XII

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Término en la cueva una vez más, algo la atraía hacia aquel lugar. Se adentro y vio que hacía el final de esta había un montón de lucecillas regadas por las piedras, o al menos eso parecía: eran como puntos verdad. Tal vez se debía a la bioluminiscencia, no lo sabía. Lo único que observaba era un lienzo perfecto, desde hacía mucho tiempo ya no tenía inspiración para crear pero de pronto había llegado como la lluvia en verano.
Salió de la cueva a recolectar hojas y flores coloridas, mató a algunos insectos y finalmente consiguió pinturas naturales.
Regreso a la cueva y con sus manos comenzó a pintar las paredes rodeando las luces o enmarcandolas volviéndose rosas o estrellas. En su mente se reproducían sus canciones favoritas y sus pies, que iban de un lado para otro parecían danzar libremente.
Por un segundo se sentía cómoda y feliz entre piedras y tierra.
Cuando acabó: la cueva tenía otro ambiente, ahora se sentía suya y creada para ella y solo ella. Pensó en que si movían la cama, una mesa y unos bancos ese podría convertirse en su hogar.
Se sentó en el suelo con la ropa, en cabello y las manos llenas de color y comenzó a llorar.
Harta de no pertenecer a ningún lado, cansada de que para los demás sólo fuera el sustituto de un montón de huesos, triste porque jamás alguien la querría.
¿Cuál era el sentido de vivir en el Campamento Mestizo entonces?
Ella buscaba un lugar donde vivir libremente, fuera de obligaciones que odiaba con gente que la menospreciaba. Y allí era igual, casi igual. La diferencia era que ahora Rachel Elizabeth Dare era indispensable para ellos.
Pero ni así la trataban bien. Las palabras de Annabeth se habían incrustado fuertemente en su corazón, la pelirroja pensó que podría llevarse mejor con ella, pero con sus últimas palabras se dió cuenta de que todo seguía igual sino es que peor.

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Salió de la cueva y ya era de noche, menos mal que recordaba el camino.
Ya más tranquila, entro por la puerta de la Casa Grande, ignoro si alguien estaba en la planta baja y llego hasta su habitación. Tomo un baño y cepillo su cabello.
Al estar lista bajo por la escalera y encontró a un Quirón en silla de ruedas.
-Quiero dejar el campamento.
-¿Estás segura?
La pelirroja solo asintió.
-Adelante entonces.
Una vez más subió hasta su cuarto, tomo una mochila y echo todo lo que pudo.
¿A dónde iría? ¿Una vez más estaría de viaje por todo Estados Unidos?
No tenía un plan, pero que importaba; si en el lugar más increíble del mundo no se sentía feliz, en ningún lugar podría.
Salió de la Casa y le dió una última visita a las cabañas, todas desocupadas debido a que los chicos del campamento se encontraban comiendo.
Todas le seguían pareciendo igual de maravillosas que la primera vez, todo a su alrededor continuaba siendo igual de increible, le dolía mucho dejar el lugar.
Sin embargo, noto algo diferente: La cabaña deshabitada, aquella negra y tétrica tenía las ventanas iluminadas.
No pudo evitar curiosear y asomar la cabeza; no había nadie más que una lámpara encendida.
-¿A quien buscas?
Rachel pego un brinco del susto, atrás de ella estaba Nico Di Angelo. No lo conocía en persona, solo lo que decían de él: un chico solitario y algo triste.
-Perdón, solo quería ver quien vivía ahí -estaba sudorosa, aquel chico la ponía nerviosa.
-Yo vivo ahí, de vez en cuando ¿Te vas? -dirigió la mirada a la mochila.

-Si, este no fue mi lugar. -Pudo ver con más atención al chico: delgado y muy pálido, parecía como si no hubiera comido en días.                                                                                                                            

-Me pasa exactamente lo mismo -Y entró a la casa, dejando la puerta abierta. Rachel lo tomó como un permiso para entrar y pasó dando un vistazo a toda la cabaña: Sin muchos muebles y sin embargo todos eran muy elegantes, avanzo hacía el comedor y pudo notar un gran candelabro de oro, una larga mesa rectangular hecha de madera de roble oscuro y sillas que hechas a la medida, -Nunca pensé que la cabaña de Hades sería tan elegante -tomó asiento en una de las sillas dejando su mochila en la mesa.                                                                                 }

-Sí... muchos pensaría que por estar debajo de la tierra sería un poco más... sucio, la realidad es que en la tierra hay muchas piedras preciosas, estando en el otro cam... -Y se callo rápidamente, haciendo un gesto como si estuviera regañándose mentalmente -En fin, disculpa que no tenga nada que ofrecerte, nunca estoy aquí -Tomo asiento en la silla opuesta de la pelirroja, dejando una inmensa distancia entre ambos.                                                                                                                          

Se quedó callado un minuto, parecía repasar en su cabeza las palabras próximas a decir: -¿Y a dónde planeas ir?                                                                                                                                                    

Rachel Elizabeth Dare se mantuvo en silencio un largo rato, aún no tenía un plan y un lugar a donde ir; -Tal vez vaya al departamento de Nueva York un tiempo... luego hallaré algo que hacer. La decepción lleno su corazón, ni el lugar más mágico y maravilloso de todo el mundo se sentía bien ¿Cuál era su hogar? ¿Quienes eran sus amigos y su familia? ¿Dónde podría guardar su corazón?, las lágrimas comenzaron a caer sin cesar.                                                                                   

Nico Di Angelo se levantó y desapareció un momento, regresando con un trozo de papel y se lo dio a Rachel -Tampoco he hallado mi lugar aún, y no creo tenerlo nunca, supongo que mi lugar era a un lado de mi hermana y ella ya no esta... entonces ya no hay nada.                                              

-¿No tienes amigos o familia? - preguntó la pelirroja, haciéndole un gesto al chico para que se sentará a un lado de ella -No, estoy solo... algunas veces me siento cómodo, pero nunca dura -decía mientras se sentaba en la silla junto a ella -¿Una novia o alguna chica que te guste?             

-Hay alguien, simplemente es algo que nunca sera posible -dijo mordiéndose el labio viendo al suelo -No es tan fácil cuando la persona que quieres solo tiene ojos para alguien más.               

Ella asintió, al fin sentía que alguien estaba en el mismo tapete en el que se hallaba -Lo sé, y que por más que hagas, no habrá manera de que te vea como tu lo miras a él.                                               

-Es complicado -Rachel lo tomó por el hombro y le sonrió -¿Sabes? sería genial que estuvieras siempre aquí -El muchacho la miró sorprendido por el contacto físico y le regreso la mirada, dándole un atisbo de sonrisa -Eso no importa porque ya no estarás aquí ¿no es así?                       

La pelirroja sintió un retortijón en el estómago, escuchándolo de alguien más se sentía real, lastimero. Se levantó rápidamente hundida por sus pensamientos -Gracias por todo, espero que halles a alguien que te quiera como quieres a ese chico -Nico la vio -¿Por qué dices que es chico? Rachel se acercó a la salida -Ay por dios, se te ve en esa cara tuya -Y salió.


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⏰ Última actualización: Aug 20, 2020 ⏰

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