A veces, sabiendo que dolerá seguimos luchando, a veces, sabiendo que mienten seguimos creyendo.
Seguimos recibiendo balas que no son para nosotros, lloramos cosas que no tuvimos y añoramos sentimientos que probablemente no existan.
A veces el miedo a un cambio es tan grande que nos quedamos ahí, con doscientas dagas en la espalda mientras decimos estar bien.
Y me pregunto, ¿Dónde hay espacio para los vivos si seguimos cargando muertos?
¿En dónde hay lugar para los sueños si el alma esta repleta de miedos?
¿Quedará espacio para experiencias si la mente está repleta de miedos?
Y aunque sea fácil hablarlo, hay veces que por más aferrados que estemos lo mejor, siempre, va a ser soltar todo aquello que alguna vez nos hizo mal.
Y crean cuando les digo que les dolerá como el infierno, pero a fin de cuentas no importa que tan grande sea la tormenta, tarde o temprano el sol vuelve a salir.
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Entre Letras Y Cafeína.
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