Cap. 7 Los días transcurren

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Narra Layla:

Me levanté con mala gana. Al levantarme apareció Nick sin camisa directo a la cocina, yo me hice la dormida, al pasar por mi lado giro la cabeza para ver si estaba dormida, pude distinguir una sonrisa débil, yo me sonroje, estaba muy guapo, minutos después me tiró una almohada mientras reia victorioso:Levanta, que se que estas despierta. Frustrada, levante la mirada un momento y me mordi el labio, en cuanto se fue corrí hacia el baňo para que no me viera la cara, al entrar me mire detenidamente, tenía las mismas ojeras que los otros días,me peiné como pude mis cabellos rubios y salí disparada al comedor a desayunar, me tire a la silla de mimbre de golpe y me puse a desayunar una manzana. El me sonrió debilmente y dijo: Estas muy callada, ¿Estas bien? Yo asentí con desgana , mucha desgana. Entonces el me dijo: Hoy si quieres montamos a caballo. Le sonreí y le conteste: Vale. Una hora después me puse el vestido más bonito que tenía, no por el, yo no tenía ninguna intencion de gustarle. En cuanto salí cogí el caballo que más me gustaba, Thor, uno de pura sangre. Cuando montamos el me gritó: Hey, peque, te hecho una carrera hasta la cascada. Yo sin mas dilacion acepte el desafio. Le hiba ganando hasta que le perdí de vista, entonces pensé que lo había adelantado, cuando llegé ya estaba sentado en el borde, enfadada le grite: Oye, has hecho trampa, has cogido un atajo. El intentó parecer ofendido: Mentirosa, yo nunca hago trampas. Intenté creerle: Esta bien, has ganado. El se me acercó pícaramente a mi oido y me susurro: Me merezco un premio. Yo me reí a carcajadas y exclamé: Lo que quieras... Entonces el me cargo en su hombro mientras sujetó mis piernas y me lanzó al agua. Cabreada le grité: Hijo de... El intento hacerse el ofendido y dijo en tono meloso: Oye rubita, solo jugaba.  Sacudió mis manos, ese estúpido me arruinó el vestido. Sonreí pícaramente y le cogí de la pierna arrastrabella hacia el río. Ahora ¿Quien juega?. Después de caer al agua empezó a nadar perplejo. Minutos después empezamos a jugar en el agua. Cuando llegamos a la casa me acomode en mi cama y empeze a pensar:¿Que hará Nick? Un momento...¿Por que me interesaba en el? Sólo era un bicho con patas que me estaba acogiendo hasta que pudiera valerme por mi sola. Ya no podía más, quería saber que hacia. Me acerqué a su habitación, tenía una cama,matrimonial en vez una normal como la mía, acerque la mirada por encima de la puerta y pude observarle ordenando su ropa, debió de darse cuenta que miraba porque instintivamente giro su cabeza y fijo en tono cariňoso:¿Que quieres Layla? Me avergonze y dije: Lo...lo siento, sólo quería decirte buenas noches, sonrió pícaramente: Tranquila, buenas noches, que duermas bien. Yo añadí: Por cierto, gracias por acogerme en tu casa, eres muy amable. Sonrió dulcemente: No es nada, estaba acostumbrado a vivir con otra persona. Intrigada pregunte: ¿Puedo saber quien era? Su cara cambio a horror: Era mi hermana. Intenté consolarle: Am… Bueno me voy a dormir. Luego, con paso lento me acosté en mi cama y me dormí.

Narra Nick:

Cuando me desperté ya eran las 11 de la mañana. Me levanté de golpe al ver la hora, ya que no me gustaba levantarme tarde, corrí en calzoncillos por la casa en busca de mi ropa pensando que Layla estaba dormida cuando paso por la cocina y ella estaba plantada cociendo algo. Ella me miró de arriba a abajo y empezó a reírse de una forma muy coqueta: ¿Esa es tu forma de andar por casa? Me puse rojo como un tomate, a si que cogí el cogin de una de las sillas y me tape y salí corriendo hacia el dormitorio, olvide que lo deje en el cajo, memoria de pez… Cuando me vestí fui a la cocina donde estaba Layla y me la encontré sentada maldiciendo para sí misma, me fijé más y tenía la mano llena de aceite y sangrando. Corrí hacia ella: ¡Layla! ¿Que paso? Se le saltaban las lágrimas, ella me miró muy tensa: No es nada, solo me quemé. Entonces me enfade: Hay dios, no vuelvas a hacer eso, te podía haber saltado en la cara. Mi cara de enfado cambió a preocupación mientras cogía unas vendas para vendarle la mano. Le intenté vendar la mano lo mas cuidadosamente que pude, pero se quejo varias veces. Le miré a los ojos y le dije cariñosamente: Oye, se que querías ayudarme pero la próxima vez, te ayudo yo, ok? La miré fijamente a los ojos y ella a mí, ambos nos sonrojamos, hubo un silencio muy incomodo hasta que decididamente me levnate. Cuando observé que estaba solo, me intenté convecer, notaba algo por ella, pero...¡Era algo imposible! No podía enamorarme de tal ser, pero mis pulsaciones se aceleraban cuando estaba a mi lado, estupido corazon. Entonces decidí llevarla otra vez al lago para que diera una vueta. Cuando volví a la cocina ella me dió una de sus sonrisas resplandecientes. De camino al lago ella me miraba mucho, tenía intriga de que le ocurría a si que, con tono burlón le pregunté: ¿Que pasa? ¿Tengo monos en la cara? Ella se sonrojo y apartó la mirada, odiaba que alguien me ignorara, a si que un poco furioso dije: ¿Por que no me hablas? Ella se limito a apartar la mirada, parecía que no confiara en mí todavía, claro, las sirenas siempre tan traidoras, tenía que ganarme su confianza como fuera: Oye, por educación se habla a la gente. La cogí del mentón y le dije en tono meloso: ¿Que te ocurre? Sirenita. Ella arrebato mi mano de un golpe: No me gusta que me llames así, me da rabia. Yo inocente dije: ¿El que? ¿Sirenita? Ella furiosa dijo: Lo sabes perfectamente. Se apartó de mí lado, a si que yo con tono burlón dije: No huyas, si sabes que sin mí no puedes vivir sola. Eso debió de cabreada más porque se puso roja y se acerco a mí de forma peligrosa: Las mujeres podemos vivir sin vosotros los hombres, a demás, no estoy aquí por ti. Acto después se fue alejando y me dejo con la palabra en la boca, ¡Dios, amaba esas mujeres! Esas que eran independientes y no les daba miedo nada, tipo ella…¡Un momento! Dije…¿Amaba? ¡No!¡No!¡No! no podía enamorarme de ella, aunque su linda sonrisa, su perfecta belleza, esa amabilidad, esa simpatía…¡Estupido corazón!¡Cállate! Algo me sacó de mis pensamientos, Layla, tenía que ir a buscarla, soy tan idiota, desde luego nunca se me han dado bien las mujeres, ligaba mucho, todas caían en mis redes solo que no soy de relaciones.

¡Esto es más que amor!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora