II

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Por fin escuchó golpear la puerta suavemente. Se levantó de un salto de la silla negra de cuero, se apresuró hacia la puerta y asiendo su pistola de la funda del cinturón entreabrió la puerta.

-¡Por fin has llegado Mike!- Guardó de nuevo su pistola mientras le indicaba que entrase, comprobó que no hubiera nadie en el solitario pasillo- ¿Por qué has tardado tanto?

Mike comprobó su reloj.

-Apenas han pasado quince minutos Jeff, ¿de qué te quejas?

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