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Él se había convertido en alguien frío, apático y que casi no conversaba

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Él se había convertido en alguien frío, apático y que casi no conversaba.

Por sus expresiones podía deducirse que no le importaba nada de lo que sucediera a su alrededor...

Me había quedado observándolo a la distancia, sabía que debía acercarme, pero solo estaba ahí, sentada en un banco en medio del parque, viéndolo. 

Su semblante estaba serio, sus labios rosas tan firmes y bien formados dibujaban una fina línea en su rostro.
Llevaba sus característicos lentes oscuros ocultando sus hermosos ojos color cerúleo —que siempre me habían encantado—, sus cejas negrísimas estaban fruncidas y apretaba su bastón de hierro con sus dedos.

A pesar de eso seguía viéndose hermoso, porque así era él, Axel Alexander.

Nerviosa me levanté, dispuesta a cumplir con mi objetivo; sólo para verlos había ido hasta allí, pero no entendía por qué no estaba Joshua con él, se supone que nos reuniríamos los tres. Y él y yo ya no éramos amigos.

A pesar de mi constante lucha Jazmín no se había descuidado ni por un segundo de aquel diario que tantos secretos contenía y que ellos me habían pedido que trajera, pero no había tenido oportunidad para tomarlo.

Me senté a su lado.

—¿Josh? —cuestionó, pero al notar mi silencio hizo una mueca de disgusto—. Está reservado —murmuró sin saber si quiera que era yo.

Josh, era su mejor amigo y la segunda persona más incomprensible que podrías conocer, la primera era él. 

Pero Josh estaba desaparecido.

Hacia dos días que la policía lo buscaba.

—Yo...

En su rostro se figuró la sorpresa.

—Oh, eres tú —susurró, restándole importancia y frunciendo aún más sus cejas—. ¿Qué haces aquí?

¿Cómo podía ser tan lindo y al mismo tiempo tan... Insoportable? 

Justo allí recordé que el aspecto físico era algo muy distante de la personalidad.

Y él me hacía dudar, con su falta de sensibilidad y con su recientemente adquirido desinterés por la vida, no podía acostumbrarme a él de esa forma.

—Josh me dijo que nos veríamos aquí —Ignoré todo lo anterior—. ¿Tú cómo estás?

Él ladeó la cabeza y respiró tranquilo.

Noté como se esforzaba por sonar tolerante, pero al contrario, pareció cansado de mi presencia:

—Estoy sentado, Collings.

Solté un ruidito hastiada.

—¿Por qué tienes que ser así? Estoy intentando ser amable contigo y te comportas como un idiota.

—Seh —Fue todo lo que dijo relamiendo sus labios y pasando una de sus manos por su cabello color azabache, se veía tan hermoso. 

Cerré mis ojos suspirando tratando de contenerme.

—Bien, Axel, como prefieras. Te dejo solo —Me levanté dispuesta a irme.

—Ese era mi plan desde el principio —Me detuve, conteniéndome las ganas palpitantes de gritarle, sentía como mi pecho comenzaba a quemar dentro de mí por el enojo que me producía sentirlo así, ese no era él. 

—En serio, estoy odiando que te portes así.

—Uh huh.

Apreté mis puños, pero lo entendía, sabía que él solo se estaba protegiendo. Yo también lo había hecho.

—Deberías irte, Collings, pareciera que te estoy obligando —Permaneció en silencio unos segundos, sus cejas negrísimas se elevaron y chocó suavemente el bastón contra el suelo—. Pero, ya que estamos, si muere Josh será culpa tuya.

Contuve mi aliento, y luego soltándolo lentamente volví a sentarme a su lado perdiendo toda mi dignidad. 

Sabía que no quería estar solo, pero era demasiado orgulloso para admitirlo.

Él me necesitaba, tanto como yo lo necesitaba a él.

—No entiendo cómo pretendes que la gente se quede a tu lado, si las tratas de este modo.

Él sonrió sarcástico. 

—No le he pedido a nadie que se quede conmigo.

Miré el suelo.

Ambos nos quedamos en silencio mientras el viento nos envolvía, su aroma a perfume de limón me distrajo por unos segundos, y di un respingo cuando escuché su voz.

—Supe lo de tu hermana —comentó con tranquilidad.

—¿Qué? —Lo miré confundida, eran tantas cosas que no sabía cuál de todas en especial, muy a mi pesar suponía que lo del viernes—. ¿Qué escuchaste?

—Que te enamoraste de su novio —murmuró, y sentí mis mejillas arder y la vergüenza inundar mi cuerpo, en ese momento comencé a comprender su hostilidad.

Me encogí de hombros restándole importancia, aunque luego me sentí rara, él no podía verme.

—No estoy enamorada —Mordí mi labio—. Eso no es amor. Sólo fui una tonta; eso es lo que todos piensan.

Él elevó una de sus cejas.

—Quizá —consintió, sonriendo con ironía.

—¿Por qué me dices eso? ¿y qué significa esa estúpida sonrisa? —Fruncí el ceño mientras lo veía encogerse de hombros.

—Da igual lo que crean los demás —Metió la mano en el bolsillo de su chaqueta negra—. Mejor preocúpate por esas cosas que ocultan los que están a tu alrededor. Después de todo, eso es lo que va a destruirte.

Me tendió una fotografía con dos mujeres a las que les habían eliminado la cara, tal vez con una llave o con un cuchillo, rubísimas y delgadas, vestidas completamente iguales, ambas con vestidos rojos, paradas a cada extremo de un hombre trajeado que conocía a la perfección, se trataba de mi abuelo. El miedo y la confusión inundaron mi cuerpo.

🌟 Frans 🌟

¡Si has llegado hasta aquí y te interesa continuar, te has ganado una pequeña parte de mi corazón!

Es una hermosa novela de amor juvenil, llena de secretos.

Para aprender a descubrir emociones, superar traiciones y entender cómo encontrar nuestra la luz.

Los ojos también mienten © #1 [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora