Capitulo 5

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La puerta de mis aposentos se abrió y cerró rápidamente y de repente me encontré dando vueltas en el aire entre los brazos de Ward.

-Te he echado de menos- me dijo volviendo a colocarme en el suelo.

-Sabía que no podías vivir sin mí ni diez minutos- me burlé mientras acariciaba su mejilla y su cuello.

-No, no puedo. Por eso estoy deseando que lleves a cabo tu idea.

-Lo harán mientras estemos en Asgard y en nuestro viaje en busca de las brujas.

-¿Y cuándo iremos a Asgard?

-Pasado mañana, su rey no nos puede recibir antes.

-Está bien, estoy deseando solucionar todo esto.

-Y yo.

-¿Me tienen que ver salir, no?- me preguntó triste.

-Sí, lo siento.

-No por mucho tiempo.

-No por mucho tiempo.

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-Skye- me llamó Jemma sentándose a mi lado, al igual que Fitz.

-Jemma- imité su saludo.

-¿Qué nos estamos perdiendo?- me preguntó-

-No te entiendo.

-Cree que estás con Ward- me aclaró Fitz.

-Oh.

-¿Oh?

-Soy reina, no podría estar con él aunque quisiera- mentí. No quería mentirla, pero eran los doce de la mañana y los jardines estaban abarrotados de oídos en los que no podía confiar-. Estoy prometida.

-Sí, eso he oído- dijo Jemma triste.

-Solo deseo acabar con esto, casarme con el hijo del Condes será honrar a mi padre y sus decisiones. A penas conozco a ese hombre, pero me es indiferente... es mi destino.

-No puedes estar hablando en serio- me contestó Jemma perpleja. Yo me levanté y cogí sus manos.

-Haré lo correcto, confía en mí. Me casaré con ese hombre y quiero que todo el mundo pueda oírlo.

Ella pareció entender lo que la quería decir y me dedicó una gran sonrisa.

-Entonces espero que te haga feliz.

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-¡Mi señora! ¡Majestad!- me llamó un mensajero entrando apresuradamente en la biblioteca en la que leía junto a Jemma y una de mis damas.

-Clara, traedle agua- le pedí a una de mis damas-. Sentaos- le pedí al mensajero.

-Gracias majestad- dijo jadeante mientras se dejaba caer sobre una silla-. Traigo noticias de Llanura.

Clara le entregó el vaso de agua y él se lo bebió de un trago.

-Casi no salgo vivo de allí. Vuestra hermana me mandó a pediros ayuda a vos y a su esposo.

-¿Aurora sigue viva?- le pregunté.

-La última vez que la vi lo estaba, majestad. Os lo suplico, tenéis que mandar ayuda.

La herederaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora