14-Isaac Lahey

14.7K 1K 147
                                    

Leía en mi habitación, mientras escuchaba música. Mis padres no estaban en casa y era hija única por lo tanto estaba sola en casa. Estaba muy concentrada en mi lectura, pues, Harry Potter estaba discutiendo con Ron Weasley, y eso se me hacia gracioso. La alarma de mi celular resonó, tomé el teléfono y vi que marcaba las 11:30 p.m

Sabía lo que significaba.

Repasé mi atuendo que consistía en unos pantalones largos, un suéter y unas zapatillas, tenia una coleta alta y así me dispuse a salir de casa. A hurtadillas entré a la casa de al lado.

La casa de Isaac Lahey, un chico que conocí hace algunos meses. Y en una oportunidad pude ver por las ventanas que su padre lo golpeaba demasiado, y él no tenía ningún apoyo. Yo decidí ser ese apoyo. Le conté que sabía su secreto, él hizo jurar que no le diría a nadie, pero yo le hice jurar que me dejaría ayudarlo a curarse, él aceptó.

Trepé sin hacer ningún tipo de ruido, pues a esta hora el padre de Isaac está dormido y por nada del mundo quiero despertarlo. Isaac se encontraba acurrucado, estaba literal como una bolita en su cama envuelto en todas sus sabanas.

–¿Isaac? –Toqué su hombro.– ¿Estas bien?

Él volteó y pude ver los rastros de lágrimas en sus mejillas, junto a un pequeño morado que empezaba a formarse en su pómulo y también noté que su labio estaba roto.

–Dejame curar eso, cariño. –Me senté en la cama y él hizo lo mismo, tomé el botiquín que había guardado bajo su cómoda de madera y la puse en mis piernas.– Te arderá.

Comencé a pasar el algodón por el labio del chico, quitando el resto de sangre que había.

–¿Por que haces esto? –La voz de Isaac sonó débil–

–Isaac, absolutamente nadie merece esto. Debes saberlo, y también debes saber que vivo al lado. Y puedes dejar a tu padre, aun que lo quieras, lo que te hace no está bien. Es algo tóxico y dañino.

–Ni siquiera nos conocemos bien.

–No hace falta conocerte bien para poder decirte con certeza que eres un chico encantador. –Sonreí, y seguí pasando el algodón por la herida–

Sin previo aviso, me abrazó.

–Muchas gracias.. Realmente gracias. –Se aferró mas a mí, y escuché sollozos–

Lo abracé de vuelta.

Necesitaba que él supiera que jamás iba a estar solo.

Yo jamás lo dejaría solo.

teen wolf [os I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora