Epilogo

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Me menee varias veces con el niño en brazos, para que por fin se durmiera. Estaba caga de sueño pero no me podía ir a dormir con él despierto. Me mira con los ojitos sonrientes y no puedo  más que sonreirle, abrazarlo y armarme de paciencia para seguir jugando con él hasta que se quede dormido. Aunque parece que al fin lo hace, así que lo dejo con un increíble cuidado en la cunita y tras darle el ultimo beso de buenas noches vuelvo a mi cama. Desde adentro de las sabanas, él pone su brazo para que me acueste arriba de él y me abriga con la ropa de la cama.

Se lo agradezco, porque estoy muerta de frió.

Y de sueño. Así que lo ultimo que escucho antes de unirme a los brazos de Morfeo es un "Te amo". Un te amo, que por fin, después de casi un año puedo devolverle, un te amo que por fin me encuentro en condiciones de decirlo, un te amo que por fin siento, un te amo que es capaz de arreglar mi vida, un te amo que me demuestra que al fin la soledad no esta detrás de mis ojos.

 El que sean sus ojos lo primero que veo todas las mañanas al despertar me sigue conmoviendo como el primer día, el despertar junto a él me hace día a día la mujer más feliz. Pero hoy, volvía a cambiar todo, esperaba de corazón que para mejor. Porque hoy nuestra vida se volvía patas para arriba de nuevo. Hoy, volvíamos a Chile, porque él había vuelto a ser llamado a la selección Chilena, estaba emocionado, esperaba volver hace tiempo y yo también estaba feliz, feliz por él.

Así que cuando el capitán anunció que habíamos llegado a Santiago tenía un sonrisa en el rostro, porque era feliz. Por fin realmente lo era. Porque estaba a meses de casarme con el hombre que amaba, porque tenía un hijo maravilloso que era luz de mis ojos, porque por fin tenía el empleo que tanto había anhelado, porque al fin mis miedos ya no estaban donde estaban guardados, porque había encontrado una persona que los había quitado corriendo el riesgo de la desgarrará.

Porque ya no soñaba mil veces las mismas cosas.

Ni las contemplaba

Porque ya no las necesitaba.

Cuando llegamos a Juan Pinto Durán con el bebe en brazos, y de la mano todos se acercaron a saludarnos, estaban felices por nosotros, porque sabían lo mucho que habíamos tenido que luchar para estar juntos, porque sabían los tormentosos meses que habíamos vivido, el sufrimiento y la depresión por la que pase la ultima vez que estuve en Chile.

-Hola-. Escucho una voz, me doy vuelta y le sonrió, me alegraba volver a verlo o eso pensaba, porque cuando sonrió mi felicidad se vino abajo, porque su sonrisa seguía siendo mi felicidad. Matias seguía siendo mi felicidad. Creí que no lo amaba, que era feliz pero hoy al verlo y desbloquear todo lo que lo amaba me hacía dar cuenta que no era así y una lagrima estuvo a segundos de caer por mis mejillas.

-Hola-. Fue lo único que logré articular, tenía un nudo en la garganta, uno que hace meses creí haber eliminado pero no fue así. Seguía ahí, solo que anestesiado.

-Yo...Yo iré a cambiar al... al niño-. Le digo a Miiko, quien está hablando enérgicamente con Angelo. Me voy al baño para visitas, que era el que ocupaba las esposas de los futbolistas generalmente. Era tan raro volver aquí. Realmente pensé que todo lo había superado, que iba a volver a mi vida como siempre.

Que estúpida fuí.

Me sigo dictando por cada momento.

Sin darme cuentas que no tiene ningún logro, que no es heroico, todo lo contrario, es algo enfermo

Pero todo sigue igual a cómo me fui, sigo siendo la niña que fingía ser alguien osada y liberal para ocultar mis miedos y mis tristezas, sigo siendo la niña que su mamá nunca quiso, sigo siendo la niña que su papá, su mejor amigo y aliado, había muerto en un estúpido accidente de transito, seguía siendo la niña que no pudo satisfacer a un hombre, la niña que tiene la culpa de la muerte de su padre, que perdió al amor de su vida por no atreverse a luchar. 

Seguía siendo una niña rota, que solo soñaba, que soñaba mil cosas, pero siempre las mismas y eran solo eso, sueños.

Alguien entra y me doy cuenta que es Matias, mi corazón se vuelve loco, igual como lo hizo la primera vez que lo vi, como lo hizo la ultima vez que lo vi y como lo seguirá haciendo porque ahora entiendo que un amor como el que compartimos no se muere, no se abandona, no se olvida. Es un amor que deja marca, para siempre.

Se acerca y sé que lo que quiere hacer pero no me alejó.

Me besa.

Y yo lo sigo, sigo su beso.

Un beso que me llena de felicidad, que hace sentir completa y me doy cuenta por fin, que estos meses que no he vivido con él fueron una ilusión, realmente no estaba viva, solo sobrevivía. 

Ahora siento como la luz llega a cada parte de mi cuerpo.

Y mi mente solo puede repetir una y otra vez una sola cosa.

Solo... Trátame Suavemente.

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Esto si es el final.

Colorín colorado este cuento ha terminado.

Gracias por sus lecturas, sus votos y su buena ondi. Amor para todas ustedes

Trátame suavemente| [Matias Fernández]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora