[Saga ' Sangre Celestial']
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H E D A
La heredera perdida.
Los Malfoy son una familia aristocrática y sangre pura que durante siglos fueron educados por estrictas reglas para conservar la pureza en su sangre.
L...
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Desde que tiene uso de razón, Heda siempre fue la consentida de su padre, todo lo que ella quería lo obtenía sin ningún esfuerzo, por eso cuando su padre se negó a cambiar su decisión de transferirla a Hogwarts la dejo sorprendida sin poder discutir por ello y tampoco es como si hubiera podido si quiera replicar dos veces. Lucios Malfoy es conocido por poseer un carácter fuerte y cualquier cuestionamiento a sus métodos era una muerte segura.
Estaba furiosa y no se molestaba en disimular, su hermano Draco la miraba con una expresión burlona lo cual no mejoraba su ánimo.
—No entiendo por qué estás molesta —comento acomodando su corbata—, antes morías por asistir a Hogwarts
—Eso fue antes de que hiciera amigos y conociera a Vladimir —contesto Heda con mala cara. Soltó un sonoro suspiro y se sentó en la silla frente a su tocador para acomodar su melena rubia.
Draco rodó los ojos. —Tus amigas son mayores que tú al igual que tú casi novio —contesto con desdén—. Además, Hogwarts es genial, más que tú escuela de princesas —se burló.
—Lo entenderías si tuvieras amigos —respondió Heda con una sonrisa dulce, pinto sus labios de un tono cereza para hacerlo resaltar.
—Tengo amigos —se defendió Draco rápidamente ofendido—. Más de los que tú tienes.
—Draco, querido, no importa el número de tus amigos si cuando los necesitas no estarán ahí —se giró a mirarlo con una sonrisa enorme—. Repito, si tuvieras amigos lo entenderías.
Draco bufo. —En fin, tendrás que asistir a Hogwarts como papá ha ordenado —sonrió con malicia—. Tendrás que despedirte de tus amigos en un rato.
Heda frunció los labios con disgusto. Esa noche había una celebración por el aniversario de casados de sus padres y muchos allegados a la familia asistirían, entre ellos sus mejores amigas y su mejor amigo: Vladimir.
— ¿Sabes? Me tendrás en la escuela, cerca de ti —lo miro burlona—, si fuera tú me andaría con cuidado, dudo que quieras que tus amigos se enteren de tus vergonzosos episodios.
Draco abrió la boca indignado. —No te atreverías...
— ¿Quieres apostar, Dragón? —respondió Heda de forma dulce.
—Y te dices ser mi hermana —farfullo Draco por la bajo.
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Había muchas personas, la mayoría ni siquiera eran rostros conocidos para Heda y antes de que sus padres quisieran presentarle algún distinguido funcionario del ministro de magia, se escabullo. No estaba de humor para comportarse como usualmente lo hacía.
