Capítulo 1

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Miro la pantalla de mi celular por primera vez, luego de dos horas de estar ensayando una nueva coreografía que el coreografo Albert nos había propuesto. Me encuentro sentada en unas de las bancas que yacía en el baño de mujeres de la academia. Últimamente he pasado más tiempo de lo normal ensayando, todos mis compañeros preguntan que me pasa, que si algo esta mal conmigo o si algo esta mal en mi casa que no quiero llegar a ella, pero no es nada de eso. Me encanta estar en este lugar, me encanta conectarme con la música, y con mi cuerpo en cuanto comienzo a moverme al ritmo de cualquier canción. He querido perfeccionarme más, y quedarme más tiempo de lo común ayuda en algo, he estado fallando en unos movimientos que son cruciales en algunos ritmos. Albert me ha corregido varias veces cuando hago un mal movimiento o cuando estoy fuera de ritmo, ademas quiero que mis movimientos sean precisos y equivocarme los menos posible. Esas son algunas  de las razones por la cual me he quedado mas tiempo.

Me levanto de la banca y me acerco a mi casillero, el cual, tiene escrito mi nombre en la parte superior junto con una estrella dorada, sonrío al verla, pasando mi dedo indice por esta, sintiendo la textura del del plástico contra mi piel, aun recordando cuando me la dieron. Era un día cualquiera, como todos los días de mi vida, literalmente. Era un día radiante, donde Albert nos tenia ensayando un nuevo paso que había visto por Internet, y deseaba poder enseñarnos lo que había visto. Luego de estar bastante tiempo imitando los pasos del coreografo muchos de mis compañeros se quejaban al no poder realizar el paso mas fácil de todos, incluso para mi lo era, cosa que llevaba menos tiempo en esto que ellos. Albert volvió a marcar los pasos nuevos  una y otra vez, mientras yo los veía desde un costado como todos se esforzaban por hacer lo mismo. Luego me hicieron bailar sola, cosa que no dude, entonces hice los mismos que hace un momento, causando que todos me aplaudieran al unisono. En ese preciso momento fue cuando me dieron una estrella, bautizandome como la pequeña estrella

Abro el casillero sacando mi pequeño bolso, guardo mi celular dentro de este y lo cuelgo en mi hombro derecho, para ultimo cerrar el casillero y salir de los baños. Aferro más mi mochila a mi cuerpo para salir de la academia y acercarme al paradero del autobús que se encontraba cerca.

 — Pronto tendré mi auto, sólo aguanta un poco mas, Elisabeth.— Me digo a mi misma, mientras me sentaba en el paradero. Luego de unos quince minutos de estar esperando por el medio de transporte que me llevaba a casa subo a este luego de pagarle al conductor y sentarme en el tercer asiento junto a la ventana, dejando la mochila en mis piernas es mi lugar favorito, incluso podría pelear por el si me lo quisieran ganar.

Suspiro apoyando mi frente en la ventana para así observar las calles de Los Ángeles. La cuidad de noche es maravillosa, y más por los faroles que se encontraban por todos lados iluminando las calles y quedar fascinada. Las tiendas le daban ese toque de vida a la cuidad, gente que iba y venia por las largas calles, niños riendo y jugando por cada tontera. Sonrío, cerrando los ojos, me encantaba mi cuidad.

  — ¿Señorita, disculpe?

Abro mis ojos enseguida al escuchar la voz de un hombre, me reincorporo pasando unas de mis manos por mi frente, encontrándome con el dueño de aquella voz, se trataba del conductor que tenia medio cuerpo girado hacia mi, mirándome.

 — ¿Si, dígame?— Frunzo el ceño, esperando alguna respuesta de aquel robusto hombre.

  — Es la ultima parada...— Responde algo incomodo.— ... y usted aun no baja.

  — ¿Que?— Musito, girando mi cabeza hacia atrás, buscando algún otro pasajero, cayendo en cuenta que era la única en aquel lugar, junto al conductor. Abro mi mochila sacando mi celular, lo desbloqueo, miro la hora 21:30. — Oh, creo que me he quedado dormida, lo siento.— Dicho aquello me levanto del asiento y paso por al lado del regordete, bajo los tres escalones del autobús, murmurando un gracias. Me mantengo parada al frente a la carretera, viendo como el autobús se movía de su lugar, alejándose cada vez mas, perdiéndolo de vista. 

VIDAS OPUESTAS #PGP2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora