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—¿Que hiciste qué? —Namjoon estaba muriéndose de la risa.

Yoongi y él estaban sentados en una agradable cafetería de temática americana en el centro de Seúl. Solían ir allí para hablar y tomar algo los días que no tenían escuela. Últimamente sus visitas a aquel lugar se habían incrementado considerablemente ya que ambos habían terminado el instituto el último junio.

—Suerte que había alguien para sacarme de allí —a Yoongi no parecía hacerle tanta gracia la situación—. Si el chico pelirrojo no hubiera aparecido, creo que me habría quedado tumbado hasta que todo el mundo se hubiera largado.

—Qué pena que yo no estuviera en el gimnasio para verlo, ¿estás seguro de que nadie lo grabó?

Al oír las burlas de su amigo, Yoongi le propinó un puñetazo amistoso en el hombro. Aunque de todas formas, sabía que era casi imposible que con su fuerza pudiera hacerle daño real. Siguieron conversando un rato más acerca de sus vidas. Namjoon había empezado la universidad aquella semana y Yoongi la comenzaría el día siguiente. Pasadas casi dos horas, tuvieron que despedirse.

—Por cierto —dijo Namjoon cuando estaban en la puerta de la cafetería—, conocí a un chico en la universidad. Es de Gwangju, se acaba de mudar a Seúl para estudiar y no conoce a nadie. Quería preguntarte si se podría venir a tomar algo con nosotros algún día.

—Claro, ¿por qué no? Siempre quedamos nosotros dos solos, así que nos vendrá bien conocer a más gente.

Después de un cálido abrazo, caminaron en direcciones distintas para llegar a sus casas.

{🐼}

La mañana siguiente, Yoongi se despertó ilusionado. Aquel sería su primer día de universidad. Cuando se hubo cambiado, se miró en el gran espejo que había en la pared de su cuarto para comprobar su aspecto. No se consideraba una persona atractiva, si tuviera que puntuar su físico se daría un cinco sobre diez. Él veía a un chico coreano más, de pelo negro corto y ojos rasgados, nada del otro mundo.

Hacía unos meses que había decidido que quería estudiar arquitectura. Tal vez no fuera su gran sueño, pero era algo que le gustaba y podría vivir de ello en un futuro. Por mucho que disfrutara la música, sabía que sería muy difícil ganarse la vida.

Se empezó a interesar por la música el día en el que, con 6 años, su madre le había regalado un precioso piano de cola marrón. Fue amor a primera vista. Tuvo que esperar unos años antes de poder aprender a tocarlo, pero cada día de espera mereció la pena. No tardó en convertirse en su mayor hobby. Tres veces a la semana salía emocionado de la escuela hacia el conservatorio. Incluso cuando no tenía clase, pasaba horas practicando nuevas partituras en su casa. Los años pasaron, y Yoongi fue mejorando poco a poco. Se convirtió en uno de los mejores pianistas de su edad, así que en ocasiones participaba en recitales.

Él sentía que la música era lo único en lo que era realmente bueno. Cuando se sentaba enfrente de su piano marrón, ya no era el chico enclenque del que sus compañeros se burlaban, ni el niño al que sus padres le reprochaban que sus notas no eran "suficientemente altas". El músico y el instrumento se fusionaban en uno solo para crear un sonido armonioso.

Pero de eso no se puede vivir. O al menos eso era lo que sus padres decían, mientras le convencían de estudiar arquitectura. Y, claro, les hizo caso. Al fin y al cabo, ¿qué sabía él?

Con esos pensamientos en la cabeza, se despidió de su familia y cogió el tren hacia la universidad de Seúl. A pesar de estar escuchando canciones de Epik High y Kanye West, no conseguía dejar de preocuparse por cómo le iría aquel día. ¿Y si se equivocaba de clase y la gente se burlaba? ¿Y si llegaba tarde? ¿Y si todo el mundo le evitaba? ¿Y si alguien le quitaba su mochila y le rompía los libros, sólo para reírse de él?

"Por Dios Min Yoongi, deja de pensar en gilipolleces" se dijo a sí mismo "Ya no estás en el instituto, la gente en la universidad es madura y no hace esas cosas".

Ojalá fuera cierto...

{🐼}

Aquella tarde volvió a casa satisfecho. Contrariamente a lo que había pensado, no había llegado tarde, ni se había equivocado de clase, ni nadie se había reído de él. Incluso había entablado conversación con algunos compañeros. No planeaba ser el más popular de la facultad, pero sería agradable sentirse a gusto con la gente de su clase.

Pese a que estaba cansado, se obligó a ir al gimnasio. Había hecho un plan con Namjoon en el que habían decidido que tendría que ir al menos tres veces a la semana. Cogió su mochila de deporte y caminó hacia allí. Éste no se encontraba muy lejos de su casa, así que tardó menos de un cuarto de hora en llegar.

Después de haberse cambiado, entró en la sala donde estaban las máquinas.

—¡Ese es! —un grito le sobresaltó— ¡Yoongi! ¡Yoongi!

Levantó la vista y vio a Jimin junto a un grupo de chicos aún más musculosos que él y bastante más altos. Yoongi palideció al darse cuenta de que todos le estaban mirando a él.

—Qué oportuno has estado, justo ahora estaba hablándoles a mis amigos de ti —dijo el pelirrojo—. Tranquilo si te sientes pequeño entre ellos, a mí me pasa lo mismo.

Los demás sonrieron, le saludaron con la mado y se introdujeron uno a uno. Seguidamente volvieron a lo que estaba haciendo, que consistía en ver quién podía levantar peso en un solo brazo. El ganador fue el que se había presentado como Jackson. Todos lo felicitaron con palmaditas en la espalda. Pese a que parecían gente agradable, Yoongi se sentía como un intruso con ellos, así que no tardó en retirarse para hacer los ejercicios que tenía planeados.

Mientras estaba haciendo sentadillas, notó unos brazos agarrándole de la cintura. Casi se le caen las mancuernas del susto.

—No estás bajando lo suficiente. Así no vas a conseguir nada —dijo Jimin y seguidamente empezó a realizar él mismo sentadillas—. Mira aquí y repite exactamente lo que estoy haciendo.

¿Por qué se preocupaba tanto? No dudaba que sus intenciones fueran buenas y el chico no era molesto en absoluto, era sólo que Yoongi no estaba acostumbrado a recibir tanta atención de alguien.

—Gracias, la verdad me estaba preguntando si lo estaba haciendo bien —consiguió esbozar una sonrisa de agradecimiento—.

—Por cierto, quería decirte que si necesitas cualquier tipo de duda en esto del deporte, estoy aquí para ayudarte.

Definitivamente Jimin estaba siendo demasiado agradable. Le agradeció su apoyo, tratando de no tartamudear.

A pesar de que esta vez no se arriesgó ni se forzó a levantar peso imposible para él, volvió a casa exhausto. Se tiró en la cama y a los pocos segundos cayó dormido.

Muchas gracias por leer  *u* 

Agradecería que me escribierais un comentario y le dierais a la estrellita ~~

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Look Here || YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora