El cigarro se consumía entre sus dedos. Pronto todas las grandes luchas parecerían escasas frente a la suya.
- Eres terrible - le dijo-. Das asco porque estás amargada y no eres capaz de hacer las cosas más simples.
- Déjame en paz. No te he pedido que vengas.
- Siempre estás llamándome. Estás sola. Y soy la única compañía que te queda.
- Si eres lo único que me queda prefiero no tener nada.
- No te engañes. No puedes estar sin mí. Te sientes muy sola y eso te duele mucho. Y por eso siempre terminas haciéndome venir. Acudes a mí, aunque nunca te conteste. Y después, cuando vengo a por ti, huyes. Como si no fueses tú la que me hubieses llamado primero.
- Puedo estar sin ti perfectamente.
- Pues claro que no. Si no, yo no existiría. Estoy aquí porque quieres que exista. Porque en el fondo, te da miedo estar sola, te da miedo tener que enfrentarte sola a la vida, porque eres cobarde y no quieres asumirlo. Por eso me necesitas. Y por eso siempre vengo.
- No.
- Sí. Mírate y mira en qué te has convertido. Nadie. Nada.
Siempre soy sincero. Si hay algo para lo que puedas llamarme, que sea por eso.
- Eres el único que dice la verdad, eso es cierto.
- Claro. Por qué iba a mentirte.
- Para hacer que me sienta mejor.
- Claro que no. Jamás te mentiré ni te engañaré. Eso te lo aseguro.
Eres un desastre, ¿eh?
- Sí. Siempre lo he sido. Nunca aprendo nada, Enzo. Siempre tengo que volver a empezar.
- No todo el mundo es útil. Eso es algo que deberían habernos enseñado. Unos lo son, pero ocupan poco espacio, o demasiado espacio. Después, el resto. Somos lo que nadie quiere. Inútiles. Al azar y sin rumbo.
- ¿A qué os dedicáis entonces?
- Nos. Inclúyete también. Reivindicamos nuestra inutilidad. Molestando. Poniéndonos en medio. Siendo contradictorios y vacíos al final. Mantenemos el orden de las cosas.
- ¿Desde cuándo romper crismas y violar mujeres ha sido mantener el orden de las cosas?
- Desde que las crismas son nazis. Desde que tenemos la necesidad de demostrar que no somos como ellos, sino peores, y que no nos importaría matarnos al terminar. Suelen mearse encima cuando les cuento esto.
- ¿En serio se mean encima?
- No todos, pero algunos de ellos sí. No lo hacen en todo el día porque tienen la mente ocupada, así que llegamos nosotros y la disciplina se les queda mermada. Créeme. Peores que los polis. Hay que andarse con cuidado.

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31 caras
Kurzgeschichten31 identidades, fracasos, borracheras, pares de ojos, manos, heridas. 31 fragmentos de personajes en un puzle que no termina nunca.