–Vaya... que... agradable– fueron las únicas palabras que pudieron salir de su boca al ver tal escena.
Observó a sus primas, tres mujeres ruidosas y extravagantes adentrarse sin vergüenza al departamento.
Se abofeteó mentalmente, nunca en su vida había abierto la puerta sin mirar por la trampilla antes, pero estaba tan ida, esperando la llamada del rubio, estresada y triste que se le pasó por completo.
–Así que... ¿Cómo... supieron dónde... dónde vivo?
–¿Cómo más que con mamá? Ella lo sabe todo– Holly rodó los ojos ante la respuesta de Evelyn, la mayor de las tres, una mujer delgada de cabello rubio teñido, lentillas de color verde y unos zapatos más altos de lo que debería usar cualquier ser humano.
–¿Cómo lo supo? No le dije a nadie... No deberían saber– tampoco quería que nadie de su vergonzosa familia supiera donde vive... o vivía.
–Ya te lo dijo lenta, mamá sabe todo– un violento pensamiento de lanzarse por la ventana y romper sus rodillas pasó por su cabeza, pensando que quizá sería menos doloroso comparado con oír las falsas voces chillonas de estas mujeres.
–¿No pudieron al menos llamar para avisar que vendrían?– para salir corriendo de la ciudad y no verlas nunca.
–No tenemos tu número– respondió la delgada y sin curvas Evelyn.
–Acaban de decir que su madre lo sabe todo– su paciencia se acababa, no quería ser grosera, mucho menos con las tres hijas de mami, podría quedar vetada de por vida a la entrada de una reunión familiar.
De acuerdo, eso no está tan mal.
El punto es que su tía, la madre de las tres mujeres exasperantes que aguardan en la pequeña sala de estar, no soporta a Holly, claramente Holly tampoco a ella, ni a sus tres hijas, por eso es mejor no molestarla, por eso Holly se alejó de su familia, para estar tranquila.
–Yo...– una revelación divina llegó a su cabeza antes de que pudiera terminar lo que decía –Iré a hacer la compra... ya que vivo sola no como mucho– soltó una risita incómoda, rápido y en silencio tomó su chaqueta, bufanda, llaves y cartera.
–¡Nos gusta la carne de res!– escuchó cuando cerraba la puerta, sintió deseo de encerrarlas con llave y escapar con los diez dolares que tenía en mano.
¿Y ahora qué? ¿Qué se supone que haga?
Bajó con rapidez los escalones, de tres en tres, su corazón latía rápido y sitió lágrimas salir inesperadamente de sus ojos.
Al llegar al portón se dejó caer en la acera y dejó salir aún más lágrimas bajo la luz del suave sol que posaba sobre su pálido rostro.
No es fácil explicar todo lo que sentía Holly, tanto estrés, tristeza y desesperación la estaban acabando y volviendo loca, de tanto pensar no comía, no tenía a quién acudir ni donde ir.
¿Tal vez debería...?– pensó en su última opción, morir.
Nuestra Holly es una persona muy extremista y hace de un problema diez más, sin embargo esta vez parecía decirlo en serio. Por primera vez en años estaba dejando de amar la vida, de anhelar y soñar, se estaba desvaneciendo.
–¿Estás... estás bien... Holly?– esa voz...
Levantó la cabeza para ver al rubio frunciendo el ceño, bloqueando el sol para ella.
–Yo... sí, estoy bien– aunque Holly trató de regresar su compostura cualquiera con dos ojos podía ver que era mentira.
El rubio la miró por un par de segundos, suspiró y se agachó frente a Holly.
–Mira, no quiero ser entrometido ni nada de eso, pero parece que me agradas y me gustaría saber si puedo ayudar en algo.
Que palabras más bellas. Justo lo que necesitaba. Holly dejó salir desde lo más profundo de su ser una pequeña sonrisa, agradeciendo el apoyo moral que, aunque no supiera él, le estaba brindando.
–La verdad...– ¿Debería decirle? ¿Debería exponerse de tal forma frente a alguien que apenas conoce? –Han llegado mis primas, ellas me odian y creo que quieren hacerme la vida imposible, ahora mismo no tengo a dónde ir, no tengo trabajo ni pasta para comer –dijo entre sollozos y mientras algunas lágrimas se hacían paso para salir.
Dirigió su mirada a la del chico, que por su parte, sintió como su corazón se arrugaba de tristeza, no sabía muy bien por qué, pero mirar la chica le producía tranquilidad, y se acababa de enterar que dolía verla sufrir.
–¿Cómo es que no tienes dónde quedarte?– preguntó suavemente.
–Por los contratos clonados, tampoco tengo depósito, mis ahorros se están acabando– Holly no dejaba de llorar, primero porque, claro, la situación la agobiaba, y segundo, el rubio le producía tal confianza para contarle todo esto, sentía raro, se desconocía, no sabía cómo reaccionar frente a como estaba actuando.
Ryan analizó todo lo que acababa de escuchar, quizá se estaba arriesgando pero...
–Si quieres, no sé, puedes quedarte en el departamento conmigo– antes de poder terminar de decir lo que pensaba, Holly abrió sus ojos con horror –¡No, no, no! ¡No es lo que piensas! ¡Casi nunca estoy en el departamento y podrías quedarte allí mientras encuentres un trabajo y donde mudarte!– dijo rápidamente.
El rubio sintió calor y bochorno en esa fresca tarde, no podía creer que acaba de sentir vergüenza.
–Realmente tienes una mente sucia...
Por primera vez en semanas Holly soltó una pequeña carcajada, fue una situación de lo más divertida.
–Te agradezco, pero no... no nos conocemos– era una oferta tentadora, atractiva, como él, una ganga, no podía negarlo, pero nuestra Holly, como he dicho antes, no es una idiota, y sabe qué pasa cuando las chicas que viven solas van con desconocidos a sus casas.
Era una pena, el chico no encontraba otra forma de ayudar, se sintió inútil.
Holly notó en el rostro del rubio genuino malestar por no haber podido ayudar, eso o era muy buen actor.–Así que en verdad querías ayudarme...– susurró para sí misma secando sus lágrimas y tomando una bocanada de aire.
La escena era triste, la chica necesitaba socorro, auxilio, no pareciera que mereciese tal vida, parecía una persona agradable, y el chico... él solo se sentía mal por no poder ayudar.
–¿En verdad... no hay nada en lo que pueda ayudar?– dijo como último recurso, queriendo serle útil a la bajita.
Ella pareció contemplar las palabras y le miró después de un par de segundos que parecieron mucho.
–Tal vez hay algo...
—
¡Hola! Si aún hay alguien por aquí después de tanto tiempo quiero agradecerle y disculparme por haber esperado todos estos meses, he estado algo /bastante/ ocupada con los asuntos escolares, pero estoy de vuelta así que, ¡Nos leemos la próxima semana!
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Ryan, mi vecino
Novela JuvenilHolly está feliz en su pequeño espacio, no cree necesario conocer personas nuevas. Ryan estará feliz siempre que conozca a personas nuevas. ¿Qué pasará si estos dos opuestos se encuentran? -- Basada, en parte, en el drama Flower Boy Next Door.