N°2

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Estube esperando a que llegara esa luz que siempre aparece en las películas y en los libros, en donde te vas al cielo y eres feliz por el resto de tu muerte, por así decirlo, pero simplemente no llegó, no sabía que tenía que hacer o que pasaría ahora así que sólo me puse a caminar. Era todo tan bello, nunca me había detenido a mirar las calles y ahora que la gente no me miraba como si fuera un bicho raro o se daba vuelta para criticarme puedo disfrutar de todo esto, la gente solo pasaba de mi, a excepción de un chico, era de estatura media, tenia el pelo negro muy oscuro y unos ojos pardos almendrados, era atractivo, pero de una forma muy peculiar, llevaba un libro en la mano y era como cualquier chico promedio, pero... me llamó mucho la atención. Estaba sentado en la banca de una plaza mirándome fijamente, miré hacia atrás para ver si había alguien más ahí pero yo era la única, lo miré y lo saludé con la mano, él se sonrojo y agachó la cabeza, estaba demasiado confundida porque supone que nadie podía verme, ¿no? Consideraba bastante extraño que el fuera el único que si me notaba. Me acerqué hasta donde estaba y lo vi moverse algo incomodo, entonces lo saludé.

--Emm hola
--Ho-hola
--Soy Skylin
--Me llamo Tómas-- dijo agachando la cabeza con las mejillas coloradas
--Es un gusto Tómas-- el asintió y siguió leyendo
--¿Que lees?
--ah si eh se-se llama mi corazón es tuyo-- yo lo mire algo extrañada porque no era muy común que un chico leyera esa clase de libros
--Lo tengo que leer para la escuela-- ah claro, bueno eso tiene mas sentido.
--¿Te puedo hacer un pregunta?
--si, yo.. si claro -- es muy raro que yo diga esto pero él es demasiado adorable.
--¿Cómo puedes verme?
--¿A que te refieres?
--A que como haces para verme si estoy... bueno yo estoy... pues
--¿Muerta? -- lo miré sorprendida, el lo sabía y no tenía miedo
--Si, bueno los demás no pueden verme ¿por que tu si?
--Oh, no lo sé, la gente no se fija en cosas raras o diferentes, yo soy raro y diferente, tal ves por eso te puedo ver, no es la primera vez de todos modos
--Yo no creo que seas raro
--Pero no me conoces
--Aun así, no creo que lo seas
--¿Lo dices enserio? --dijo sorprendido
--Claro que si.

Ese fue el comienzo de una linda amistad, yo iba todos los días a las 4:15 a esa banca y él llegaba cinco minutos después que yo, hablábamos de todo un poco, incluyendo nuestras vidas o en mi caso lo que habia sido de ella, lo fui conociendo cada vez más y tengo que admitirlo, le fui agarrando bastante cariño a Tómas.

Más Allá De Las NubesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora