Capítulo 4

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20 de agosto del 2008

Luna, ahora mama forma parte de tus estrellas, cuídala mucho. El amor que no le pudimos dar cuando estaba aquí, dáselo tú con tu bella y preciosa luz cuando te acompañe a iluminar cada noche de los enamorados.

Dile que la extraño con todo mi corazón, que nunca la dejaré de amar. Qué estoy tan agradecido con ella por todo lo que luchó, y se esforzó mucho conmigo en años anteriores, estará muerta en este mundo pero no en mi corazón. Que jamás le dejaré de agradecer por qué aunque me trataba mal, siempre la adoraba porqué era una mujer que nunca caía, y cuando lo hacía en más de lo que canta un gallo, se levantaba para una nueva batalla.

Trata de que cuando tú la veas, al lado tuyo o lejos abrázala y llénala de amor, confianza y seguridad para que allá no se sienta sola como se sintió aquí en este miserable mundo. Si la luz de su estrella no brilla, dile que aquí tiene un hijo que desea con todo su corazón verla brillar y no apagarse.

Ahora me encontraba parado en la cima de la montaña y no en la piedra gris polvorienta.

«Regresarás, estoy seguro de que regresarás.»

regresarás a mi vida mi querida luna, estoy
seguro que siempre estaremos juntos para toda la vida. Por qué estaremos tú, mi madre y yo sin que la distancia nos separé.

- "Dame una vida... Una sola vida junto a ti, y juro que te haré feliz"

Pasó una estrella fugaz que deslumbró el cielo oscuro sin vida para darle vida a algo que nadie pensó que iría a pasar.

«Lo único que puedo pedir de deseo, es qué muy pronto pueda ser parte de esas pocas estrellas que están junto a mi hermosa y querida luna.»

Y el deseo se cumplió, él formó parte de las estrellas con el amor de su infancia, con su querida y amada Luna.

Querida LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora