N°4

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Mi pecho dolía y demasiado, no podía creer que me estuviera diciendo eso, no fue mi culpa que lo molestaran de nuevo, yo en serio no quería, pero ya no aguanto, él tiene razón, soy una maldita depresiva que se cansó de pelear, una lágrima corrió por mi mejilla pero él no hizo nada, sólo me miró.
--No quiero volver a verte-- se dio vuelta y se marchó, eso fue lo más doloroso, sus palabras retumbaban en mi cabeza haciendo que me sintiera cada vez peor, no quiero volver a verte... no quiero volver a verte... no quiero volver a verte... ¿será verdad? ¿En serio no quiere volver a verme? Sí, sus palabras me dolieron mucho pero me dolerá más dejarlo, sé que lo conozco hace poco pero desde ese día que lo vi ha sido mi único y mejor amigo, lo quiero demasiado, es todo para mí, con su perfecta sonrisa y sus mejillas sonrojadas, con su forma tan tierna de hablar y esos cumplidos que enamorarian hasta a la chica más fría.
--¿Qué hago yo sin ti?-- no podía dejar de pensar en lo que dijo, necesitaba distraerme, empecé a caminar con un lugar en mente, iría a ver a la única persona que siempre me entendió. Llegué a mi antigüo colegio y seguí caminando hasta que llegué a mi antigüo salón y ahí la vi, Christin estaba ahí con ellos, mi mejor amiga junto con los chicos que me hicieron la vida imposible, con esas chicas que se burlaban de mí y ahora se reían todos juntos, yo no quería ver eso por lo que estaba dispuesta a marcharme pero me sorprendí cuando escuché mi nombre.
--Oh vamos, Skylin nunca hacía nada por ella, a la muy tonta le gustaba llamar la atención.
--No hables mal de ella Jackson-- dijo Christin, eso hizo que se me saliera una pequeña sonrisa pero se esfumó de inmediato.
--Vamos Christin no empieces de nuevo, no tiene caso que la sigas defendiendo, ya está muerta no te necesita-- noté como Christin se entristecía un poco pero cambió su cara de inmediato.
--Si, tienes razon, ya no vale la pena, ella ya no esta y no necesito llevar un peso encima.
--¡Así se habla!-- Joaquin levantó la mano para que Chris la chocara y así lo hizo, eso fue la gota que rebalsó el vaso, salí corriendo de ahí mientras lloraba a mares, corrí y corrí sin saber a donde iba, hasta que paré porque ya no podía más y me di cuenta de que estaba cerca del cementerio, tal vez es absurdo pero me serviría hablar conmigo misma.

Más Allá De Las NubesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora