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-Ya esta oscureciendo.
-No importa, te llevaré de regreso al campamento.
Rachel había hecho su primera amiga en el campamento, y ni siquiera era una campista. Podía ver frente a ella el mundo de posibilidades que se abrían, cuantas nuevas aventuras se ponían en su camino.
Llegaron a un claro donde los últimos rayos de luz aun se asomaba y se sentaron en el centro de este.
-Son deliciosas- Rachel Elizabeth Dare jamás había probado unas uvas tan ricas como esas.
-Lo sé, nosotras siempre le tomamos algunas para pociones.
-¿Pociones?
La ninfa abrió mucho los ojos y se mordió el labio -Hable de más, por favor no lo comentes.
Rachel comenzó a reír -No te preocupes, por cierto ¿dónde vives?- Se metió un par de uvas en la boca y las aplastó con su lengua y paladar lo que hizo que hubiera una explosión de sabor en su boca.
-A unos cuantos árboles del pino de Thalia, la mayoría de las veces el ambiente es muy calmado, pero a veces llegan campistas a llorar frente al Pino, como esa rubia...
¿Rubia? ¿Se estaba refiriendo a Annabeth?
-O...oye, y esta rubia ¿tenía los ojos grises y cara de malhumorada sabelotodo?
-Si, si. De hecho se dio cuenta que la estaba espiando y me grito unas cuantas  palabras muy soeces- dijo Esme haciéndose la ofendida mientras tomaba algunas uvas.
No podía creer lo que estaba escuchando ¿Annabeth Chase llorando? Era demasiado inverosímil escuchar aquello.
-No lo sé, estaba hablando muy bajito y asi misma pero escuche palabras a medias como "inseguridad" o "idiota" también "sesos de alga estúpido", ¿Qué chica más tonta no lo crees?
-No, para nada- Talves Annabeth estaba pasando por un momento complicado, como todos. Incluso si ella es la muchacha más mandona e insoportable del mundo, también lo pasaba mal de vez en cuando; eso la pelirroja lo entendía perfectamente.
Tal ves algun día le preguntara porque estaba llorando, pero hoy no, tenían cosas más importantes que hacer.
Tomó la última uva que habia en su canasta, la aventó hacia arriba y la atrapó en el aire con su boca -Vamos, hay muchas cosas que hacer.
-Esme se levantó tomando ambas canastas y escondiendolas entre algunos arbustos -Volveremos por ellas más tarde.

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-¿No te gusta?
Esme le mostraba un montón de ramas secas que estaban sobre dos grandes pinos que se cruzaban y daban la vuelta.
-Talves una fiesta- Rachel Elizabeth Dare se imaginaba un montón de luces de árbol de navidad entre los pinos y un dj en la orilla con las mejores canciones, en la oscuridad, bailando junto a los que quería, sintiendo los labios del pelinegro junto a los suyos, de las manos amándose al ritmo de la música.
-Chica...¿estás ahí? 
-¿Eh?- Soñando despierta de nuevo "basta Rachel, ahora", ya se estaba cansando de esa sensación, de tener hambre y que jamás pudiera ser saciada.
-Lo lamento, por cierto, mi nombre es Rachel Elizabeth Dare.
-Eli, ¿entonces te gustó?
-No- a la pelirroja no le gustaba andarse con rodeos -No tendría dónde taparme si lloviera.
-Tienes razón- Se mordió el labio.
Pasaron por el claro en donde habían comido las uvas. La luna casi estaba en su punto ¿alguien en el campamento estaría preguntando por ella? ¿o ni siquiera se acordarán de ella?
Rachel iba pisando ramas detrás de Esme cuando algo captó su atención, era un brillo ¿de dónde venía? -Esme, espera un seg...
Se movía, de arriba a abajo y luego en la nariz de Rachel Elizabeth Dare después se alejo, ella comenzó a seguirlo. Era veloz, la pelirroja corría.
-Elizabeth, ¿a dónde vas?- le gritaba la ninfa, pero la ignoraba; la luz la llamaba y solo eso importaba: quería ser su amiga y Rachel dejaría de sentirse tan jodidamente sola.
La luz desapareció.
Y con ella la esperanza de Rachel.
¿Dónde diablos estaba?
No veía nada solo escuchaba el sonido de las aves y los búhos.
Tenía miedo, este no era un bosque normal, y no había animales normales ¿qué sería de Rachel si aparecía un dragón o una esfinge, o lo que sea?
-Soy el oráculo.
Inhalo y exhalo.
-Soy el oráculo de Delfos.
Caminó, oía el crujido de las hojas secas y los pasos de los animales que se alejaban de ella.
Se sentía fuerte, poderosa, imparable. Sentía todas las vidas detrás de ella: años y años de predicciones y de poder de uno de los más grandes dioses.
Un aura verde aparecía alrededor de ella, humo salia de sus pies. Rachel ya no era ella. Palabras salían de su boca.
<<Roma y Grecia se unirán, los dioses se perderán, y los siete grandes mestizos salvarán el mundo>>
Unos pasos más y apareció en un túnel oscuro.
Soltó un grito, el grito de Delfos. El túnel se llenaba de humo verdoso y de pronto la pelirroja cayó en la piedra.
Pérdida y debilitada. En la oscuridad que va antes del amanecer.

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Chicos, algunas cosas de este capítulo son total y completamente sacadas de mi cabecita, espero que les guste. Así es como siempre imagine a Rachel.
Al final es solo un fanfic.
Muchos besos :)

The New OracleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora