Capítulo 1

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Meneo la cabeza mientras observo las espaldas de mis compañeros de clase este año en Dunbar high school. Todos iguales, ¡Qué desperdicio estar aquí sentada! Todo sería sumamente mejor si tuviera entre mis manos el libro que estaba leyendo anoche, “Amanecer” de Stephanie Meyer.

Oh, cuanto amo a Edward. Ese misterio en sus ojos, esa forma de hablar tan profunda.

Agarro mi bolígrafo y saco mi libreta de anotaciones personales del morral. Sin pensarlo mucho, anoto esas dos cosas.

“Misterio en sus ojos”

“Voz profunda”

Suspiro y cierro la libreta. Ya van casi veinte características de un hombre que no existe, ni existirá, porque son demasiadas condiciones, una persona que las poseyera todas de seguro… pues no sé, explotaría.

“Esto nunca va a pasar…” me digo con cierto pesar.

Justo en ese instante la maestra Flowers entra en el salón, tan rechoncha y colorada como siempre, con el entrecejo fruncido. Me pregunto si no se cansa de estar con esa expresión de odio constante.

Todos guardan silencio y Cam, la castaña de ojos verdes, semi-perfecta, mi mejor amiga, sentada delante de mí, me mira con cara de sorpresa.

- ¿Qué? – mascullo en voz baja, para que la maestra Flowers no me escuche.

- El chico de la puerta – susurra divertida y se voltea para saludar a la maestra. Busco con la vista la puerta del salón, y claro, hay un chico con ambas manos en los bolsillos, alto, con un aire de desinterés y bastante atractivo, pero nada muy fuera de lo común, digo, he visto chicos mejores y he salido con mejores que él. No es nada de otro mundo.

- Buenos días alumnos – la voz rasposa y molesta de la maestra Flowers, que por cierto nos imparte la materia de Orientación y Psicología, que es un electivo en el instituto, resuena como cada año en el salón, provocando expresiones de desagrado en la mitad de la clase.

- ¡Buenos días maestra Flowers! – respondemos sin muchas ganas. Vuelvo mi vista a la puerta, el chico sigue ahí.

- Ya siéntense – hace una seña y todos nos dejamos caer en los pupitres.

Dirijo mi vista a la ventana que tengo a mi lado. Afuera el día está soleado, aunque no durará mucho, siempre llueve acá, Washington no es un lugar muy cálido. Fuera, hay un deportivo rojo, simplemente perfecto, frunzo el ceño intentando adivinar de quién es la joyita.

- Alumnos – la señora Flowers llama nuestra atención y el chico de la puerta camina hasta ella. Tiene una seguridad peculiar al caminar, como si en cada paso, sabe que no caerá – Este es James Fenton, su nuevo compañero, espero que le den una bienvenida como corresponde. James toma asiento donde apetezcas – la maestra hace un gesto con la mano y el tal James camina entre las mesas.

Cam se da la vuelta y murmura: “Es caliente”. Yo río y niego con la cabeza.

Ni en un millón de años él sería “Caliente”. El chico camina hasta el final del salón y se sienta dos puestos tras de mí, también junto a la ventana.

- Bien, este año me han dado un nuevo programa de clases – explica Flowers – consiste en la identidad humana, para hacerlo divertido preparé un proyecto en parejas – Cam se da la vuelta y me mira ansiosa – donde se dedicarán a conocer a fondo a uno de sus compañeros, y en cinco semanas deben entregarme un informe sobre la identidad de esta persona. Será al azar – dice. Yo frunzo el ceño. Cam levanta la mano – ¿Sí Silver? – pregunta la maestra.

- ¿No podemos elegir a nuestra pareja? – dice Cam.

- No, la idea es que aprendan a conocer a su compañero, no que hagan algo sobre alguien que ya saben cómo es, además estoy segura de que usted elegiría a Morgan como compañera, y no me apetece tenerlas platicando toda la clase como cada año – me lanza una mirada acusadora. Pongo los ojos en blanco.

El chico idealDonde viven las historias. Descúbrelo ahora