Capitulo 6

69 2 0
                                    

14/01/2020. 4:30

Arthur:

Olía a café molido y a madera mezclado con el agradable olor del queso al derretirse entre los dos panes. La tripa del chico rugía desesperada desde que la camarera dejó el plato sobre la mesa, pero él no había probado bocado.
Tener hambre pero no apetito era, sin duda, una de las cosas más frustrantes que le podían pasar, ya que adoraba comer. Sin embargo sus tripas se habían cerrado con doble nudo y se sentía incapaz de probar bocado.
La cafetería estaba abarrotada y, tras los cristales empañados de la discreta ventada, Arthur podía ver a la gente huir de los copos de nieve como si fuesen de ácido. La nieve es preciosa siempre que no vivas allí. Cuando la ves todos los días acabas odiandola.

Miró al reloj por décimo quinta vez y se sintió estúpido al ver que las manecillas de este se habían pasado de hora. Suspiró y empezó a meditar como salir de allí sin parecer un estupido al que han dejado plantado. Para empezar nunca debería haber acudido, pero la curiosidad había sido más fuerte.

Unas horas antes, Arthur salía de la comisaría de policía con ganas de asesinar al Guardia Civil que le había atendido. Había ido con la inocente intención de averiguar que es lo que sabían, ya que le extrañaba que, sabiendo que había sido testigo no le hubiesen tomado de declaración. Sin embargo, casi de un día para otro, el mundo entero parecía haberse olvidado de Kaila.

Los periódicos no hablaban de ella, la policía no investigaba el caso y a nadie parecia importarle el asesinato misterioso de una joven todavia más misteriosa.
Le pegó un fuerte puñetazo a la pared de la callejuela, odiaba que le tratasen como a un niño.
El móvil sonó en su bolsillo con el politono de Alex, más conocido como el chico de anoche al cual no iba a contestar. No recordaba haberle dado su numero, probablemente las cosas se habían desmadrado un poco. Sacó el teléfono del bolsillo para colgar la llamada y entonces un trozo de papel planeo desde sus pantalones hasta el suelo como un ala delta.
Arthur nunca guardaba cosas en sus bolsillos, era demasiado obsesivo con la limpieza como para hacerlo. Odiaba cuando se olvidaba alguno y volvía de la lavadora como una masa dura y sin forma.
Por un momento se planteó la prosivilidad de dejarlo ahí, en el suelo, pensando que probablemente fuese de Alex, pero la curiosidad fue mas fuerte que su indiferencia. Se agachó y agarró el papel a cuadros mal doblado. No inspiraba demasiada confianza, pero lo abrió. Se sorprendió al ver que solo había una frase escrita en naranja.

"La Cafetería, 4:30"

Su corazón le pegó una patada con ganas a sus costillas y el bello de la nuca se erizó.
¿Quien sería ? La solución lógica era que había sido una chica tratando de entrarle, ¿Una ex tal vez? Pero otra parte de su maldito cerebro le decía que tal vez fuera algo más. Que a lo mejor, si alguien le había oído hablar de ella... Quizá alguien metido en todo eso...
Sacudió la cabeza. No poda dejarse llevar por aquellas tonterías. Iría solo para satisfacer su curiosidad, pero no con ideas equivocadas.
Alzó la mirada para clavarla en el cartel de la cafetería, al otro lado de la calle. Estaba atestada. ¿Cual de todos ellos seria el dueño de la nota?

14/01/2020. 4:30

Adam

-Esta bien, aquí hay un par de normas que me gustaría dejar claras.-Empezó Adam mientras colocaba himanes en las esquinas del papel para que se pegase a la puerta de la nevera.

-¿Normas? No me fastidies.

La chica estaba tumbada boca abajo en el sofá con sus enormes botas de plataforma.

-Es mi casa, y tienes que seguir las normas.

-¡Voy a pagar el alquiler tambien!-Se incorporó de golpe y el chico pudo ver toda la sangre de su cabeza concentrada en las mejillas y frente de ella.

Quien mató a KailaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora