Capítulo 10: Mi querido hermanito

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Capítulo 10: Mi querido hermanito

Sebastián me llevó a una plaza, lejos de la casa de Lucien, donde por fin, pude calmarme.

-¿Estás bien ahora?-Me pregunto mi amigo, mientras me abrazaba.

-Sí, estoy bien.-Le conteste, mirándolo, sino seguro no me creería.

-¿Qué piensas hacer ahora?-Me cuestiono, mirándome.

Empecé a sentir un fuerte dolor en el abdomen, pero no quise decir nada.

-No lo sé, quiero conocer a mi padre y a mi hermano, pero no quiero volverme malvado.-Le respondí.

Cada vez el dolor era más fuerte, pero fueron las palabras de Sebastián, lo que hicieron que mirara.

-¡Alec, estas sangrando!-Me exclamo, preocupado.

Yo apenas tuve tiempo de mirar mi remera manchada de rojo, cuando escuche el ruido de vidrios rotos y todo se volvió oscuro.

"-Alec, Alec-Escuche que me llamaba, era el niño de nuevo, podía reconocer su voz, pero no lo veía.

-¿Dónde estás?-Pregunte a la nada, no era capaz de ver más allá de mí.

-¿No me recuerdas, Alec? Recuérdame, tú saber quién soy, sabes mi nombre, ¿O es que ya no me quieres?-Escuche su voz.

No sabía que responderle, sabía que era mi hermano, pero su nombre...yo no sabía cómo se llamaba, no lo recordaba.

-Alec, Alec-Siguió llamándome, pero yo no le respondí.

Fue entonces cuando escuche un grito, mi madre gritándole a Valentine seguro, me hubiese gustado salvarla, pero no podía, no sabía dónde estaba, y no correría en la oscuridad solo para buscarla, me daba miedo.

De repente, estaba en el pueblo incendiado, pero aun así, no me moví. Vi una silueta negra acercarse, y me pareció reconocer a Jace, sin embargo, no era él, era yo, era mi hermano gemelo, que me miraba. Te nía la misma altura que yo, se vestía igual, era igual, a excepción de sus ojos, a excepción de esos ojos violetas que me miraban fijamente.

-¿Me recuerdas, Alexander?-Me pregunto, con una voz imponente.

No supe por qué, pero asentí, y empecé a llorar sin moverme.

-Eres Alexis, mi hermano-Se escaparon de mi boca, palabras que no conocía, que no sabía que había pronunciado.

Él me miro, con una sonrisa torcida.

-El sello se rompió, ahora vendrás con nosotros-Me dijo, casi ordeno, no lo reconocía, ¿No se suponía que él era la luz? ¿Qué él era el bueno?

-¿Qué te pasó?-Le pregunte, mirándolo con tristeza, no era la clase de persona que esperaba.

-Viví una vida muy cruel, hasta que mi padre me encontró.-Me contesto, y luego agregó-Imagino que para ti fue igual-

No era cierto, yo no había vivido mal, al menos no tan mal, como parecía que él había vivido.

-No quiero volverme malvado-Dije sin pensar, y él se empezó a reír.

-Hay Alec, ¿Pero qué dices? Tú ya eres así, la sangre de Lucifer corre por tus venas, ya eres malvado, y ahora que el sello se rompió, regresaras a ser el mismo niño lleno de oscuridad que eras-Me respondió.

Yo no quería eso, no quería ser como él.

-No quiero regresar a ser lo que era antes-Le contradije.

-Demasiado tarde, querido hermanito-Me contesto sonriendo, y comenzó a alejarse de mí.

-Yo te extraño-Le dije para que se quedara-Pero no quiero ser oscuridad.-

Vi que él se dio la vuelta, me sonrió, y volvió a darme la espalda.

-Hay cosas que no pueden detenerse, una de ellas, es que tú te vuelvas oscuridad. Es demasiado tarde, mi querido hermanito, ya no hay vuelta atrás-"

Me desperté agitado, con Sebastián a mi lado.

-Alec, ¿Estás bien? Te desmayaste-Me dijo, muy preocupado.

-Estoy bien-Le conteste, intentado calmarme.

-El sello se rompió-Me comentó, y yo lo mire asustado.

-¿Cómo? ¿Cuándo?-Le cuestione.

-En el parque, no sé la razón, pero te desmayaste porque el sello se había roto, y tienes una cicatriz en el abdomen.-Me explicó.

Yo levante mi remera, y vi, al lado de mi ombligo, una flor de loto, con los bordes muy rojos.

-No, no es posible-Susurre-No quiero volverme malvado, no.-

-Alec, no te vas a volver malvado-Me aseguro Sebastián, pero yo lo negué.

-Mi hermano me lo dijo en mi sueño, me voy a volver oscuridad de nuevo, ¡pero yo no quiero!-Le intente explicar

-Alec-Me llamo Sebastián, mientras de agarraba de los hombros-Si tú no quieres volverte malvado, no lo vas a hacer, más allá de la sangre, lo que importa es tu fuerza de voluntad, porque con ella, puedes dominar esa oscuridad que tienes, ¿Lo entiendes?-

Asentí, más tranquilo, y apoye mi cabeza en el pecho de Sebastián.

-Gracias, Sebastián-Le dije, y él empezó a acariciar mi cabello, de manera tierna.

­-Todo va a estar bien, Alec. No voy a dejar que nadie te haga daño, ni siquiera tú mismo.-Me gusto oír eso, y me relaje más, no tenía nada que temer, no con Sebastián a mi lado.

Continuara...

F[bv! 

Entre la luz y la oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora