Capitulo 11: Verdad de demonios

997 98 11
                                    

Capítulo 11: Verdad de demonios

Sebastián había intentado durante días, conseguir que Lilith nos hiciera un portal hacia la dimensión de mi padre, pero por el momento, no lo había conseguido.

Em mi caso, me sentía raro, como si ya no fuera la misma persona, y eso no me gustaba, sin embargo, no fue hasta el día en que Sebastián llegó frustrado, que no note que tan graves eran los cambios que sentía.

-¡Maldita sea!-Escuche protestar a mi amigo y fui a verlo.

-¿Qué pasa, Sebastián?-Le pregunte mientras me acercaba.

-No puedo comunicarme con mi madre, lo siento Alec-Me contesto, parecía triste.

Quería abrazarlo, pero antes de poder dan un paso, algo en mí cambio, note que no podía caminar, ni mover nada, solo observaba. Entonces, mi voz resonó, con un tono completamente distinto al mío, que me asusto.

-Siendo tan inútil como no, no puedo dejarte hacer nada porque enseguida lo arruinas-Escuche que dijo alguien más, dentro de mi cuerpo.

Sebastián me miro, quería decirle que no era yo quien hablaba, pero su mirada enojada me hizo comprender, que él ya sabía que no era yo.

-¿Quién eres?-Le pregunto a la persona que dominaba mi cuerpo.

-¿Aún no lo sabes?-Le pregunto la persona sarcásticamente.

-Alexander Oscuro-Dijo Sebastián, y yo comprendí lo que pasaba.

Mi oscuridad, al están encerrada tanto tiempo, había desarrollado mente propia, una personalidad distinta, que me había enjaulado dentro de mi cuerpo.

-Mucho gusto-Respondió mi oscuridad.

Sebastián se empezó a acercar a mi cuerpo, creí que iba a golpearme, pero en lugar de eso, él me envolvió con sus brazos, de manera tierna.

-¡REGRESA ALEC!-Me grito al oído, y aturdido, extrañamente obtuve el control de mi cuerpo de vuelta.

Mire a Sebastián, bastante asustado, y él me volvió a abrazar, logrando hacerme llorar.

-Sebastián...gracias-Le susurre, ocultando mi cabeza en su pecho.

Sebastián me contuvo hasta que me calme, y después, empezamos a hablar de lo que, me había pasado. Ambos llegamos a la conclusión de que, esa persona, era en realidad solo una masa de oscuridad inteligente, y que teníamos que encontrar, rápido, una forma de contenerla, por lo que, intentamos contactarnos con Lucien, sin éxito.

-¿Qué hacemos?-Le pregunte a Sebastián, un poco preocupado.

-¿Recuerdas alguna forma que podías usar para controlarte?-Me pregunto y yo pensé, pero no se me ocurrió nada.

-"Eres luz y oscuridad, ahora ambos en tu cuerpo, si llamas a uno él vendrá"-Escuche la voz de mi padre dentro de mi cabeza.

-Quiero verte-Le dije, y de repente, un agujero gigante apareció, justo debajo de Sebastián y yo, y ambos caímos.

Aterrizamos sobre una alfombra color azul, muy suave, dentro de un estudio bastante bonito, de paredes violetas y muebles de madera.

-Alexander-Escuche la voz de mi padre, justo detrás de mí, lo cual, me hizo saltar y pararme rápidamente.

Me voltee, esperando ver un demonio, y sin embargo, me encontré admirando a un hombre de mediana edad, alto, de piel pálida, cabello azabache largo, y ojos violeta oscuro.

De la impresión, me quede en blanco y no supe que decir, pero mi oscuridad si, ya que, volvió a tomar control de mí cuerpo y abrazo a mi padre efusivamente.

-¡Papá, te extrañe tanto!-Salieron las palabras de mi boca.

-También me da gusto verte, Oscuridad-Le correspondió mi padre con una sonrisa cálida.

-Alec-Me llamó Sebastián, sabiendo que no era yo quien controlaba mi cuerpo.

-Oscuridad, deja que Alexander Luz regrese-Le pidió mi padre a mi oscuridad y ella me devolvió el control.

-¿Papá?-Pregunte, no muy seguro de si podía llamarlo así.

-Me alegra ver que estas bien, Alexander-Me dijo mi padre, mientras posaba sus manos en mis hombros-Eres igual a Alexandra.-

-También me da gusto conocerte, después de haber averiguado la verdad.-Le respondí, entonces, su mirada paso a una de preocupación.

-Lamento decir, que era mejor que no lo hubieras descubierto.-Me dijo, y tanto yo como Sebastián, nos quedamos en blanco.

-¿De qué hablas?-Le pregunte, y él nos guío a unos sillones, para que, nos sentáramos.

-Soy el rey del Infierno, y eso me causa muchos problemas, muchos demonios quieren destronarme, y yo no los dejo, pero descubrieron que tenía dos hijos, y con tal de hacerme sufrir, ellos los empezaron a buscar a Alexis y a ti.-Me explicó-Como tú vivías con los hijos de Raziel, ellos nunca pudieron encontrarte, pero Alexis no tuvo la misma suerte.-

-¿Qué le paso a mi hermano?-Le cuestione preocupado a mi padre cuando se detuvo.

-Lo encontraron cuando tenía diez años, lo torturaron, y terminaron matándolo.-Me respondió y me quede congelado-Sé que viste a tu hermano en un sueño Alexander, él dejo el recado a su magia, de que te diera el mensaje, si tú no detienes tu oscuridad, ella te consumirá, como lo hizo el odio a Alexis mientras lo torturaban.-

-¿Y qué hago?-Pregunte, pero no podía dejar de pensar en mi hermano siendo torturado por demonios.

-Tú eres la luz, Alexander, y Alexander interno, es la oscuridad. Alguien tiene que llamarte, para que, tú regreses a tu cuerpo.-Me intento explicar, pero yo no entendí, por lo que, agregó-Si Oscuridad te está controlando, con que alguien te llame Luz, volverás a tener el control de tu cuerpo.-

Entendí, y vi que Sebastián también.

-Descuide, yo lo llamare cada vez que Oscuridad aparezca-Le aseguro mi amigo, y mi padre asintió.

-¿Y qué pasa con los demonios?-Pregunte, y mi padre me miro con dolor.

-Aún te buscan-Me contesto-Tienes que esconderte, Alexander. Vuelve con los cazadores de sombras, oculta tus poderes, has lo necesario para que no te noten, o harán lo mismo que le hicieron a tu hermano. Y yo no quiero que tú también te mueras.-

-No voy a morir-Dije seguro y Sebastián me apoyo.

-Es hora de que se vallan, mi dimensión ya no es tan segura como antes-Nos avisó mi padre mientras se levantaba.

Yo me levante del sillón con Sebastián, eh inmediatamente, mi padre me abrazó.

-Por favor, no dejes que te maten, Alexander. Eres lo único que me queda de Alexandra, y yo te quiero demasiado.-Me susurro al oído.

Cuando se apartó, un agujero apareció, de nuevo, debajo de nosotros, y caímos sobre el suelo, del departamento de Jonathan.

"Yo también te quiero, papá"-Pensé y supe enseguida que él me había escuchado.

Continuara...

Entre la luz y la oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora