Familia nueva (2)

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CAPITULO 2

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Narra Sheila

No tardamos más de 30 minutos en llegar. Comparado con un pisito como el nuestro, aquello era un chalet dúplex en toda regla. Dos pisos, puerta corredera metálica para los coches, garaje incorporado, un gran jardín... En verdad era como un castillo.

Mi madre dejó el coche en frente de la puerta principal de la casa. Abrió el maletero y cogió un par de cajas.

-Shei, llama al timbre ¿quieres?

Fui a llamar al timbre y me abrió un señor alto con aspecto joven vestido en camisa y vaqueros.

-Hola, tú eres Sheila, ¿verdad?

Me preguntó sonriendo, a lo que yo asentí.

-Yo soy Enrique, tu tito.

-Mi mamá necesita ayuda con las cajas -dije tímida-.

-Ahora mismo voy.

Entró dejando la puerta abierta invitándome así a pasar tras él. Una niña pequeña pasó corriendo delante de mí seguida de un chico más mayor justo cuando entré. El chico al verme se paró en seco, se puso colorado y tiró de la manga de mi tío Enrique.

-¿Qué quieres, Carlos?

-¿Quién es ella, papá? -Dijo alzando la barbilla para hablarle a su padre pero sin quitarme la vista de encima.-

-Ah, es tu prima Sheila. Sheila -se dirigió a mí-, este es tu primo Carlos.

Nos dejó allí solos y él se fue a ayudar a mi madre. Aquel niño, Carlos, seguía colorado y mirándome como si yo fuera algo extraño.

-Hola -me dijo tímido-.

-Hola -le contesté yo, medio indiferente medio curiosa-.

-¿Cuántos años tienes?

-Siete, ¿y tú?

Esa respuesta pareció darle confianza.

-Yo tengo 9 años, dentro de nada cumpliré los 10 y mi papá me regalará un móvil. Ya soy casi un adulto.

Él puso sus brazos en jarras a ambos lados de su cintura lo cual me hizo reír, y pareció contagiársele mi risa porque empezó a reir también.

En esto, mi tío iba metiéndo cajas a la casa mirándonoa raro. Cuando hubo metido todo entró mi madre al salón y nos vio a Carlos y a mí sentados en un sofá en U.

-Ven que te presente a mis hermanos -me dijo Carlos entusiasta-.

-Vale -le sonreí y él me sonrió de vuelta-.

Me agarró por la muñeca y casi me arrastró por toda la casa en busca de su hermana.

-Ah, ya sé donde está -dijo por fin-.

Me llevó al patio y se paró en frente de un tobogán cerrado con forma de gusano.

-Vero, sal -me soltó la muñeca y me cogió la mano en su lugar-.

Al momento salió la chiquilla que, a mi llegada, jugaba al pilla pilla con su hermano.

-Hola -dijo al asomar la cabeza por el tobogán-, me llamo Verónica, tengo 5 años y soy mayor que este pelele de aquí al lado. Encantada, ¿como te llamas tú?

Solté una pequeña risa por lo rápido que lo dijo, como si lo tuviera preparado de antes.

-Yo me llamo Sheila, tengo 7 años y no conozco a este pelele tanto como tú. Encantada también.

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