Capítulo 20

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POV Ciel.

¿Cuánto tiempo habría pasado ya desde que le vi marchar por esa puerta? ¿Realmente se fue, sin decir nada? ¿Sin reclamar nada? ¿Un demonio rindiéndose tan fácil ante un simple humano, que... ya ni si quiera tenía el poder para mandarle? Parecía una mentira, una muy buena mentira. 

Si bien mi vida era más tranquila ahora, debía admitir que de cierta manera lo extrañaba. No me era fácil asimilarlo, claro que no. Pero siempre he sido un maestro en la mentira, y esta vez no iba a ser la excepción. Ante Tanaka y el resto de los sirvientes, era el mismo Ciel Phantomhive que se fue.  Pero muy en el fondo, no me reconocía. Algo me faltaba y ese algo era Sebastian.

-Joven amo, no ha probado bocado desde que se sentó a la mesa, ¿no tiene apetito?- Preguntó el abuelo un poco preocupado. Negué 

-Sólo que... aún no me acostumbro a llevar una vida sin peligros.- le miré de reojo y él sonrió ligeramente. 

-Ya veo...- colocó su mano sobre mi cabeza- todo es cuestión de que el tiempo haga de las suyas, y pronto será ese niño a quien el Amo Vincent cuidaba con uñas y dientes.- Suspiró y despeinó ligeramente mi cabello.- Si me disculpa, tengo que ocuparme de otras tareas.- Hizo una reverencia y se fue. 

Me quedé solo en el comedor, todos estaban ocupados en sus tareas. A veces en ocasiones así, extraño a mis padres. Una lágrima surcó mi mejilla. Suspiré pesadamente, me levanté de la mesa, y me dirigí hasta mi habitación. Una vez que estuve tirado en la cama, abracé mi almohada y el llanto salió por sí solo. 

No había día que no hiciera lo mismo desde que él se fue. Yo le había pedido esto, fui yo quien decidió que se alejara. Entonces, ¿Porqué me dolía tanto? Traté de contener los sollozos y me senté pegando la espalda a la cabecera de la cama, abrazando mis rodillas. 

-¿Joven amo?- Susurraron fuera de mi habitación después de tres toques a la puerta.

-Adelante.- limpié rápidamente mis lágrimas, no era la primera vez que alguno de ellos me veía llorar, pero no quería continuar mostrándome débil ante ellos.- ¿Qué sucede, abuelo?- fingí una sonrisa y el me miró compasivo, pero no mencionó nada al respecto. Se aclaró la garganta y dijo:

-Le esperan en la puerta principal, joven amo.-

-No quiero ver a nadie, Tanaka.- me alcé de hombros y recargué la cabeza en la cabecera. 

-Yo creo que esta visita le hará bien, aunque si insiste, le diré que no quiere verlo.- sonrío comprensivo. 

-¿Me hará bien? ¿Quién es?- pregunté confundido.

-Se trata de... Sebastian.- algo en mí se detuvo un momento, y segundos después comenzó a latir de manera desmesurada.

-¿Ah si? ¿Qué quiere?- fingí desinterés 

-No lose, ha dicho que quería hablarlo con usted, ¿Bajará o le digo que se encuentra indispuesto en este momento?- Suspiré profundamente y mordí mi labio inconscientemente.

-Dile que en un momento bajo.- Asintió y salió de la habitación. Me levanté rápido de la cama y me encaminé hacia el cuarto de baño, necesitaba lavar mi rostro y quitar rastro alguno de las lágrimas. Cuando me sentí listo, bajé. Antes de llegar al final de la escalera, vislumbré su silueta. Se encontraba de espaldas a mí, aparentemente hablando con otra persona. Unas inmensas ganas de correr y abrazarlo surgieron, apreté mis puños conteniéndome.

-¿Sebastian?- murmuré, aclarando mi garganta. Él giró sobre sus talones, una sonrisa encantadora apareció en su rostro y sentí que el aire me faltaba.

-Ciel...- se acercó unos pasos, mismos que yo retrocedí.

-¿Qué necesitas?

-vengo a hablarte, disculparme y decirte frente a frente que, Voy a luchar por ti.- un jadeo escapó de mis labios y corrí de nuevo hacia mi habitación. 

No me volvería a mostrar tan frágil ante él. Ya no. 

~Una Última Vez~ <Finalizada>Donde viven las historias. Descúbrelo ahora