—Tu oficina está igual a como la recuerdo —observó con una sonrisa cuando entró por las puertas dobles y lo encuentro con el ceño fruncido detrás de su escritorio.
—Tú estas más hermosa de como te recuerdo. —Sonríe caminando hacia mi y yo suelto una risita cuando llega a mi lado y me atrae a sus brazos.
—¿Ya estás listo o te queda algo por terminar? Puedo esperar. —Beso la comisura de sus labios con una sonrisa rompe caras.
—Guardo unos archivos y nos vamos. —Me besa de vuelta y yo asiento alejándome. Christian sonriente se vuelve a acercar a su portátil y comienza a teclear y a clickear quien sabe que, mientras yo me acomodo en uno de los sillones que tiene a un lado.
Suspiro levemente y cierto los ojos un momento totalmente relajada hasta que escucho el toque de la puerta llamando mi atención y la de Christian.
—Pase —responde Christian apagando el portador y ya tomando su saco del asiento.
Una de las puertas se abre un poco y por ella se asoma la cabeza de Andrea que observa a Christian con cara de circunstancias.
—Señor Grey. La Señora Grey está aquí —habla con rapidez y veo como Christian me mira de reojo y la duda cruza su rostro. ¿Señora Grey?
Antes de que Christian logre siquiera decir una palabra, la puerta se abre en seco sobresaltando a Andrea y por ella entra una mujer de unos cuarenta o cincuenta años muy bella que no deja de mirar a Christian impasible.
—Se puede saber, Christian Trevelyan Grey, ¿por qué no has contestado ninguna de mis llamadas estos últimos dos días? —brama enfadada y rápidamente me siento como una intensa, así que me encojo en el sofá y miro a la pared.
—Mamá... —escucho la voz de Christian avergonzada y hago mi mayor esfuerzo, en verdad que lo hago, para no sonreír y ponerme a reír, pero falló estrepitosamente y una pequeña risita se escapa de mis labios llamando la atención de la madre de Christian. Aún observando la pared siento su mirada clavada en mi.
¿Debería dejar de mirarla ya? Sí creo que sí.
—Oh querida. Hola, mi nombre es Grace, la madre de Christian —se presenta y veo como se acerca a mi incrédula por lo que me levantó del cómodo sofá y me acerco a ella recibiendo un beso en ambas mejilla, los cuál correspondo de la misma manera.
—Un gusto, soy Anastasia, pero dígame Ana. —Sonrió.
—Oh Ana —Me devuelve la sonrisa dejando atrás cualquier rastro de enfado—, disculpa por lo de hace un momento; me alegra enormemente verte aquí. —Le dispara una mirada significativa a Christian que no había notado que se encontraba ya listo a mi lado—. ¿Iban a salir a comer? —pregunta ¿ansiosa?
—En eso estábamos —responde Christian tomándome de la cintura. Me ruborizo como un tomate.
—Si quiere puede venir con nosotros y así habla con Christian —digo al recordar el motivo por el cual a venido.
—Oh, me encantaría acompañarlos. —Sus ojos se encienden como dos árboles de navidad—. ¿Pero están seguros? No quiero estropear su comida estando ahí de entrometida. —Sonríe débilmente.
—Vamos, tengo hambre —se queja Christian dejándole claro a su madre su postura—. Yo escojo el lugar —se apresura en sentenciar cuando apenas abro la boca. Lo miro indignada haciéndolo sonreír de medio lado.
Ni que los fuera a llevar a comer hamburguesas... Los iba a llevar a comer pizza.
Pongo los ojos en blanco pero asiento de mala gana haciéndolos sonreír ampliamente a ambos.
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Susurros de Amor... y del corazón
FanficHay situaciones que escapan completamente de nuestras manos, en la que no podemos hacer nada y solo debemos esperar, ¿pero que ocurre cuando la espera se vuelve larga e indefinida? ¿En dónde tienes que luchar contra el miedo constante que sientes al...