Capitulo 7

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La tocada era muy buena, con ritmo.
Sailon y yo bailamos. Sus ojos azules tenian un brillo diferentes a los de mi señor, un azul claro como el cielo, como el que me gustaba ver todas las mañanas en mi antiguo hogar.
Terminamos agitados, habían pasado 20 minutos desde que me levanté de aquella mesa donde estaba el elfo más hermoso de toda la tierra media.

- No sabia que bailabas tan bien - dijo Sailon respirando muy rápido.

- Gracias - dije con una sonrisa.

Nos miramos un momento. El tiempo se detuvo, solo eramos el y yo. Buenos amigos.

Amigos. Algo que nunca crei tener aqui. Amigos elfos.

Recordé que Thranduil me veria en 30 minutos en los jardines. ¡ya habian pasado 20 minutos!

- Ehh... - dije para romper el silencio entre el y yo - me esperas un momento?

- Si... Puedo preguntar a donde vas? - dijo un poco desilusionado.

- Voy... Al tocador, si - me dedico una mirada de confusión - no tardaré mucho.

- Esta bien, cuidate - me dijo con una gran sonrisa en su rostro.

Sali de alli casi corriendo.
Camine, y camine. Habia recorrido este castillo casi por completo en mis ratos libres, pero aun no me aprendia los caminos.

En una parte del pasillo, dos manos fuertes me tomaron de ls cintura y me jalaron hacia la obscuridad.

Sabia que dentro del castillo no me pasaria nada, pero el miedo me invadio.

Aquella persona o elfo me cubrio la boca con una mani, mientras otra me sujetaba la cintura junto a su cuerpo.

Estaba muy obscuro, pero pude ver esos ojos azules que solo el rey de Mirkwood podria tener.

Sonrei al verlo.

Bajo su mano de mi boca lentamente,  y me sujeto las manos.

- Thranduil - susurré.

- Almare - dijo sonriendo.

- Casi me provocas un infarto - dije jugando.

Rio un poco.

Me llevo de la mano hasta el jardín oeste. Donde hacia unas semanas había tocado para el.

Me senté el la hierba, y el hizo lo mismo.
Me admiré, pues aun traía puesto sus ropas de galas.

- Muy bien jugado mi señora - una sonrisa ladeada aparecía en su bello rostro.

- Lo aprendí del mejor - me atreví a decir imitando su gesto.

Nos miramos fijamente. El azul de sus ojos era igual a la noche, azul obscuro que decia misterio. Que me inisitaba a descubrir cada uno de sus constelaciones. O asi se veian por que estaba oscuro.

- No juegue con fuego, porque puede salir lastimada - se puso de pie y me ayudó a levantarme.

- Que bonita reflexión mi señor, espero que la ponga en práctica - le devolví la amenaza.

- Por eso me encantas - la luz de la luna hacia que fuera mas guapo.

- Creo que deberíamos regresar - dije tomando una flor del jardín.

- Deberíamos... - no concluyó lo que hiba a decir.

- Tienes algo que decirme, Thranduil?

- Almare, los elfos solo amamos una sola vez. Y yo amé mucho a mi señora... Ella me dijo que me queria ver feliz aunque fuera con otra persona en sus últimos momentos, y la he desonrrado con tantas elfas. Siempre fáciles, dóciles... Pero tu; tu eres un pequeño dolor de cabeza.

El Secreto Del Rey.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora