El mejor amor

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El trayecto del viaje se considero lo más tranquilo posible. No hablamos mucho, no más de lo necesario; por más que preguntara a donde nos dirigíamos no obtenía una respuesta.

Al llegar, pude reconocer inmediatamente el lugar, Jae Bum me había invitado en varias ocasiones pero lo que desconocía, era haber venido una vez con ella.

Supe que fue en esta misma estación que pasamos dos días completamente solos, sin interrupciones o molestias. Según HaNeul, fueron los días que jamás llego a olvidar.

Entrar a la cabaña me trajo una oleada de sensaciones que me fueron imposibles de descifrar, era como si este lugar intentara traerme recuerdos que había perdido. Luego de comprar todo lo necesario dimos un breve paseo por la zona, observando algunas pequeñas tiendas y el atardecer.

Le ayude con la cena y a lavar cada plato utilizado. Me acomode cerca de la chimenea y minutos después ella se acerco acomodase a mi lado mientras me tendía una taza de café, y se cubría con las frazadas que habíamos tomado de una de las habitaciones. Nuestra conversación comenzó mientras observamos como la madera ardía brindándonos calor; llegue a conocer más de nuestra relación y de cómo crecía a pesar de algunas discusiones que solo lograban acercarnos aun más.

La melancolía invadió su rostro al momento de hablar sobre el pasado, sus ojos cristalinos amenazaban con dejar escapar algunas lágrimas. La atraje a mi pecho mientras mis brazos intentaban ser su apoyo para que no quebrara nuevamente, de solo verle en esa condición tan vulnerable desataba en mí una especie de aflicción; inconscientemente me culpaba por causarle tristeza.

Los minutos pasaron sin que ninguno dijera una palabra, HaNaeul podía oír a la perfección mi respiración y cada latido al tener tan cerca mi pecho. Elevo su rostro para regalarme una sonrisa agotada, su voz diciendo que iría a descansar se oyó lejana, sus ojos me atraparon brevemente; deslice mi mirada hacia sus labios y allí mismo fue donde la tentación surgió.

Lucían tan suaves, delicados y de un color que me incitaba a probarlos. Debió conocer mis intenciones ya que no se molesto en apartarse cuando comencé a acercarme, mi mano acaricio su mejilla en el mismo instante en que me unía a ella en una beso repleto de anhelo. Mi interior se lleno de diferentes emociones causando un torbellino; deseo, alegría y amargura fueron los principales protagonistas.

De alguna manera me sentía dichoso de besarle pero al mismo tiempo, la amargura me dejaba ver que alguien saldría herido mientras que el deseo, provocaba que quisiera mas de ella, necesitaba mucho mas.

Lentamente la recosté, procurando que una almohada se acomodara en su cabeza para no causarle dolor, mis manos comenzaron la travesía de explorar cada rincón de su cuerpo. Nuestra respiración empezaba a volverse más rítmica al igual que nuestros corazones, sus manos se divirtieron en mi cabello por un momento y descendieron a mi espalda luego, atrayéndome aun más. Aunque mis intenciones por tenerle bajo mi cuerpo crecieron a gran escala, tuve una gran fuerza de voluntad para detenerme; con nuestros labios aun unidos, apreté su cintura y comencé a separarme haciéndole saber que no podría continuar.

Solo un beso en su frente basto para quitarle aquella mirada de desconcierto y desilusión. Me acomode a un lado asegurándome de cubrirnos adecuadamente. A pesar de haber detenido el deseo, no tenía intenciones de alejarla de mi lado; atraje su cabeza hacia mi pecho y comence a acariciar su suave cabello. Un beso y una corta canción acompañaron el momento, frote mis ojos para quitar las lagrimas que querían escapar mientras que ella, entre sueños se aparto de mi pecho. Mi brazo se mantuvo firme a su cintura y entre una extraña opresión en mi interior intente dormir.

Desperté por la mañana sin verle a mi lado, me quede un momento observando el techo cuando HaNeul apareció regalándome una verdadera sonrisa. El desayuno fue silencioso pero no incomodo; pasamos el tiempo que nos quedaba sumergiéndonos en una caminata. Antes de regresar a casa hicimos una última parada en el mirador, con el atardecer viéndose desde aquel lugar, de alguna manera me trajo calma pero sabía que no se debía precisamente al paisaje. Quizás el estar junto a ella llegaba a traerme la tranquilidad que tanto busque luego de mi accidente.

Durmió durante todo el camino de regreso. No pude hacer lo mismo ya que mis pensamientos empezaron a torturarme; perdí la cuenta de las veces que bese su frente y acaricie su mano entrelazándola a la mía. Era agradable verle dormir.

Por fortuna Jae Bum no se encontraba cuando llegamos a casa. Me senté en el sofá mientras esperaba que HaNeul saliera de la ducha y una vez que entro a la sala mi mirada así como todas mis palabras, fueron dirigidos solo a ella.

- Ven – Di mi mayor esfuerzo para sonreírle pero como si supiera, sabía que estaba fingiendo.

- ¿Te sientes bien? – Tomo lugar en el sofá mientras su cálida mano toco mi frente.

Simplemente asentí como respuesta. Suspire exhausto antes de comenzar.

- HaNeul – Pronunciar su nombre se convirtió en una filosa daga. – Ya no puedo hacerlo

- ¿Eh? – El desconcierto apareció en su delicado rostro. – No entiendo a que te refieres con eso

- Seguir con esto – Sus ojos fueron un verdadero choque cuando la mire. – Intentar recordar, ya no quiero hacerlo

- Jin Young... - Sus palabras fueron interrumpidas.

- Sé que te pedí que me ayudaras. Estaba convencido de que mis recuerdos regresarían si eras tú la persona que me ayudaba, pero no puedo.

Trague el nudo de mi garganta para continuar. Sus ojos empezaron a cristalizarse, estaba a punto de causarle el mayor dolor, estaba seguro de eso.

Desde que comenzamos, lo único que he hecho fue dañarte aun más y aunque pusiera mi mayor esfuerzo para traer mis memorias, no lo lograba – Una lagrima escapo de sus ojos. Baje mi rostro avergonzado por ser la causa de ello. – Creí que podía, lo siento HaNeul pero ya no quiero lastimarte. No es justo que revivas el pasado por mi egoísmo

Eleve mi mirada para encontrarme con aquellos ojos tan cautivadores pero que en este momento, se encontraban cubierto de lagrimas. Limpie sus mejillas y coloque la mejor sonrisa que pudo salir de mí.

- Gracias por todo lo que hiciste por mi – Bese su frente por última vez. – Aunque no lo recuerde, estoy seguro que fuiste el mejor amor que tuve y que tendré

- J-jin Young... - Sus palabras se entrecortaban debido a la angustia. – E-espera...

Me marche de allí llevándome el poco amor que tuve de su parte en estos días. Me deje caer apoyando mi espalda en la puerta, la había herido sin piedad, sin ningún tipo de advertencia.

Comencé a llorar sin importarme nada más. Mi mente se lleno de una repetida voz que solo decía que hice lo correcto, que lo mejor era dejarla ir en lugar de amarrarla a mí, a alguien que jamás recordaría el pasado que había vivido. Pero a pesar de repetir que fue lo correcto, no lograba comprender porque dolía de una manera tan desgarradora.

Contuve de la mejor manera posible el impulso de cruzar a su habitación y abrazarle. Tuve que contener el deseo de verle y decirle lo mucho que me gustaba, de aprisionarla entre besos, abrazos sin final. Comprendí en ese momento lo que pasaba, no me gustaba, de hecho, la quería más de lo que imaginaba o de lo que podía; se adentro de una manera tan imprevisible y brusca a mi pecho que me era imposible de quitar.

Entendí también, que tal vez, ella estuvo viviendo dentro de mí desde el primer instante que leí sus notas.


Mi chica de las notasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora