A través de tu alma© •|TERMINADA|•

V

Caminó delante de mí guiándose con su bastón, lo seguí en silencio con el bichito de la curiosidad picándome las entrañas.
Llegamos al tercer piso y al fondo, entre dos puertas marrones de madera, había una de un color amarillo muy chillón, Andrew se dirigió allí y la abrió.

—Entra.

Con mis manos entrelazadas y restregándose una con la otra cual mosca sobre comida, avancé los cuatro pasos que me separaban del lugar.
A penas puse un pie adentro, mi boca se abrió formando una gran O de impresión.
Era una de las habitaciones que daba a la parte trasera de la casa y en lugar de pared, la rodeaba un gran ventanal que dejaba entrar toda la luz del exterior; frente a este había un largo escritorio con muchos implementos para esculpir: pinceles, cuchillas, bolsas de arcilla sin destapar, moldes... Tenía de todo pero sorprendentemente, no estaba desordenado. Ese escritorio quedaba paralelo a la puerta, en una de las otras dos paredes había un librero que ocupaba del piso al techo, todo lleno, cientos de libros. En la otra estaba la cama; una linda cama matrimonial con dosel con dos mesitas a los lados. ¡Parecía la habitación de un rey! Tan amplia y tan pulcra; el suelo era de madera lacada que lucía recién aseada y hacia sonar las suelas de los zapatos a cada paso que daba.

—Por aquí —cerré la boca y me gire hacia Andrew que estaba abriendo una puerta que estaba al lado derecho de su cama, no la había notado antes.

Seguí sus pasos y entramos en otra habitación un poco menos amplia pero más espectacular que la anterior. Había menos luz pues no había ventanas, solo había una abertura cubierta con vidrio que cubría medio techo, imaginé que de noche sería linda la vista del cielo; había diferentes "altares" como en los museos, sobre cada uno reposaba una escultura a medio hacer y en las paredes color verde, habían cuadros en relieve que llenaban el lugar de color. Había un escritorio más pequeño también con muchas cosas encima. Andrew encendió un interruptor y una bombilla blanca iluminó cada centímetro del salón.

—Es mi estudio —explicó—. Casi todo el tercer piso es, relativamente, mío. Mis padres tratan de mantenerme lo más "cómodo" —hizo comillas con sus dedos— posible. Yo creo que exageran pero como el lugar me gusta, no me quejo.

—Sería el colmo que te quejaras. Este lugar es genial —dije mirando hacia todos lados, una pregunta imprudente se me salió sin pensar—. ¿Cómo haces para no perderte? —él río y sacudió la cabeza, me avergoncé y agregué:— Lo siento... No era...

—No te preocupes —no quitó su sonrisa y se encogió de hombros—. De hecho me parece extraño que casi nunca me preguntes sobre mi condición.

—Es imprudente.

—No lo es, es curiosidad —tantea el suelo hasta la silla de su escritorio y toma asiento—. En fin, llevo siete años viviendo sin ver nada, mis otros sentidos se desarrollaron un poco más y es básicamente aprenderse todo de memoria. Por eso ves todo tan ordenado, todo siempre está en el mismo lugar, así debe ser y sobrevivo por la vida por la memoria de las cosas. Los nuevos olores, los nuevos sabores, los nuevos lugares, todo se graba en mi mente y así puedo llevarlo.

—Wow... —susurré.

—¿Qué? ¿Muy loco? —preguntó sin borrar su sonrisa— Debo admitir que no soy todopoderoso, claro que necesito ayuda, mi mamá está siempre para mí y tengo una enfermera que está casi todo el tiempo conmigo, hoy es su día libre, deberías conocerla, tal...

—No es eso —interrumpo—. Eres tú. Ves la vida de un modo diferente y haces que lo difícil se vea sencillo.

—Es eso o hundirme en la miseria.

En ese momento, lo vi diferente, mis ojos empezaron a notar cierto brillo en su presencia que antes no habían notado. Él era vida, él me alegraba y llenaba un vacío que antes ni siquiera sabía que tenía.

Un silencio se hizo entre nosotros después de eso, a lo lejos escuché un trueno de esos que pronostican tormenta aunque el cielo estaba completamente azul.

—¿Qué querías mostrarme?

Se levantó y tanteó el suelo de nuevo, llegó hasta uno de los pedestales que tenía alguna escultura encima pero estaba oculta por una tela similar a una sábana. Levantó el velo que escondía la obra y el corazón empezó a saltar en mi pecho, me acerqué tratando de dar credibilidad a lo que los ojos veían y estiré la mano para tocarlo.

Un busto perfectamente moldeado de mi rostro reposaba sobre la superficie de madera. Con mis dedos temblorosos toqué levemente la nariz del trozo de arcilla ya endurecida; recorrí cada facción maravillándome cada vez más. Era como ver una fotografía de mi cara, gris y dura pero igual a mí, mis labios delgados y mis párpados más grandes que los del promedio, mis mejillas un tanto regordetas, incluso el lunar que tenía en la parte inferior del mentón, estaba plasmado en ese busto.
Los ojos se me aguaron y tapé mi boca con el dorso de mi mano para ahogar la exclamación que iba a salir.

—¿Que tal quedó? —inquirió después de unos minutos— Si quedó muy mal y te ves horrible o algo, me disculpo, es mi primer intento y solo toqué tu rostro dos veces, así que...

Sus palabras se vieron interrumpidas por mi cuerpo estampándose con el suyo en un abrazo que definitivamente no esperaba recibir y que yo no planee dar, solo se dió y ya; pero ya lo estaba aferrando a mí, así que ya qué.

—Es hermoso —susurré con mi cabeza reposando en su hombro—. No sé porqué lo hiciste pero quedó hermoso.

—Para que vieras la belleza que tú no ves en ti misma —sus manos me rodearon la cintura y habló con su cabeza casi sobre la mía—. Tú lo dijiste, está hermosa y ese es el reflejo que yo veo en ti. Aún sin verte.

Me alejé un poco y aún sin soltarlo mis ojos recorrieron su rostro mientras una sonrisa se dibujaba en el mío; desvíe la mirada un segundo, solo un segundo a sus labios y un deseo de besarlo se apoderó de mí, me sonrojé ante lo loco de mi arrebato y me solté antes de hacer algo inapropiado. Sentía que estaría aprovechándome de él si lo besaba, además, él solo me veía como una amiga.

Caminé dos pasos alejándome de él y concentré mi atención en los demás pedestales. Estaba cayendo de nuevo, me estaba gustando quién no debía.