|•La voz sigue hablando•|

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La puerta de la residencia Tsukino se abrió a lo que Serena dirigió su mirada a la entrada notando como sus padres y Sammy habían llegado a casa.

—Ey, Serena tonta —la llamó su hermano con burla —he sacado mejores calificaciones de las que tu puedes sacar.

—No molestes a tu hermana —le llamó la atención Kenji, pero Serena no respondió ante aquello, más bien se levantó del sofá y camino hasta su hermano y revolvió sus cabellos para después sonreirle.

—Felicidades por eso, Sammy —le felicitó Serena sorprendiendo no sólo a su hermano sino también a sus padres —estaré en mi habitación por si me necesitan —comentó dirigiendo su mirada a sus padres para después ir por las escaleras a su cuarto.

[...]

Un nuevo día había llegado, Serena había cumplido la misma rutina de los últimos dos días, levantarse temprano debido a las pesadillas, cambiarse y marcharse a la escuela sólo para volver a casa donde se encerraba en su habitación y conversaba muy poco con su familia a la hora de comer, inclusive Luna ya no durmió en la habitación de la rubia.

Tick Tock, suenan las manecillas del reloj —dijo la voz de Caos resonando en su cabeza a lo que la rubia envolvió la almohada alrededor de su cabeza fastidiada —Tick Tock, el tiempo sigue corriendo sin más.

—Tu voz es un fastidio —se quejó Serena levantandose de la cama dirigiendo su mirada a la ventana notando que el sol brillaba con intensidad —deben ser las dos o tres de la tarde —musitó para bajar sus pies hacía el suelo cuando de pronto tocaron a su puerta.

—¿Todo está en orden, Serena? —Le preguntó su madre desde el otro lado de la puerta.

—Lo estoy, mamá —respondió dirigiendo la mirada a la puerta la cual notó como el pomo de esta se movió bruscamente.

—¿Por qué estás con la puerta cerrada? —Le cuestionó Ikuko con preocupación, Serena suspiró para después dirigirse a la puerta y abrirla encontrándose con su madre.

—Sólo necesitaba algo de privacidad, suelo dormir a esta hora y no quería que entrarán —respondió observando a su madre con algo de irritación ante su interrogatorio.

—La señorita Meioh llamó —le informó Ikuko cambiando el tema —quería saber si irías al templo, te preguntaría directamente pero dice que tienes el teléfono apagado.

—Yo no iré ¿podrías decirle eso si vuelve a preguntar? —lo pidió más que nada —la razón por la que apague el teléfono es porque sé que se han dado cuenta de que estoy muy callada y por ello han organizado la reunión en el templo —pensó frunciendo el ceño —y la verdad no tengo ganas de soportar sus interrogantes e indagatorias sin sentido.

—Serena, últimamente sólo vas a la escuela y vuelves directamente, casi no sales y te la pasas en esta habitación —enunció Ikuko —te pregunto de nuevo ¿todo está en orden?

—Ya te dije que no es nada así que por favor ya dejame en paz —pidió de mala gana Serena mientras desviaba la mirada de su madre.

—Soy tu madre, estoy preocupada de que algo te esté sucediendo pero tampoco te obligare a hablar —le dijo Ikuko con dulzura colocando su mano en la mejilla de su hija para acariciarla con su pulgar —recuerda que siempre voy a estar para ti, cariño —le recordó para después darse la vuelta e irse, la rubia sintió cierta opresión en el pecho y volvió a su habitación cerrando la puerta.

Perdón mamá, sólo que me sucede algo en lo que no puedes ayudarme, estoy luchando contra algo por mi cuenta —pensó dirigiéndose al balcón donde dirigió su mirada a la avenida —¿Por qué tengo que lidiar con esto? —Cuestionó la rubia al aire con notorio cansancio mientras una suave brisa la hacia sentir escalofríos —no quiero que Caos me controle, no quiero tener este temor que surgió desde que él revelo esto, no quiero lastimar a los que amo.

No podrás volver a salvarlos —dijo de pronto Caos haciendo que sus palabras hicieran eco en la cabeza de la rubia quién apretó la mandíbula.

—No será necesario tener que salvarlos si no dejo que me controles —refutó Serena con seriedad intentando mantener la calma —no voy a ser tu estúpido recipiente, no puedo dejarte.

Deberias saber que hay nuevos enemigos detrás de ti, que trabajan para mi —le informó con cierta burla haciendo que la rubia crispara los puños.

—¿Y qué? —Preguntó ella con ironía —¿Me matarán o me obligarán a ser tu recipiente? —Cuestionó.

Te lo recuerdo, princesita caprichosa Serena apretó la mandíbula con fuerza —que eres una de las personas más poderosas de la galaxia y con Caos en ti eres el doble de poderosa, mientras yo esté en ti siempre trataré de controlarte.

—Te diré que no me da placer la idea de estar bajo tu control, no esperes que simplemente te acepte o deje que uses mi cuerpo como se te de la gana —musitó con agresividad.

No has prestado atención, sin darte cuenta tu actitud irá cambiando poco a poco, la prueba esta en como me estás contestando, ¿sabes? Deberiamos llevarnos bien, después de todo compartimos el mismo espacio —argumentó de forma burlesca.

—Hablas demasiadas tonterías, mejor desaparece por un maldito rato ¿puedes dejarme al menos sola un rato? —le cuestionó completamente irritada.

Recuerda, las cosas siempre transcurren poco a poco —susurró desvaneciéndose.

Una vez Serena ya no escucho más a Caos suspiró agotada, después se adentró a la habitación de donde saco una muda de ropa de su armario la cual se colocó con rapidez, tomó su bolso y salió de inmediato de ahí dirigiéndose a la salida pasando frente a su madre quien salía de la cocina y su padre y hermano quienes estaban en la sala y voltearon a verla, ella simplemente salió en silencio.

—Ten mucho cuidado, hija mía —susurró Ikuko observando la puerta cerrada con preocupación, sabía que algo estaba muy mal pero era relacionado a ese asunto que sólo a su hija le concernía desde hacía un tiempo cuando estaba en la secundaria.

[...]

El Caos Que Me Atormenta [CORRIGIENDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora