Grandes murallas se alzaban frente a nosotros, sobre ellas había soldados de tez morena portando lanzas y espadas. Me resultó sorprendente que las puntas de todas las lanzas fueran de metal, eso no era algo que se soliera ver.
Las puertas de la muralla se abrieron y nos recibieron dos soldados.
-¿Quiénes sois?- nos preguntaron.
-Mi nombre es Skye, soy la reina del otro lado de la zona rocosa. Quiero hablar con el gobernante de este lugar.
-¿Vos? ¿Reina? Apenas traéis un par de soldados y no portáis estandarte.
-He tenido que huir de mi hogar, me acompañan mi hermana, mi cuñado, mi sobrino, unos cuantos consejeros y amigos, los soldados y mi marido.
-Las noticias, aunque raramente salgan de este lado de la zona rocosa hacia lo que vos llamáis hogar, al contrario sí que suelen hacerlo. Sé que vos, si sois quien decís que sois, ya no sois reina de nada y que no estáis casada.
-Es reciente, fue en la zona rocosa. Ahora llamad a vuestro rey- lo último lo dije con tono autoritario.
-Está ocupado.
-Pues que saque tiempo- le dijo Grant y yo asentí.
-¿Quiénes os creéis que sois?
-Reyes- le respondí.
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El interior de aquella fortaleza era precioso, con grandes jardines y fuentes por todas partes.
-Es precioso- me susurró Jemma.
-Sí que lo es- le conteste mirando disimuladamente a mi alrededor. Debía mostrarme impasible, inalterable, debía de mostrarme como un monarca capaz de moverme en mil batallas.
-Su divina majestad os recibirá enseguida- me dijo una mujer de cabellos largos, ondulados y morenos. Yo asentí sin apenas mirarla.
-¿Divina?- me preguntó Ward.
-No lo sé. No sería el primer rey que se cree un dios- le contesté apartando la vista de él y Grant me cogió la mano.
-Eh, volveremos a casa- me dijo intentando reconfortarme.
-Yo ya no sé cuál es mi casa- le contesté.
-Tu casa es la Tierra, donde has pasado gran parte de tu vida, tu casa es tu reino, aquel que vamos a recuperar juntos.
-Mi casa eres tu- le contesté-, estoy en casa siempre que esté a tu lado.
-¿Reina Skye? Nos llamó un anciano vestido con una túnica blanca desde una puerta-, su divina majestad puede recibiros. Seguidme- todos comenzamos a seguirle pero el anciano freno en seco-. Solo los reyes- dijo sin darse la vuelta.
Me giré hacia mis acompañantes y asentí con la cabeza antes de que Grant y yo siguiéramos al anciano a través de un largo pasillo lleno de cuadros que daba a una puerta.
El interior de la sala era de mármol blanco, completamente blanco, solo marcado por líneas de oro que brillaban gracias a la luz del sol que entraba por un agujero circular estratégicamente situado en el techo. La sala daba la sensación de tener luz propia.
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La heredera
FanfictionSkye no es quien nosotros pensamos, ni siquiera es de nuestro planeta. Ella es la princesa de otro planeta cercano a Asgard que fue enviada a la Tierra para su protección. Las cosas no están bien en su planeta natal, un malvado duque quiere hacerse...