Capítulo 7: ¿Quién soy? ¿Qué me paso?

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Capítulo 7: ¿Quién soy? ¿Qué me paso?

Pase dos semanas encerrado, por mi castigo, pero ni bien me dejaron salir, corrí a toda velocidad a casa de Magnus, si alguien sabía sobre demonios, era él.

Podría decirse que mi llegada, no era nada esperada, pues Magnus, al verme en la puerta, me miro con confusión y sorpresa.

-Magnus-Le llame, y él asintió sin entender nada.

-¿Qué haces aquí, Alec? ¿Ya no estás castigado?-Me pregunto, dejándome pasar.

-No, ya no.-Le conteste, y luego alegue-Necesito tu ayuda.-

Magnus se sentó en uno de sus sofás, y yo en el otro.

-¿Qué pasa?-Me pregunto, mientras hacía aparecer en su mano, un vaso con vino.

-¿Qué demonios mayores tienen ojos violetas?-Pregunte, y él me miro con seriedad.

-¿Por qué quieres saber eso, Alec?-Me cuestiono.

-Solo necesito saberlo, por favor-Me excuse, y lo mire con pena.

-De acuerdo-Accedió-Pero son muchos.-

-Si uno de ellos tuviese un hijo, ¿Cuál sería capaz de comunicarse con él a través de telepatía?-Le pregunte.

Desde la última vez que había escuchado la voz en mi cabeza, comencé a pensar que quizás se podría tratar de mi padre, hable con Sebastián sobre esa teoría, y él estuvo de acuerdo.

-Hay...un solo demonio capaz de hacer algo así...-Me dijo Magnus mirando el suelo-Ese demonio es...es...es Lucifer, el Dios del Infierno.-

Aterrorizado, así es como me nombraban los ojos de Magnus, pues al terminar de pronunciar la frase, yo me había puesto muy pálido y estaba temblando.

-¿Alec? ¿Estás bien?-Escuche la pregunta de Magnus, pero lo único que atine a hacer, fue a levantarme del sofá.

-Me tengo que ir-Le espete y literalmente, corrí a la puerta.

Antes de agarrar el pomo de la puerta, Magnus me acorralo contra una pared, y puso su mano sobre mi mejilla, parecía preocupado, no, lo estaba.

-¿Qué está pasando, Alec?-Me pregunto.

Yo estaba alterado, ya no pálido, pero seguía temblando.

-Me tengo que ir-Repetí.

Magnus me miro confundido, pero antes que hiciera nada, me escabullí y salí de su departamento. Corrí hasta llegar al Central Park, y desde ahí, tenía la intención de llamar a Sebastián, sin embargo, antes de poder hacerlo, él me atrapo y llevó detrás de unos arbustos.

-Sebastián-Le llame, y él me soltó.

-Alec, estás temblando-Me indicó, preocupado.

-Descubrí algo-Le revelé, y creo que volví a ponerme pálido, porque, él me abrazó, y me sentó bajo un árbol.

-¿Qué encontraste?-Me cuestiono, posando sus manos sobre las mías.

-Ya sé quién es mi padre-Le conté, y luego agregue-El demonio mayor de ojos violetas...es Lucifer.-

Sebastián volvió a abrazarme, y yo le correspondí.

-Deja de temblar-Me susurro al oído-Estoy contigo, tranquilo.-

No estoy seguro de por qué, pero supongo que al ayudarme, termine considerándolo como un amigo, y al escuchar sus palabras, me calmé.

Cuando me soltó, me mostro una sonrisa muy hermosa, y yo también sonreí.

-Ya sé qué paso con los niños-Me dijo-Sé lo que te paso.-

-¿Qué me hicieron?-Le pregunte, y temí la respuesta.

-Cuando un demonio y un mundano tienen hijos gemelos, uno nace con todas las bondades del mundano, y él otro con toda la oscuridad del demonio.-Me explicó.

-Somos luz y oscuridad-Musite, recordando al niño.

-Valentine quería hacerle una trasfusión de sangre al niño con las bondades, pero no descubrió cuál era, así que, se la hizo al que se parecía a su madre. El donador fue Robert Lightwood-

-Y me hicieron la transfusión a mí-Agregue.

-Al otro niño lo dejaron en un orfanato mundano, en Berlín.-Me contó Sebastián-Días después de la trasfusión, descubrieron que el niño que tenían se comportaba de forma mala, y nadie podía calmarlo. Valentine se había equivocado, le había hecho la transfusión al niño que tenía la oscuridad, por lo que, al no poder controlarlo, le pagaron a un brujo para que sellara sus poderes y recuerdos de su madre, hermano y padre.-

-Entonces... yo soy la oscuridad.-Dije, más para mí mismo que para él.

-Sí, Alec-Asintió.

-¿Quién soy? ¿Qué me paso?-Susurre.

-No puedo responder eso, pero puedo ayudarte a descubrirlo.-Me sugirió Sebastián.

-¿Cómo?-Le pregunte.

-Sé quién es el brujo que sello tus poderes, voy a rastrearlo, eh iremos a visitarlo juntos-Me contesto con ahínco, mostrándome una sonrisa decidida.

-No puedo regresar al Instituto-Le dije, y él me miro confundido-Mis poderes son cada vez mayor, en estas dos semanas me eh despertado flotando, con mi habitación inundada, y una vez destruida, es demasiado peligroso que yo regrese.-

Sebastián se quedó pensando, y un momento después me contesto.

-Ven a vivir conmigo entonces, a mí no me tienes que ocultar nada.-Me sugirió, y yo accedí.

-Es mejor que nos vayamos, el Central Park puede ser peligroso, si te ven a ti estarás en problemas.-Le dije, el asintió, y tomándome de la mano, nos tele-transportamos lejos.

Continuara...

Entre la luz y la oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora