Una Vida Juntos (Samuel De Luque Y Tú)

△Cap 72△

¡Narra ____!

¿Dónde estoy?, siento como si estuviera flotando...

No puedo ver nada, todo es negro, pero a la vez, me siento increíblemente tranquila, como si estuviera teniendo el mejor de los sueños, uno en el que todo estaría bien, uno en el que nadie podría perturbar mi paz. Sin embargo, aún puedo escuchar algunos sonidos, es como si yo estuviera debajo del agua y los demás estuvieran en la orilla, conversando tranquilamente como si no fueran conscientes de mi presencia.

Pero sí lo estaban. Escuché mi nombre, una voz dulce lo decía, como si quisiera que lo oyera, pero no quisiera despertarme.

-¿Cómo está? 

-Por ahora estable, tiene rota la costilla derecha, un golpe en la cabeza pero afortunadamente el casco la salvó, sus brazo también está roto, moretones y raspones, pero estará bien terapia y descanso

-Gracias a Dios... ¿Cómo está el chico?

¿Chico?, ¿Cuál chico? ¿Huesos rotos?, ¿Qué está pasando?... Cierto, ahora lo recuerdo... Estaba con Samuel en la moto, no recuerdo a dónde íbamos o qué pasó después, sólo sentí un golpe y después nada...

-Está bien por ahora, también tiene huesos rotos, menos que ella, una hemorragia interna y algunos moretones, pero también estará bien, después de todo, ambas cirugías salieron bien.

¿Cirugía?... Ok... ¡¿Qué demonios está pasando?!

Horas atrás, narrador externo.

Todo estaba normal. Demasiado normal, al grado de aburrimiento para la mayoría de las personas.

Todos seguían su rutina normal, hasta que ocurrió un accidente. 

Un montoncito de gente se reunía entre gritos ahogados, sollozos y nauseas alrededor de un chico y una chica tirados en la grava con charcos de sangre a su alrededor. Un hombre se apresuró a llamar a una ambulancia mientras una mujer, aparentemente enfermera, se acercaba a hacer lo posible por detener el sangrado de ambos y así tal vez salvarles la vida.

La ambulancia llegó en los minutos siguientes, los minutos más largos de la vida de los ahí presentes, ¿Por qué?, porque veían cómo se les escapaba la vida mientras una mujer trataba de retrasar su partida, no los conocían, no sabrían si sobrevivirían o qué pasaría con ellos después de salir del hospital, ¿Estarían bien?, ¿Saldrían del hospital de pie o en silla de ruedas?, ¿Saldrían si quiera?, nadie ahí presente era capaz de decirlo.

La ambulancia ya se había llevado a los jóvenes, pero algunas personas, las que vieron lo que pasó, se quedaron ahí para llamar a la policía.

Lo que había pasado, había sido que tanto el chico como la chica iban bien, a lo que me refiero, es a que no habían estado distraídos, ebrios, adormilados o simplemente en un carril que no les correspondía, pero para su desgracia, se habían topado con alguien así.

Después de que el hombre les hubiera atropellado, se había dado a la fuga sin mirar atrás, como si el impacto contra su carro hubiera sido sólo una imperfección en el cemento, como si lo que acababa de hacer no fuese un crimen y pudiese llevar su rutina diaria igual que siempre sin recordar en ningún momento de su día la imperfección en el cemento. Sin embargo no había sido sólo un problema de cimentación, habían sido personas, un chico y una chica que ahora tenían múltiples heridas. 

Después de dar su testimonio, la policía comenzó a hacer su trabajo mientras en otra parte de Madrid otras personas también hacían su trabajo tratando de salvar la vida de aquellos que habían sido atropellados y probablemente olvidados por su agresor.

O podría ser que el hombre detrás del volante estuviese frenético, llorando con las manos aferradas al volante con tanta fuerza que sus nudillos se habían tornado blancos, puede que estuviera pensando en qué haría después, ¿Lo encontrarían? ¿Le harían un juicio y lo declararían culpable?

¿Iría a prisión... Por una imperfección en el cemento?