03.

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No me había salvado de Steph persiguiéndome por toda su habitación queriendo desgreñarme por haberlo arruinado. Y de hecho, intenté explicarle que tratar con Isaac no era tan fácil como ella pensaba, era cortante, borde y maleducado.

Mientras pensaba esto y caminaba hacia mi salón de clases, sin darme cuenta, me tropecé con alguien delante mío.

—Discúlpame, lo siento. —dije automáticamente, con la cabeza en bajo.

—Descuida, solo ten cuidado.

Al escuchar que no se había molestado, levanté la vista para ver de quién se trataba y por un segundo sentí mi corazón frenar. De todas las personas en el mundo, ¿¡por qué tenía que ser él!? ya había quedado en suficiente ridículo al intentar sacarle conversación el día anterior. Por suerte Isaac no me estaba mirando, más bien estaba concentrado en su teléfono, entonces ¿me había tropezado yo con él o él conmigo?

—Fíjate por donde caminas. —Intenté no sonar tan molesta, pero al escucharme Isaac me miró por fin.

—¿Por qué estás en todos lados? —Me contestó con el mismo tono, quizás mis palabras sonaron demasiado fuerte.

—No se si recuerdas, pero estudio aquí.

—Incluso estabas en mi casa ayer. —Rodeé los ojos y el me sonrió con victoria.

Mirándolo tan de cerca, era bastante atractivo, suelo fijarme demasiado en el cabello de las personas y quiero decir, el tenía lindo cabello, y su sonrisa me ponía la piel de gallina. ¡Qué estaba haciendo! ¿Por qué lo estaba mirando fijamente a los ojos? Y además estaba alargándolo.

—Tu ganas, Isaac. —Él asintió y siguió su camino.

Que tremendo capullo era.

[...]

Mi casa no era especialmente grande, consistía en dos habitaciones en la planta alta, y en la parte baja estaba la cocina, el comedor y la sala separados por los simples muebles. No era nada grande comparada con la casa de los Walter ni con la casa de Steph.

Subí a la planta alta y busqué algo de ropa cómoda en mis cajones. Entré al baño y tomé mi cepillo, le puse pasta de dientes y comencé a cepillarme.

Mi madre y yo compartíamos este cuarto de baño, así que no podía permanecer mucho yo tiempo dentro.

Bajé por las escaleras una vez que terminé y me encontré con mi madre quien estaba sirviendo la comida. Mi madre era bastante diferente a mi, en realidad no nos parecíamos en lo absoluto <era la copia de mi padre> lamentablemente, Mi madre era bastante alta, tenía la tez blanca, los ojos azules y una melena castaña clara.

—¿Cómo han ido tus clases? —metí los puños dentro de la sudadera, me apoyé en la mesa de la cocina y le miré.

No tenía una relación especialmente buena con mi mamá, nos llevábamos bien, sí, pero no nos conocíamos bien, mamá evitaba hablar de los problemas de la casa <o de mi padre> y sólo preguntaba cosas básicas; ¿Cómo estás? ¿Te fue bien en clase? ¿Ya comiste?

—Aburridas —contesté, ella ni siquiera me miró.

Sacó su plato del microondas y se sentó para comer. Mis tripas rugieron al verle y al oler la comida, por lo que seguí su acción.

—¿Trabajarás por la noche? —hizo un ruidito en afirmación y continuó comiendo.

Las dos comimos en silencio y cuando terminó, puso su plato en el fregadero y se fue, dejándome sola en la cocina, con mis pensamientos. Resoplé y terminé de comer, luego recogí mis platos y la cocina.

¿Cómo llegar a un Walter? | Isaac GarcíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora