Capitulo 3

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Mire a Lidia que estaba sorprendida. Casi tanto como yo. No podía creer lo que acababa de suceder.

-¿Me puedes decir que cojones has estado haciendo hoy?-dijo Lidia en un tono entre con miedo y preocupación.

-Está bien. Pero no se lo digas a nadie-dije en voz baja.

-¿QUE NO SE LO DIGA A NADIE ESTAS LOCA? ACABAS DE....-dijo gritando. No la deje terminar la frase y la tape la boca para que se callase. Por causa de los gritos asustados de Lidia entro una de las sirvientas y nos miró con cara de preocupación.

-¿Os ocurre algo señoritas?

Yo mire a Lidia y descubrí que ella también me estaba mirando. Ella me asintió y en ese momento entendí que no iba a decir nada.

-No, muchas gracias por preocuparte, pero simplemente estábamos jugando-dijo Lidia en un tono muy poco creyente. No me di con la mano en la frente porque la sirvienta habría sospechado demasiado, solo mire a Lidia con cara de desesperación y role los ojos para arriba para que entendiese que no pasaba nada.

La sirviente se fue no muy convencida y por fin nos dejó solas. Lidia se sentó a mi lado y yo entendí que quería que la contase lo que me había ocurrido en mi paseo.

-Está bien...te lo contare si me prometes que no se lo dirás nadie ni gritaras.-dije esperando una respuesta. Sabía que no reaccionaria bien al decirla que había matado a un tipo.

-Está bien, ¿pero qué ha pasado me estas asustando Naty?

La conté todo lo que me había pasado y se quedó quieta un buen rato mirándome. No hablamos ninguna de las dos por un tiempo que a mí me pareció una eternidad. Por un momento pensé que saldría corriendo a contárselo a alguien pero no fue así.

-Di algo por favor Lidia-dije cuando me desespere al no recibir respuesta alguna

-Tía es que es muy fuerte. Pretendes que asimile que mi mejor amiga ha matado a una persona sin tocarlo simplemente usando el poder de su mente o de lo que sea. No puedo asimilar tanta información a la vez. ¿Pero sabes controlar ese poder?-dijo mirando hacia otro lado

-No muy bien, ósea sé que esta cosa es la que me salvo de que el asesino de mi madre no me tocara, pero no sé cómo lo hice.

-¿Y eso?-señalo al agujerito de la pared

-No sé cómo lo he hecho, sé que por un momento he sido capaz de canalizar mi poder en un punto fijo y descargarlo sin más pero no sé cómo lo he hecho y no creo que pueda a volver hacerlo en cualquier momento.

-Mira yo voy a irme a desayunar. Cuando vuelva lo hablamos y miramos a ver que hacemos.-dijo levantándose pero yo la agarre del brazo y la frene.

-¿Qué quieres hacer? No se lo podemos decir a nadie. Me encerraran en algún lado e investigaran conmigo estoy segura-dije asustada ya que temía que si se lo decía a alguien acabaría en un laboratorio.

-Tranquila, no se lo diré a nadie, pero tenemos que buscar información.

Yo solo asentí. Ella se fue y me volví a quedar sola con mis preguntas. ¿Qué podía hacer ahora? Lo que tenía claro era que por mucho que confiase en Lidia no iba a meterla más en esto. No debía haberla contado nada pero no pude detener ese impulso de utilizar mis poderes contra la pared. En ese momento desee saber cosas sobre mi pasado. Estaba segura que si supiese quienes eran mis padres conseguiría la información suficiente para saber qué es lo que tengo dentro, pero no sabía ni eso, no tenía ni nombres ni información ni nada ni siquiera sabía cuándo nació. Al llegar al orfanato me pusieron como fecha de cumpleaños el día 25 de junio, que ahora que lo pensaba bien era mañana. No tenía pensado celebrarlo. No había celebrado nunca ningún cumpleaños, a menos que yo recordase.

Una voz que venía de la puerta me despertó de mis pensamientos de repente.

-Señorita tendrá que venirse conmigo- no me dio tiempo a mirar quien era ya que un tercera persona me tapo la boca con un pañuelo. Simultáneamente me caí dormida y note como alguien me cargaba

Al despertarme me di cuenta de que estaba en una sala atada a una camilla. Grité y de repente entro una persona con un parche negro por la puerta. Yo conocía a esa persona, mejor dicho cualquiera conoce a esa persona. Gracias en parte a él el mundo está a salvo. Él era Nick furia, el director de shield y fundador de los vengadores. En ese momento mi vida me pareció resuelta. Seguramente ellos e ayudarían a controlar mi poder y me ayudarían a buscar más información sobre mi pasado. Pero si lo que quieren es ayudarme, ¿Por qué estoy en una camilla atada?

-No te preocupes no voy a hacerte daño- dijo Furia como si hubiese leído mis pensamientos. Yo no respondí y él continuó su discurso- Te hemos traído aquí para informarte que no puedes utilizar tus poderes así como así. No te preocupes por tu amiga. Ya la borramos la mente para que no recuerde nada de lo que ha pasado.

- ¿No me recuerda a mí tampoco?-dije con lágrimas en los ojos

-Por desgracia no. Has asesinado a alguien. Obviamente la policía buscara por el orfanato, dado que es la residencial más cercana a la zona; tu amiga podría ponerse nerviosa y decirlo por lo tanto la hemos borrado cualquier recuerdo contigo desde los 4 años

Conocía a Lidia desde los 4 años y no me podía creer que en un día haya olvidado todo. Quiero llorar. No me lo creía. No podía creérmelo. Seguramente me despertare en mi cama esto es un sueño seguro

No Naty céntrate. No es un sueño es real. Sabas que la meterías en problemas y lo has conseguido ella te ha olvidado. Lo que más me dolía no era que ella no se acorase de mí. Si no qué yo me acordaría de ella sabiendo que no puedo volver a verla.

-Lo malo es que seguramente también te tengamos que manipular ti también la mente-dijo Furia como si me hubiese leído la mente.-Es demasiado peligroso tener a una chica con poderes suelta por ahí. Podrías hacer daño a alguien de nuevo sin querer y no podemos permitirlo. Por lo tanto te borraremos la memoria y te la manipularemos. Luego te llevaremos a un nuevo orfanato otra vez. Te haremos pensar que llevas ahí años.

¿Otra vez? ¿Cómo que otra vez? ¿Descubrí los poderes antes y me borraron la mente? ¿Eso significa que todos mis recuerdos con Lidia eran producto de shield??

-NO PERMITIRE QUE ME HAGAN ESO-grite furiosa. De repente sentí como me ardían las muñecas y los tobillos, donde estaban las cuerdas que me retenían a esa camilla. Poco a poco las cuerdas se fueron derritiendo. Conseguí levantarme e intente huir. Eche a correr y descubrí que nadie intento detenerme. Salí fuera y corrí sin parar hasta que alguien bajo volando y me freno la huida.

SECRETOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora