XI

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-¿Rachel?
-¿Quién eres?
El sol salía de un hoyo atrás de la silueta.
-Soy David, ¿me recuerdas?
El hijo de Apolo.
-Claro, claro ¿qué haces aquí?- Estaba confundida, no recordaba nada. Sus memorias acabaron después de ver aquella luz.
-Tú... desapareciste, todo el campamento estaba buscándote
Rachel Elizabeth Dare sonrió para sus adentros, alguien se preocupaba por ella.
-Lo lamento mucho, fui egoísta.
-No te preocupes- el rubio le dedico una sonrisa resplandeciente y Rachel no pudo evitar sonrojarse...pero solo un poquito.
-¿Cómo...cómo me encontraste?- La pelirroja se sentó: estaban en una cueva, el muchacho se sentó a un lado.
-Estábamos todos en la cena, cuando de pronto sonó un grito; era como una señal, una advertencia. Toda mi mesa se levantó y comenzamos a comentar con los demás, pero al parecer solo los hijos de Apolo la escucharon, cuando le comentamos a Quiron el pregunto por ti pero nadie sabía de tu paradero. Entonces inicio una búsqueda. Grover encontró a una ninfa que le dijo que estaba contigo pero de la nada desapareciste, dicen que estaba muy asustada. Después unos chicos del Sr. D encontraron las canastas que estaban en el claro. Estuvimos buscándote toda la noche.
Madre mía, Rachel se sentía hecha basura, no podía creer todo lo que habia causado. No se le ocurría como disculparse con Esme y con todo el campamento, y el grito... ¿Habrá sido de ella? No recordaba el cómo había llegado a la cueva ni nada, solo una luz y humo verdecino.
-Es hora de irnos- David se levantó y le ofreció la mano.
-Lo lamento, en serio. Yo ni siquiera debería estar aquí, solo soy una mortal. No tengo habilidades ni poderes, mucho menos una buena condición física.
David la levantó y la tomo de las manos, estaban calientes y un poco sudorosas.
-No vuelvas a decir eso ¿vale? Tu fuiste la elegida. Cientos de años para un nuevo oráculo y fuiste tú. No mereces sentirte así ¿lo entiendes? Estoy seguro que todos tus talentos muy pronto saldrán, si no es que ya lo hicieron. Solo necesitas adaptarte a este lugar ¿está bien? Es complicado al principio, pero todo saldrá bien.
Y lo abrazó.
La pelirroja tenia que escuchar esas palabras, muy en el interior lo sabia. El chico la abrazo igualmente y le amarró el pelo en una cola.
-Hora de irnos, tenemos que avisarle a todos que estas bien.
Y salieron juntos de la caverna.

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-Niña idiota.
-No se merece estar aquí.
-¿por qué no se la comieron las hormigas?
Rachel Elizabeth Dare escuchaba toda clase de comentarios, pero la mayoría eran negativos. Cada vez se sentía peor, y las buenas vibras de David se fueron a la basura.
Estaba decidido: tomaría lo poco que había traído y se largaría cuanto antes. A la mierda el campamento mestizo, a la mierda el oráculo, a la mierda todo: volvería a su vieja vida y todo sería como fue, olvidaría este episodio de su vida.
David estaba detrás de ella tomándola de la espalda, como si supiera que escaparía en aquel momento.
Se sentía todo un cliché; como esas chicas en los libros con una vida trágica y que al llorar todos sus problemas son resueltos.
Pero esto no era un libro, sino su vida. Y llorando no encontraría respuestas.
-¿Qué pasó contigo? -Grover salió entre los campistas - No vuelvas a hacer eso por favor.
-Claro, lo lamento.
Se situó detrás de ella, junto a David.
La pelirroja se sentía punto de ser ejecutada en la guillotina, con toda esa gente a su alrededor; odiaba ser el centro de atención.
El camino de campistas se abría para mostrar a un Quiron con el ceño fruncido; Que pronto abrió la puerta de la Casa Grande y tomó el control de su silla avanzando lentamente, Rachel entró con David y Grover detrás de ella, la puerta se cerro y Clarisse La Rue apareció: poco a poco iban apareciendo personajes conocidos: los hermanos Stoll, Annabeth y otros jefes de cabaña, todos la miraban inquisitivamente pero a Rachel no le importaba ¿dónde estaba Percy?
-¿Por qué gritaste? -la rubia se le puso enfrente furiosa.
-¿Qué te importa? -Rachel Elizabeth Dare se dio la vuelta y la ignoro, se acercó a Quiron y todo pasó rápido: estaba pegada a la pared con Annabeth Chase tomándola por la camisa viéndola con una mirada de asesina: -Escucha, tú solo estás aquí porque los huesos esos quisieron estar dentro de tu cuerpo; así que tu trabajo  es quedarte aquí y decir profecías ¿Escuchaste? Nada más y nada menos.
Annabeth la soltó y el ambiente de la casa estaba tan denso que se podía cortar con la mano. Todos estaban callados viendo hacia cualquier lado menos a la pelirroja.
Algo crecía dentro de ella, abrió la puerta y salió azotandola enfurecida, no permitió que las voces que la llamaban desde adentro llegarán a ella. Afortunadamente el campamento se había vaciado otra vez y nadie la vio.
Excepto por un chico que iba hacia ella, preocupado.
-¿Qué pasó? -Pregunto Percy cuando llego a Rachel Elizabeth Dare.
-Nada, voy a salir un rato -Y siguió caminando, ni él podía hacerla sentir mejor en ese momento.
Y siguió caminando hasta no ver el campamento ni rastro de vida.

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