(7) Cara P: Tres perros (introducción)

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Venidos de cancerbero los

hijos de la anarquía están

apostados en la puerta.


Cuando venga la policía morderám los tobillos, la carne. Morderán las caras de los maderos.

1312.  Esperan a que se mueran.

Chorreando la sangre en el suelo.

A la luz de la luna, la sangre parece negra. Lo dijo alguien.

Las farolas iluminan el polígono, donde aún quedan otros bares abiertos.

Los perros están de nuevo juntos y revueltos. Rabiosos y sin dinero, van robando cubatas.

Ladran, ladran, ladran.

Enzo mira más allá de la autopista que se extiende en primera línea, cerca de sus pies. Pasan por ella camiones y camionetas. Abre la boca para exhalar la columna de humo que se forma con un puro.

Acaba de estar con Efi. Una buena noche. Efi le regaló una cajita de puros. Enzo un colgante robado.

Esta vez ha sido más suave con los golpes. Está preocupado y complacido. Solo por esta noche, especial. 

Él es el único de los perros con dinero. Podría pasar la noche allí.

Toro está fumando silenciosamente. Está preocupado porque han cambiado a las chicas que le gustan por otras más jóvenes, rusas. Está demasiado cansado para hacer chistes.

Nadie le rie las gracias hoy, así que, en días como hoy, Toro prefiere mantener la boca cerrada para no patinar y arrepentirse más tarde. 

Dante charla con el puerta. Animadamente le cuenta lo mucho  que le gustan los documentales sobre ovnis y psicofonías. El tipo lo mira con cierta incredulidad.

- ¿Tú crees en eso?

La voz del puerta, grave pero pequeñita, contrasta con el ronquismo tremendo de ese chorro de voz que sale de Dante.

- En los polígonos siempre pasan esas cosas, ¿no?

- Bueno, lo más parecido es lo de esos tíos que empezaron a plantar pinos, literalmente tío.

Sabes eso de que si los ovnis ven símbolos en la cebada saben que hay vida humana, ¿no?  Pues imagínate hectáreas llenas de putos árboles haciendo un triángulo rectángulo.

- Es que no hay suficientes luces en este puto polígono para darse cuenta, claro.

- Desde luego más luces que las de esos tíos, hay. Al menos repoblan con la tontería. 

- A ver, yo no digo que me crea todo al pie de la letra, es simplemente que me parece divertidísimo. Me encanta que los ovnis tengan relación con los nazis. Quiero pensar que están todos igual de puestos-. Dante se volvió hacia Enzo, que seguía mirando profundamente a la carretera y sus sonidos cuando pasaban los cochecitos y camiones. 


- ¿Qué opinas tú, Pelagatos?

Enzo de repente se agachó hasta ponerse a cuatro patas. Para la cantidad de alcohol en sangre, era cuanto menos sorprendente su capacidad de mantenerse sobre cuatro patas sin caerse al suelo. Con el puro en la boca, se movía por el suelo chupando su puro mientras mascullaba:

- "Somos los perros negros, los perros de la muerte. Somos los novios y guardianes de la muerte. Al otro lado del camino los nuestros nos reclaman". ¡En esta constante lluvia que es la cortina de la vejez y la muerte, dar un mordisco al aire es un acto de rebeldía!


31 carasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora