Capítulo 50

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Ana

Levanto las manos y abro la boca sin emitir ningún sonido. Mi silla rechina contra el suelo cuando con mis pies me hecho hacia atrás.

Mía pega un chillido al igual que Kate de asombro.

Miro mi vestido. Manchado de rojo por todos lados.

No...

Alzo mis ojos y me encuentro con el rostro de Wendy. Se le ve... ¿preocupada?

Todos están en shock hasta que el hombre a mi lado habla.

—¡Jesús, Ana! —dice Christian tomando un par de servilletas y tratando se secar el agua que cae por mis piernas.

No fue una copa, no. ¡Fue la botella entera de vino tinto!

—¡Santo cielo! ¡Por el amor a dios, lo siento! Lo siento tanto —dice Wendy con manos temblorosas, mirando mi vestido y a Grace de manera alternada.

Grace frunce el ceño y se levanta.

Maldición. ¿Por que me pasan estas cosas a mí?

Mi vestido. Esta arruinado.

Poso mis ojos en el y aprieto los labios. Reacciono y lentamente bajo mis manos para detener las de Christian. Él cual talla inútilmente la tela de mis ropas intentando quitar las manchas.

—Esta bien... No se quitaran —le digo alejándole.

Christian maldice y se levanta de la mesa imponente. Infla el pecho y mira a Wendy amenazante. Ella se intimida ante su severa mirada, se encoge antes de dar un paso lento hacia atrás.

—¿Lo sientes? ¡Acabas de arrojarle vino encima a mi novia! ¿¡Que demonios te pasa!? —exclama Christian.

Oh por dios.

Sus padres susurran su nombre pero él no se inmuta.

—Lo-lo lamento, señor Grey. Fue un accidente —tartamudea Wendy retorciendo sus manos en su delantal de manera nerviosa.

—¡Pues que torpe eres! —ella baja sus ojos avergonzada.

—¡Christian! ¡Es suficiente! —exclamo colocando una mano en su pecho con dureza.

Me pongo de pie cuando Christian trata de pasar por un lado mío y acercarse a Wendy.

Su mirada se enturbia y recuerdo que es una zona restringida para mi.

La separo rápidamente y me quedo parada enfrente de él, asustada. Siento el mi corazón latir en mis oídos y que se me saldrá por la boca en cualquier momento.

Christian respira entrecortadamente por varios segundos y después de que su mirada centelleante de furia se cruce con la mía, suspira largamente.

Parpadea dos veces seguidas y aprieta los labios.

—Anastasia... Derramó todo el vino sobre ti, ella debería ... —suspiro aliviada cuando me percato de que no esta molesto conmigo, si no con Wendy—. Debería despedirla.

Muerdo el interior de mi mejilla.

Yo también estoy molesta, pero si grito no arreglare nada y fue un accidente, no puedo enfadarme con Wendy.

—Solo...—suspiro —Solo es un vestido. Fue un accidente, ocurren aveces ¿sabes? —le digo levantando una ceja. Eso aligera el ambiente y varios en la mesa ríen por lo bajo —Además no eres su jefe, tus padres lo son. Dejala tranquila no la mortifiques mas estoy bien, no es para tanto.

Christian levanta la esquina de su boca ligeramente y niega con la cabeza.

—De verdad lo lamento, señores. —me giro para ver que Wendy continua disculpándose por todos en la habitación, pero sus ojos nunca se topan con los míos.

Querida señorita SteeleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora