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ChanYeol es tan dulce como la manzana acaramelada de la feria de algún circo por venir, empalaga con sus palabras y con sus costumbres irónicas de ver la vida de colores pasteles.
KyungSoo es tan agrio como el limón sin azucare...
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Posiblemente sería una locura, improbable pero necesitada de que los dedos de ChanYeol apresuraban un mensaje a tales horas de la madrugada, 3:18AM, y el sueño del jovencito de tamaño máximo no aparecía, ni un indicio de querer arropar su dormitar y profundizarlo hasta el otro día. ChanYeol se había inquietado porque aquellas horas eran perfectas para meditar, hacer reflexiones existenciales o simplemente pensar en las absurdas actitudes tomadas en el día a día, pero obviamente esto no pasaría por su mente porque ChanYeol en sí era absurdo e irreversible, su comportamiento lo delataba pero algo que no era de desperdiciar es que rondaba la idea de que su amor empedernido era correspondido.
Las ojeras obtenidas valían la pena porque recordaban el beso que a sus labios tocó, recordaba sensaciones tan vitales que juraba que podía sentir el palpitar contrario.
ChanYeol se rascó la frente, entre cobijas y un rostro iluminado por una pantalla sonreía, porque se atrevía a mensajear a su probable-casi oficial pareja.
ChanYeol: ¿Te puedo llamar...?
ChanYeol no supo en qué momentos sus dedos apresurados escribieron una petición querida, pero esperaba una respuesta. La idea de escuchar la voz de KyungSoo era melodiosa y sincera. Estaba al par con el nerviosismo del rechazo y por aquella razón bloqueo la pantalla de su celular y procuro volverse amigo de la paciencia para saber esperar pero en realidad la inquietud lo comía a bocados tan grandes que se volvía enemigo de la espera.
Estaba vuelto hecho un lío, enredado dentro de sus sábanas, ninguna parte de su estirado cuerpo estaba libre, hasta su rostro se ocultaba entre las cobijas.
Se escuchó la notificación de un mensaje.
Sus ojos que habían permanecido cerrados para tranquilizarse se abrieron y la pantalla de su celular había sido desbloqueada.
Mi KyungSoo<3: Puedes.
ChanYeol no tuvo instante, ni tiempo para marcar el icono del teléfono y esperar la entrada de la llamada.
¿Aló? -Fue ChanYeol quien hablo primero.
Hola, ChanYeol. -La bonita voz de KyungSoo por fin apareció y las mejillas de ChanYeol tomaron color, no eran vistas ni por KyungSoo ni por la inexistente luz pero eso sí, ChanYeol sabia que se había sonrojado.
KyungSoo... -Volvió a hablar, rascando su frente otra vez. Desde aquel día en que se besaron no sabían cómo sobrellevar la situación y no, no eran su primer beso, no eran su primera relaicón pero eso sí se sentía como si lo fuera, por parte de los dos.
ChanYeol, no tienes que sentirte incómodo conmigo. Créeme que es lo último que quiero que sientas cuando estás frente a mí... -La voz de KyungSoo sonaba neutral, sin mucha prisa, casi despreocupada pero dando falsas apariencias porque en realidad KyungSoo estaba alertado tenía aquella indecisión de que quizá ChanYeol no se sentía a gusto con él.
