chico sacudió su cabeza, ella era realmente algo. 

Holly vio la oportunidad, no tendría la valentía de preguntarle esto a nadie que conociera, aunque no les conociera mucho, pero ella apenas conocía al rubio, lo haría.

 –Yo... –pensó todo unas cuatro veces en ese par de segundos que dejó pasar– es realmente mucho preguntar esto, dado que por mi culpa tu inquilino se fue... pero, no sé, quizás, ya que estás en el campo, sepas de un lugar de renta baja, necesito mudarme pronto... –bajó su mirada, avergonzada.

–De hecho sí. –Holly levantó la cabeza y observó la sonrisa del rubio, estaba sorprendida, no dejaba de sonreír– Planeaba poner de nuevo el departamento en alquiler, pero dado que lo necesitas tan urgente supongo que puedes mudarte en un par de días.

Holly estaba agradecida, pero el edificio en el que vivía y el edificio de enfrente eran como la noche y la mañana, su alquiler tenía como diferencia un par de ceros mensuales.

–Eso sería genial... pero, el alquiler es muy caro, en este momento no puedo pagarlo... –se enterró en su bufanda, solo dejando sus ojos y una parte de su nariz a la vista.

–Entiendo... ¿por qué no me das tu número y te doy información en el transcurso de la semana?

¿Darle mi número? ¿Al menos lo recuerdo?      

El rubio le entregó su teléfono y Holly anotó su número con el contacto de 'Holly H'. Se retractó de inmediato, sabía que le preguntaría por su apellido, ya había compartido suficiente información.

–Te estaré hablando, no vemos –dijo mientras tomaba el teléfono y regresaba al edifico.

No creía que acaba de darle su número a un chico, y a uno guapo.

–Wow ¿así es como se siente? –habló consigo misma mientras entraba al edificio.

Ryan, mi vecinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora