Sara; miedo | La Melliza De Ron 2 | #wattys2019

2. El escape en un auto volador

Respiré aliviada al divisar la pequeña cara paliducha de Harry.

Parecía estar bien, sin ningún moretón o daño grave en él. Sonreí bobamente al imaginar que Harry era el que había hecho algunas maldades a su primo Durdley tal y como le había recomendado una vez en Hogwarts,  la borre al mirar los barrotes que estaban al rededor de su ventana, casi como si fuera un prisionero. Ron que era el más cercano a la ventana me tapaba por completo, impidiendo que Harry pudiera verme al hablar

—¡Ron! —exclamó Harry sin notarme, dando algunos pasos cerca a la ventana sin poder abrirla para poder hablar bien con él a través de la reja— Ron, ¿cómo has logrado...? ¿Qué...? ¿Sara?

Me había asomado detrás de Ron, hoy en día era un poco más alta que él, sólo cuando estábamos parados, por que sentados, eso era otra historia —¡Azabache! —Salude pero Harry se quedó boquiabierto y olvido responderme. Sonriendo a Harry desde los asientos delanteros, estaban mis hermanos Fred y George

—¿Todo bien, Harry?— lo saludaron de igual manera, pero ni a mi ni a ellos le respondió

—¿Qué ha pasado? —preguntó Ron tratando de que Harry dijera algo y cerrara la boca — ¿Por qué no has contestado a mis cartas, ni a las de Sara? Y créeme debiste hacerlo—Ron se acerca más a él para susurrarle algo que de todos modos alcance  a escuchar—ella se ponía muy histérica 

Golpee a Ron antes de intervenir —Te hemos pedido unas doce veces que vinieras a casa a pasar unos días, y luego de repente mi padre vino un día diciendo que te habían enviado una notificación oficial por utilizar la magia delante de los muggles— termine de hablar por mi mellizo. Harry seguí mirándonos asombrado, un poco harta le tire una bola de papel que reboto en la ventana, pero hizo que reaccionara 

—No fui yo — fue lo único que respondió 

— Eso pensé— le dije de la misma forma

—Pero ¿cómo se enteró? 

—Trabaja en el Ministerio —contestó Ron— Sabes que no podemos hacer ningún conjuro fuera del colegio

—¡Tiene gracia que tú me lo digas! —repuso Harry, echando un vistazo al coche flotante, en el que habíamos venido a rescatarlo, ahora tenía sentido su cara de bobo

—¡Esto no cuenta! —explicó Ron rápidamente 

—Mira, sólo lo hemos tomado prestado—trate de explicarle para que no pensará cosas que no eran, como que eramos algún tipo de delincuentes, aunque tal vez si lo eramos... — Es de mi padre, nosotros no lo hemos encantado. Pero hacer magia delante de los muggles con los que vives... —intenté bromear pero se lo tomo muy enserio

—No he sido yo, ya se los he dicho..., pero es demasiado largo para explicarlo ahora. Mira, puedes decir en Hogwarts que los Dursley me tienen encerrado y que no podré volver al colegio, y está claro que no puedo utilizar la magia para escapar de aquí, porque el ministro pensaría que es la segunda vez que utilizo conjuros en tres días, de forma que... 

—Deja de decir tonterías —Lo interrumpimos Ron y yo al mismo tiempo 

— Hemos venido para llevarte a casa con nosotros—lo hicimos otra vez

— Cuando hablan al mismo tiempo, es terrorífico— dijo Harry y desde a delante del coche escuche la risa de los gemelo, rodee lo ojos un poco indignada

— Sólo deja que te rescatemos de tu prisión personal, al menos que quieras quedarte aquí —comenté con sarcasmo

— Como si fueras a permitir eso— murmuro Ron