Al que buen arbol se acerca...

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Elizabeth vio a Henry y se puso contenta, justamente había buscado manzanas en el bosque y solo Henry tenia fruto maduro.

Ella amaba comer manzanas.

Corrió rapidamente hacia el árbol que solo estaba a unos treinta metros de distancia, al llegar tomo asiento en el suelo toscamente, se habia agitado.

Pero se acomodó en la sombra que proyectaba el manzano, y recargó su espalda en el tronco, quedandose a descansar un momento. Pero cuando ella pegó su cuerpo al árbol las ramas se movieron estrepotosamente y una lluvia de manzanas maduras atacó a Elizabeth, uno de esos frutos logró noquearla.

Henry quedó abrumado ante la belleza de esta mujer, ¿como era posible que la tuviera tan cerca?
Estaba feliz de verla de nuevo, pero tambien sentia miedo y panico al pensar que ella podia haber muerto por el golpe.

Trató de calmarse, asi que se dijo: "Tranquilo, Henry, todo estará bien" y es que ya era costumbre que hablara consigo mismo al estar tanto tiempo solo como planta.

En la condicion que se encontraba no pudo hacer gran cosa, pero se propuso cuidar a Elizabeth hasta que despertara, porque si, ella aun respiraba.

Asi pasaron horas y se llegó otro día, al amamecer con los rayos del sol sobre el rostro, la doncella al fin reaccionó.

—¿pero donde estoy?— exclamó en susurro.

Su expreson facial denotaba terror.

—Cuidame, Señor— suplicó.

Elizabeth se puso en pie, tomó la canasta que tenia a un costado, guardó unas manzanas de las esparcidas por el suelo y corrió hasta llegar a su pequeña casa.

Y Henry se quedó con las ilusiones rotas.

"Al menos sigue viva" pensó.

¿Cómo le haria para verla de nuevo?

El manzano ◾CuentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora